CAPITULO 16

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—Me ofende que siendo tu mejor amiga me haya tenido que enterar por tu abuela, ¿quién es el chico Allie?—Candelaria prácticamente me estaba gritando a través del celular y su indignación se podía apreciar claramente, tampoco se molestaba en disimularlo.

Sabía que en mi anterior escuela se aproximaban las fechas de los exámenes más importantes. Conocía a mi amiga, apostaría a que estaba en su escritorio con sus apuntes a un lado de ella. Decidí no comentarle acerca de Alex porque no era nada serio y además cada vez que la llamaba apenas podía preguntarle cómo estaba.

Estaba ocupada, casi siempre lo estaba y lo entendía, entre los estudios, la gimnasia y su novio no iba a tener mucho tiempo. Era suficiente con que me daba un poco de su tiempo a mi.

—No es nada serio, mi abuela me vio mal y cuando llamaste seguramente aprovecho para ver si sabías algo de nosotros—respondí indiferente, no iba a ilusionarla, sabía lo mucho que quería que yo encontrara a alguien con quien ser feliz.

Pude escuchar de su parte un bufido, si creo que estaba enojada.

—Allie, sabes que yo te cuento todo sobre mi, me duele saber que después de todo no hayas decidido contármelo a mi—su voz sonaba tan decepcionada que incluso me hizo sentir mal.

—Perdón, estoy segura de que si te lo hubiera dicho te hubieras ilusionado con que estoy saliendo con alguien y solo nos estamos conociendo. Sabes lo que me ocurre y no quería que pensaras que al fin lo superé cuando no es así—dije mordiendo mis labios con fuerza, ¿por qué me sentía tan mal con lo que había dicho?.

—Perdóname a mi, soy una persona muy egoísta—respondió luego de unos escasos segundos que los sentí eternos.

—Debí habértelo mencionado.

—No Allie, en serio te entiendo—dijo con alegría—pero contame, ¿cómo es?.

¿Cómo describir a Alex? Era un ser que irradiaba felicidad, que me hacía reír, me demostraba lo mucho que quería estar conmigo, era uno de los motivos de mis sonrisas en tiempos tan devastadores...

—Es lindo en todo sentido, es una persona maravillosa y graciosa, te llevarías muy bien con él—respondí con una sonrisa y de repente, sin verlo venir comencé a llorar. Estos días había estado sintiéndome así, con ganas de llorar sin que me haya pasado algo malo.

—¿Estás llorando?—pregunto desde el otro lado del teléfono con voz algo alterada por la sorpresa.

—Yo... yo no sé si soy capaz de estar con él aun sabiendo que no puedo amarlo, lo destrozaría—confesé y mis lágrimas aumentaron—él merece más, mucho más de lo que yo no puedo darle.

Cada palabra se sentía como una acuchillada a mi misma, me dolía y más sabiendo que en un rato iría con él, demostrando que podría imaginarme una vida a su lado cuando no estaba segura de lo que pasaría ni en dos horas.

—No te sientas mal por eso, no puedes forzar las cosas, solo deja que todo fluya—dijo y provoco en mi una sonrisa apenada, le había dado el mismo consejo hace unos años. No puedo creer que aún lo recuerde.

—Quisiera tener las agallas para hablar con el pero a la vez tengo miedo de perderlo—una lágrima se deslizo por mi mejilla.

Mi abuela había dicho "el amor no debe doler" pero que si esa persona causa todo menos dolor y a pesar de eso me destrozo sola, ¿de igual manera cuenta?.

—Hazlo cuando te sientas segura de hacerlo—dijo y me di cuenta de cuanto la necesitaba.

Mi abuela entro a mi habitación y me hizo señas con la mano para que me acerque a ella.

El inexplicable sentimiento de amarWhere stories live. Discover now