El vecino.

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Encerrado en el baño por más de dos horas, no lograba configurar la maldita contraseña del celular de Shisui. Contaba con un poco de suerte, pues aún no se bloquea por completo. He tratado de todo: la fecha de su cumpleaños, la fecha de mi cumpleaños, la fecha del cumpleaños de sus padres, nuestro aniversario, etc... Me harté de no obtener lo que quería, pero no mis ganas de rematar con mi esposo, al que por este accidente lo considero sospechoso de infidelida. Yo específicamente le dije, bueno le ordené que, dejaré de comunicarse con Kurenai, antes de contraer matrimonio conmigo, y por lo visto le valió una hectárea de gran verga, lo que yo iba a sentir si seguía siendo amigos con ella. Sí, me declaro un hombre celoso y tóxico, pero él es mío, y de nadie más... De tan solo pensar que me es infiel, siento las paredes a mi alrededor derrumbarse ante mis pies. He perdido amistades, mi antiguo trabajo, y lo más importante, a mi familia, como para que ande con babosadas.

Cansado y con sueño, salí del baño para obligarlo a desbloquear su celular, pero lo encuentre tumbado en la cama, roncando y cubierto con una sábana hasta su cintura. ¡Dios mío!, por el momento olvide por completo el drama de su exnovia, pues luce jodidamente tragable. Aún así quiero una explicación del porqué aceptó darle su número, y por qué no quiere desbloquear el celular. 

Lo monté y me senté sobre su pelvis. Frunce el ceño y lentamente abre sus ojos. Nos vemos y mis órdenes no tardan en salir de mi boca:

—Así como fuiste capaz de intercambiar número de celulares, hazme el favor de desbloquear tu celular. Despierta, quiero ver que tanto ocultas. —Puse la mano en su cuello, sin apretar, lo hago para que me dé toda su atención.

—Itachi... —bosteza —, ¿no ves la hora que es? Pasan de las 11. Si tú no tienes sueño, déjame dormir, o quieres esto... —Toma mis caderas y comienza a menear las suyas —. Si esto es lo que quieres, solo tienes que decirlo.

—¡Basta, Shisui, tratas de desviar mis órdenes con una rapidin! —ofendido grité.

—No hables recio, el vecino va a oír lo goloso que eres —sonríe y dos pozuelo se forman en sus mejillas. Se sienta y junta su torso desnudo contra el mío. Nuestros labios son como imanes, pues rápidamente se juntan y comienza el suave masaje mutuo.

Amo demasiado a Shisui, lo amo con locura, no me canso de confesarlo, pero como soy una persona inteligente, sé que trata de desviar el conflicto con besos y sexo. Él es así, desde el principio de nuestra relación opta por este truquito suyo. Sin embargo, estoy molesto, dudoso de su fidelidad que me es imposible perderme en sus dulces besos y las gloriosas embestidas que de seguro me dará contra la cama.

—Desbloquea el celular... —dije entre besos con los ojos medio abiertos.

Él detiene los besos, y me murmura a pocos centímetros de mi boca:

—Está bien, lo haré, pero que sea la última vez que me obligas a hacerlo, pues ambos sabemos muy bien que, esos es privacidad de cada uno.

Cogió el celular, el cual dejé a un lado de él, a medida se tumba en la cama. Yo desde mi lugar lo observé picar el aparato, cuando repentinamente en arquea una ceja y guía la vista hacia mí.

—Mira lo que acabas de a hacer, Ita —, gira el celular hacia mí —, está por apagarse y borrar todo mis archivos, porque pusiste quién sabe cuántas claves, y la mía fue la definitiva para mandar a borrar todo —sonó molesto —. ¿Ahora qué harás para recuperar todos mis archivos?

Bruscamente contesté y me bajé de él poniéndome a un lado suyo:

—¡Patrañas, tú mandaste a borrar todo la evidencia!

—¿Sigues con esas tonterías?

—¡No soy un ermitaño para no saber sobre tecnología! —dije con sorna.

Mi esposo, mi amante y mi puta YAOI [Terminada/ ANTI ROMÁNTICO]Where stories live. Discover now