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¿Alguna vez has sentido que te dan la espalda sin ningún sentido aparente?...

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Sentía como el agua me llegaba a los tobillos, el aire rebotaba en mi cara de una forma tan suave y linda que no pude evitar pensar que coño hacía allí; la luz de la luna...tan fuerte y hermosa, como si de una luz contemporánea se tratase, pero a diferencia de la luz artificial, esta no desprende calor; más bien...un amplio aire de soledad, un amplio aire de frialdad.

Caminé más hacia adentro del mar, el agua ya en mis rodillas; tan fría, seguí caminando, el agua ya hasta mi cintura, la marea se movía tanto que me costaba mantenerme de pie allí.

Sintiendo el frío de aquél lugar, cerré mis ojos para concentrarme aún más en el viento, el sonido de las olas, el tintinear de las iglesias, el sonido de las gaviotas, se sentía como el cielo. Definitivamente mañana cogería un resfriado, pero, necesito esta experiencia, antes de hacer aquello...

Me solté el cabello y dejé que la brisa hiciera lo suyo, tan hermoso, tan fresco, tan divino, ¿por qué el ser humano arruina lugares así de hermosos?.

Puse mi mano en mi nariz, para apretarla y aguantar la respiración, me hundí en el mar tratando de no ser llevada por la corriente; el agua ya había cubierto toda mi cabeza, abrí los ojos para cerrarlos inmediatamente por aquella sensación de ardor debido a lo salado del mar, "que frío", fue lo único que pude pensar, pero, esa sensación, ya era típica.

Salí rápidamente de la marea, me estaba quedando sin aire, si, únicamente por eso, de ser por mi, me quedaría allí hasta que amaneciera; miré hacia la luna, y lo único que pude hacer fue llorar.

Demonios, no he hecho más que llorar los últimos meses.

Salí de aquél frío pero cálido lugar, agarré mi mochila que había dejado en la arena, me puse mis zapatos, y caminé con rumbo a casa; la gente me miraba raro por estar con toda la ropa empapada, pero qué más da, ya es normal para mi tener miradas que me juzgan.

Llegué a casa, apenas lo hice mi madre me comenzó a regañar.

"¡¿Por qué llegaste tan tarde?!, ¡me tenías preocupada!, ¿por qué...tienes la ropa mojada?"

Odiaba que fingiera preocupación, únicamente piensa en si misma, estoy segura, si me pasara algo ella tendría que ver, por que es mi "tutora", dios, como odio las leyes.

"Sólo fui a meterme al mar; nada importante"

No quería seguir hablando con ella, simplemente, fui directo a mi habitación, mi madre me estuvo hablando mientras me seguía, pero no la escuché; me encerré en mi habitación y moví la estantería de ropa para ponerla encima de mi puerta; no quería que me molestaran.

Me quité las prendas mojadas y las dejé en un cesto, me puse el pijama y me lancé a mi cama; utilicé la computadora un rato para despejarme un poco, pero, este pesar no se va, bah, que da igual, a nadie le importa, ni siquiera a mi misma; doy tanto asco.

Dejé la computadora a un lado, y me tapé la cara con una de mis almohadas; ¿por qué llegué a tal extremo?, comencé a sollozar, las lágrimas no tardaron en salir, lancé la almohada a un lado, de pronto los sollozos pasaron a llanto en su misma palabra, no me podía detener, posé mis manos en mis mejillas tratando de secar mis lágrimas, aquí fue donde los llantos pasaron a gritos y comencé a arañarme la cara, me odiaba, me odiaba tanto, comencé a abofetearme, y arañarme con más fuerza mientras seguía llorando, maldita sea, luego de un rato me detuve, dios, que pensará mi madre...me levanté, y mire por la ventana, heh, la luna todavía se podía ver, tan tranquila allí arriba, tan brillante, acompañada de tantas estrellas...nunca está sola, que deseos de ser como la luna. Mis pensamientos se esfumaron al escuchar que mi padre había llegado a casa, mierda.

Pasé un rato mirando el techo blanco de mi habitación, mientras me tronaba los dedos de la mano, ¿pensando en qué?, pues la verdad no lo sé. Me paré de la cama y moví el estante para poder ir al baño, luego, bajé lentamente, sin hacer ruido, iba a abrir la puerta de la sala de estar cuando empiezo a escuchar sollozos.

"Dios que hicimos mal..."

"Tom, sabes que no es su culpa, sabes bien que tiene-"

Escuché una bofetada

"QUE TRASTORNO LÍMITE NI QUE NADA!, sólo es una estúpida que no ha madurado."

"No seas egoísta Tom, sabes que no está bien, sabes que no lo está."

"¿Por qué no habría de estar bien?, tiene un hogar, familia, buena condición económica, amigos, una escuela buena, un camino lleno de becas para la universidad, y aun así, tu mierda de hija, no agradece nada!"

"No hables así Tom...ella también es tu hija."

"No, claro que no lo es."

Quité la mano de la perilla tiritando por aquellas palabras, la verdad, sé bien que no les importaba a mis padres, pero, de alguna manera, aquello me dejó sin palabras, no sé por qué.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos, pero estos fueron abrumados por un fuerte golpe, entre abrí la puerta para mirar...era mi madre quien le había pegado a mi padre, bueno, supongo que no es mi padre, el mismo lo dijo.

"Esto es por mí, y por mi hija, se nota que eres un ignorante y un imbécil."

Seguido de eso mi padre se disculpó, cerré la puerta y volví a mi habitación, esta vez dispuesta a dormir, iba a cerrar la puerta cuando escuche un sonido.

"Meow"

Heh, era la regalona de mi madre, Bella era su nombre, siempre me alegraba en momentos en que los necesitaba, tan tierna y tan pequeña, me agaché para acariciarle y esta cedió, cerraba sus pequeños ojos y ronroneaba, me levanté y le dije buenas noches, puede que sea un gato y no me entienda, pero decir eso me tranquiliza, de cierta manera.

Me arrojé en mi cama, y cerré mis ojos, mañana todo acabará.



                                  lo prometo.

Está FríoWhere stories live. Discover now