Las malas ideas y los buenos besos

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Si Agoney no fuera por su cuarta cerveza, ya le habría soltado cuatro palabras bien dichas a la señora que tenía enfrente. Bueno, más bien seis: "señora por favor, que soy maricón". En su cabeza la escena se reproduce como a cámara lenta, algo sacado de sus mejores fantasías de diva: él, acabando su copa de champagne de un trago, diciendo alguna frase lapidaria pero certera con voz firme, levantándose y saliendo con la cabeza bien alta por la puerta, mientras el resto de invitados le vitoreaban entre palmas y silbidos. Pero claro, uno no se va así del cumpleaños de su abuela. Y a ver, no es que la señora estuviera en plan Santiago Abascal, pero le había preguntado ya un millón de veces que si tenía novia, que si le gustaba alguna chica del pueblo, que si conocía a su nieta, la que vivía en Santa Cruz que había estudiado Derecho... y así toda la tarde. Y cuando él había intentado dejar caer sutilmente que igual las chicas no eran muy lo suyo, la señora le había ignorado por completo, para volver a mencionar lo guapa que estaba su nieta la de Santa Cruz.

Ve un poco los cielos abiertos cuando escucha la puerta del patio de atrás abrirse, porque supone que será Ana llegando por fin.

Es Ana. Lo confirma su risa, cantarina y un poco fuerte para ese cuerpo tan menudo; podría reconocer su risa en cualquier lugar, porque lleva escuchándola casi veinte años en los lugares más extraños: en la fila de atrás de la clase de segundo de primaria, un par de días después de conocerse (Ana sin paletas, risa silbante), en lo alto del Teide (sonrisas congeladas, pulmones casi sin aire), bajo el océano en Benijo (julio de 2013, el verano del amor), rebotando en las paredes blancas del hospital (aquellas últimas noches, cuando solo ella podía hacerle reír).

Y aun así, nunca se ha alegrado tanto de oírla como en ese momento. Paqui, la vecina de toda la vida de su abuela, la señora, sigue hablando sobre no sabe muy bien qué, pero él ya no la escucha. Ana viene cruzando el patio, y su coleta se agita con gracia mientras prácticamente arrastra un chico con ella. Es algo bajito, rubio, con una sonrisa estratosférica. Es guapo, muy guapo, y una idea malísima se forma en la cabeza de Agoney. No sabe si son las cuatro cervezas, el parloteo incesante de Paqui, que sigue hablando de su nieta en Santa Cruz, o que la sonrisa del chico le ha dejado obnubilado, pero el caso es que abre la boca y las palabras salen solas, contra cualquier ápice de buen juicio que pudiera quedar en su cuerpo:

- Perdona Paqui, luego me sigues contando, es que ha llegado mi novio y voy a saludarle.

Y se levanta, un poco con la risa floja y las rodillas temblando, mucho con la pequeña satisfacción de haber dejado a la señora con la boca abierta. Se acerca con pasos fingidamente decididos a su mejor amiga y su, aparentemente, novio. Le arden las mejillas de vergüenza cuando llega junto a ellos, pero dedica una sonrisa de disculpa a Ana antes de tomar la mano del chico y atraerlo con ímpetu hacia él.

- Lo siento mucho por lo que voy a hacer, de verdad, pero te agradecería que me siguieras el rollo un momento, por favor, por favor, te debo una gordísima después – dice muy rápido, casi sin pestañear, y sin casi tiempo a ver la reacción del rubio, le besa.

A pesar de todo, es un beso corto, suave, de esos que te hacen temblar los dedos y ponerte de puntillas, buscando los labios. No sabe en qué momento ha pasado, pero sus manos están en las mejillas calientes del otro chico, las del rubio aferrándose ligeramente a su pulóver. Aun cuando se separan permanece unos cuantos latidos de su desenfrenado corazón con los ojos cerrados. Los abre de súbito cuando recuerda a quien estaba besando, solo para encontrarse una expresión de sorpresa, con unos ojos preciosos abiertos de par en par.

No deja que Ana acabe su expresión malsonante (¡¡¿¿Pero qué coñ...!!??), sino que la agarra de la mano y tira de los dos, llevándolos adentro. No para hasta que están en la otra punta de la casa, dentro de la pequeña despensa. Enciende la luz y se encuentra con dos caras igual de estupefactas.

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⏰ Last updated: Feb 18, 2020 ⏰

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La MentiraWhere stories live. Discover now