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                                                                                 Antes de Rick

Le decía de muchas maneras: Rick, Rey'aziel. Mr. K...

Lo que digo es que de algún modo calmaba mi ansiedad, ya después, él mismo la provocaba. Rick, te contaré una historia.

Un consejo: si ves a una niña con un monito jean y coleta de caballo andar sola y con un encendedor en la mano, ¡corre! No se trata de una niña cuyos padres marihuanos la enviaron a por un encendedor para su siguiente porro. ¿Quién, es entonces? De momento no importa mucho, lo prometo, pero debes entender que no es una niña, y mucho menos una que viva para servir a sus padres.

Las luces de lámparas y casas iluminaban un poco el camino, pero de todos modos era imposible no pisarle la cola a un gato, perro o uno que otro ratón. El problema no eran las tres únicas casas y dos lámparas en una carretera de miles de kilómetros, si no la niebla. Maldita. Incluso me obliga, me crea la necesidad de ponerte al día con esto.

Es la prueba que pocos fallan. Muy pocos. Tres, en realidad, conmigo entre esa inútil minoría. Lo único que teníamos que hacer era atraparla, pero cuando no le agradas es prácticamente imposible. Y no le gradas a la niebla por dos simples razones: o eres demasiado frío, o no eres lo suficiente. Sin extremos.

A pesar de todo, conseguí atrapar 1/4 de lo requerido. Eso es menos de la mitad de lo que los otros dos lograron, y sabíamos los motivos exactos del rechazo.

Me concentré hasta el cansancio, te lo juro, hasta sudar y sentir mi cabeza bajando hasta el piso por el peso de una migraña proterva. Pero eso era lo que había que hacer y así es como funciona; ella llega a ti si tú te esfuerzas, lo cual nos deja el hecho de que no somos nosotros quienes lo atrapamos, ella lo hace.

Los otros dos casi lograron conseguir 3/4, ¡y sin haber practicado! Los muy imbéciles. Eran imbéciles, créeme. Yo los conocía, y lo único bueno que puedo decir de ellos es que ambos sabían cocinar. No sé, tal vez es una habilidad que se deba resaltar entre toda esa mierda.

Arrastrando los pies pude avanzar hasta un terreno con un pantano a un lado del camino. Había niebla, claro que sí, y me multiplicaba el trabajo de caminar por mil. Era como unas manos; las manos más pesadas del orbe, enredándose en mis piernas, mis pies, mi cintura.

Pero debe haber una confusión, ¿no? La niebla no hace eso, ¿cierto?

Bueno, de hecho, sí. Hace eso, y cosas peores.

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⏰ Last updated: Feb 25, 2020 ⏰

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NebliWhere stories live. Discover now