4. Reencuentro

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Un año más tarde, Sizhui se encontraba en la Villa Mo, liderando a un grupo de discípulos que habían ido a encargarse de un problema. Ese día, habían tenido un tremendo espectáculo, en el que un tal Mo Xuanyu había hecho un alboroto para reclamar por sus cosas robadas y por el maltrato que sufría constantemente.

Sizhui había escuchado al resto de la familia lanzar con desprecio insultos hacia el joven Mo, diciendo que era un lunático y un manga cortada. Era cierto que el joven era un poco extraño: llevaba toda la cara cubierta de maquillaje blanco en exceso y se comportaba de una manera un poco infantil. Sin embargo, Sizhui había decidido ignorar las palabras de la familia Mo. Su padre le había enseñado que las cosas nunca son como otros las hacen parecer, y pensaba formar su propio juicio al respecto. Por mientras, tenía claro que debía tratar al maestro Mo con el debido respeto.

Y era cierto que el joven había hecho toda una escena, pero Sizhui había sentido que sus quejas eran genuinas. Algo en él le había hecho querer defenderlo. Desde el inicio, había sentido cierta familiaridad con Mo Xuanyu, y eso que estaba seguro de que jamás se había cruzado con él en toda su vida.

Aunque no pudo pensar mucho en eso, porque de un momento a otro, todo empezó a salir mal. La familia Mo terminó muerta, y Hanguang Jun tuvo que venir al rescate.

Sin embargo, Sizhui no pudo ignorar por completo la insistencia con la que Mo Xuanyu le había pedido que no llamara a Hanguang Jun. Y el hecho de que desapareció por completo cuando su padre llegó. Quizá el maestro Mo sí era un poco raro después de todo.

Pero eso no había evitado que Sizhui pudiera ver un hilo rojo colgando de su meñique, en un tono tan brillante que al instante supo que, sin importar todas las peculiaridades de Mo Xuanyu, existía alguien en el mundo que lo amaría con locura.

***

La segunda vez que Sizhui se encontró con Mo Xuanyu, fue en la montaña Dafan. Esa vez, el joven le dio incluso más curiosidad. En especial porque según Jingyi, el maestro Mo no estaba loco. Es decir, pudo descifrar por sí solo el misterio de la estatua roba almas. Y ahora, de alguna forma había logrado invocar al General Fantasma con su flauta.

Pero ahí no terminaron las sorpresas. Para intentar calmar a Wen Ning, Mo Xuanyu había empezado a tocar otra melodía. El problema es que la canción no tenía sentido. La estaba tocando mal, muy mal. Sonaba pésimo, pero aun así Sizhui pudo reconocerla. Era una canción que Hanguang Jun le tocaba en el guqin cuando era niño. Una que le había explicado que, nada más ellos dos y la persona a quien estaba dedicada habían escuchado. Así que Lan Sizhui estaba muy confundido.

Al parecer, su padre estaba en la misma situación, porque no tardó en aparecer en el lugar y sujetar a Mo Xuanyu del brazo. El sonido de la flauta se detuvo, y los dos se miraron a los ojos.

Y entonces, todo se volvió aún más complicado, porque ahora Sizhui lo podía ver perfectamente. Lan Wangji y Mo Xuanyu estaban conectados por un brillante hilo rojo.

El chico no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. El alma gemela de su padre... ¿era Mo Xuanyu? ¿Qué acaso la persona que amaba no estaba muerta? Y a pesar de no poder ver los hilos, los dos parecían igual de sorprendidos. Como si hubieran olvidado por completo que estaban rodeados de otros discípulos y estuvieran ellos solos en el universo.

Mientras esos dos seguían en su momento, Sizhui aprovechó para hacer a un lado a Jingyi, asegurándose de que nadie más podía escucharlos. De todas formas, el líder del Clan Jiang acababa de llegar, y se estaba haciendo un alboroto.

—Jingyi.

—¿Qué pasa? —preguntó preocupado, al ver la cara pálida de Sizhui—. ¿Estás bien?

Hilo Rojo - WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora