Capitulo II: Mí amigo

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Capitulo II: Mí amigo. Es una palabra fuerte, porque significa muchas cosas. Es complicidad y secretos, y me duele. Porque no es todo lo que quiero.
Pero es todo lo que me das.





Naruto jamás paraba de decir, que él y Sasuke eran amigos. Que de una u otra forma los demás nunca podrían entender del todo, aquello que los unía. Esa sensación, de hablar sin hablar, como había pensado alguna vez Sakura.
Y tal como Naruto no paraba de decir que eran amigos, Sasuke se encargaba de negarlo. Reclamando que se necesitaba confianza para ser participe de un grupo ninja.
Sin embargo, a veces no podía estar cerca del niño. Le hacía demasiado mal.

Por eso buscaba incesante la rama del árbol, donde Kakashi acostumbraba a leer. Encontrarlo fue un alivio, frunciendo el ceño y mostrando su cara molesta, gritó el nombre del maestro.

—¿Qué quieres, Sasuke? —preguntó, con la vista fija en la lectura. Aquello molesto al niño un poco, no le estaba prestando atención.

—Necesito otro equipo.

—No se pueden hacer cambios a estás alturas. Y ni siquiera es una posibilidad. —aclaró. Seguía mirando la hoja de su libro, pero está vez, tenía toda la atención en el chico.

—¡No quiero estar en un equipo, con el tonto de Naruto!

Kakashi sabía que diría eso. Tragó saliva, recordando por un instante el cuerpo lleno de agujas de Sasuke. Y la mirada que en su momento era de una fiera, llena de preocupación. Cuando en realidad Naruto estaba mucho mejor que el mismo Sasuke. El único ojo a la vista del maestro se dirigió a él.

—No digas eso, Sasuke. Los equipos fueron elegidos para complementar habilidades. Y ni no digas que Naruto no tiene. —informó. Sus palabras estaban desafiando el orgullo de Sasuke. Los ojos negros, que por una milésima de segundos parecieron temblar. Desviaron la mirada de Kakashi.

Con un chasquido de lengua, Sasuke se marchó. ¿Sería posible que Kakashi supiera de su gusto por Naruto? La pregunta torturó su mente por unos minutos.
Lo que Sasuke no tenía muy en claro, es que a veces, no se pueden disimular ciertas cosas. Porque algo en el interior se cansa de hacerlo.

Lleno de un incesante enojo hacía si mismo, camino por las calles, alejando a la gente del niño. Que parecía que iba a explotar en cualquier momento.
Sin embargo, a pesar del humor que Sasuke desprendía, Sakura corrió hacía él.

—¡Hola, Sasuke! —el saludo repentino, causo un susto en él, que pudo disimular muy bien. Sakura le estaba sonriendo y sus mejillas estaban sonrosadas.

Sasuke sabía que le gustaba a Sakura.

—Hola, Sakura. —contestó, por cortesía. Con el enojo un poco disminuido.

La niña parecía estar pensando algo, entonces Sasuke aprovecho para mirarlo. Preguntado si lo que ella sentía por él era igual a lo que él mismo, sentía por Naruto. Y si fuera así, ¿Estaba bien sentirlo?
Luego miró las mejillas algo rosa de la niña, pensando si desprendía eso ante Naruto. Pero no, pensó otra vez. Él siempre tenía una expresión de asustado, por eso cuando hablaba de sentimientos la gente le miraba raro.

«Soy un vengador». Claro que lo era, pero no debió decirlo así. Solo había creído que a Naruto le podría interesar alguien que quería hacer justicia.
Suspiró, Sakura le comenzó a hablar sobre una cosa que tenía que ver, con un tal vestido y ¿Una boda? Qué cosa tan rara.

—¡Hey! Sasuke, ¿Eres el amigo de Naruto, no? —la vocecita chillona e infantil, le hicieron mirar hacia abajo. Encontrándose con la mirada del nieto del Hokage. Podría negarlo, como lo ha estado haciendo desde que el rubio decía eso. Pero era todo lo que podría tener de Naruto.

—Sí.

Sakura parpadeó. Abriendo los ojos, algo en su interior, esa parte que nunca relucia con Sasuke, exclamó feliz. Porque sus compañeros eran amigos. Aunque estaba segura que tendría que estar soportando sus peleas de ser mejor que el otro.

—¿Sabes dónde está? —preguntó el niño, parecía confundido, mirando de un lado a otro. — Lo hemos estado buscando, ¡Dijo que íbamos a tener entrenamiento!

Sasuke sonrió de lado, que manera que de estar tan enojado para que el simple hecho de mencionar a Naruto lo hiciera feliz. Miró a Sakura de pronto.

—No, no sé. No lo he visto en todo el día. —aclaró por fin. El niño hizo un puchero.

Entonces a Sasuke se le ocurrió una idea.

Naruto estaba apoyado en el tronco de un árbol. Se llevó una mano a la panza, mientras trataba de regular su respiración. Él no era un niño malo, que incumplía a su palabra, pero es que el equipo de niños donde estaba Konohamaru, no le dan ni siquiera un respiro.
Solo quería comer un poco de ramen y dormir mucho, para recuperar energías. Pero con los niños rondando, no podía tener ese tiempo.
La llegada inesperada de Sasuke, dando un salto justo al frente de él, lo asustó demasiado.

—¡Por un demonio, Sasuke! ¿Qué te pasa? —preguntó, bastante enojado por el susto repentino que se llevó.

Sasuke no respondió. No al instante.

—Konohamaru ya desistió de buscarte. —dijo. Naruto lo miró confundido, luego una sonrisa de alivio adorno su rostro.

—¡JEFAZOO!

Qué. Sasuke había mentido, y había llevado a las pequeñas bestias hacía él. Y de pronto se empezó a reír, su risa era rara. Algo ronca para alguien de su edad y demasiado sutil. Hasta para reírse tenía un toque.
Naruto no se enojo. Eran bromas que los amigos a menudo se hacían.

Apesar de eso, a Sasuke le dolía un poco. Pero valía ver a Naruto tan de cerca, dio media vuelta, para saltar en un rama y dejar al niño rubio con el caos.













𝗝𝘂𝗲𝗴𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗔𝗺𝗼𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora