C4: Las Vélez.

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—¡Creo que es momento de irnos!—decidió Milo poniéndose de pie. Valentina lo miró un momento, le ofreció una pequeña sonrisa y cuando le tendió su mano para ayudarla a ponerse de pie la tomó de inmediato.
Ignoró la sensación extraña que recorrió su cuerpo entero. Había leído los suficientes libros como para saber lo que eso significaba pero no pensaba decirlo.

Valentina Vélez estaba completamente consciente que cuando el fin de semana terminase y su hermano y cuñada volviesen de su viaje: ella tendría que volver a la realidad. A su realidad.

Aviones. Tutús. Presentaciones. Entrevistas. Una vida lejos de todas las personas que amaba haciendo lo que más le gustaba en la vida y renunciando a ser parte de esas personas también. Una vida bastante ajetreada para alguien de su edad. 
Alguna vez le habían preguntado durante una entrevista que era lo que más echaba de menos y sin dudarlo un solo segundo ella había dicho que definitivamente a su familia y su casa. Lo que no había dicho era que también echaba de menos ser una chica con una vida normal. Ir a la universidad; salir con sus amigas, pasar el rato con su sobrina tirada en el sofá viendo las películas animadas que Leyre amaba y comiendo palomitas de maíz. Tampoco había dicho que extrañaba hablar con Charlie hasta tarde cuando su sobrina en plena pre pubertad le preguntaba cosas que no quería preguntarle a su madre. Extrañaba hacer las cosas normales que las personas normales hacían como por ejemplo: enamorarse.

Y definitivamente Emiliano Francis formaba parte de la parte que no podía tener.

—¿Te sucede algo?—le preguntó el muchacho.—Te quedaste muy pensativa de repente…—ella negó.

—Me quedé pensando en las niñas.—mintió llevando su atención hasta ellas que permanecían sentadas hablando. Bastante tranquilas a decir verdad. Tan tranquilas que la parecía un tanto extraño.—¿No crees que están demasiado silenciosas…?

Milo llevó sus ojos hasta las dos niñas y frunció sus cejas.—Definitivamente sí.

—¿Qué estarán haciendo?

—Planeando un golpe de estado, capaz.—Valentina lo miró un momento y se echó a reír.

—¿Golpe de estado, dices? Por Dios, Milo…son dos niñas, no unas delincuentes profesionales.—se burló y ambos se rieron.

El corazón del chico se aceleró ante el sonido de la risa de la castaña. —No me vas a decir que no es bastante extraño que estén ahí tan tranquilas como si no rompiesen un plato cuando los dos sabemos que son mucho más que eso…—Valentina se volvió a reír.

—Bien, punto para ti porque es cierto. —respondió. —¿Tendremos que ir a ver qué es lo que esas dos traman, no?

—¿De verdad quieres saberlo…?—cuestionó.

—Pues claro. Sobre todo porque estamos siendo sus niñeras y todo lo que les pase durante este fin de semana es responsabilidad nuestra…—replicó encogiéndose de hombros.

—Eh, supongo que tienes razón….

(…)

—¿Entonces entendiste lo que tienes que hacer?—cuestionó Charlie sin dejar de mirar a su hermana. La niña la miró un segundo, dejó escapar un dramático suspiro y asintió lentamente.—Perfecto…

—Espero que mi tío Milo no se enoje con mi tía Valentina por culpa de nosotros, Charlie.—susurró la niña.

—Vamos, hermana. No tengas miedo. Mi tío Milo no se va a enojar; va a estar tan asustado que va a hacer todo lo que tú digas y se van a quedar juntos…—le prometió la castaña mayor con una sonrisa enorme tirando de la comisura de sus labios.

SAUDADE (#Éxtasis)|Terminada.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora