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Los rayos de sol se colaban entre las rendijas de la persiana. Cuando noté la luz bañando mi cara, abrí los ojos y al momento me di cuenta que no me encontraba en mi habitación. Me encontraba algo desorientada hasta que noté como algo, o más específicamente alguien, se movía a mi lado. En ese momento me giré y me encontré con Julia. Ahí recordé como las horas se habían pasado volando y como la andaluza insistió que me quedase a dormir allí para no estar volviendo a casa tan tarde. Y lo acabó consiguiendo.

Volví a fijar mi mirada en esta. La cara de paz que tenía me transmitía tranquilidad. Dirigí mi mano hacia su mejilla y acaricié su piel. Nada más notar el contacto, la más joven sonrió de forma inconsciente. 

Pasado un rato, Julia empezó a desperezarse poco a poco mientras soltaba algún que otro ruidito que hacían que la gallega soltase alguna que otra tierna risa. Parecía una niña pequeña intentando levantarse, y tenía que admitir que era una de las escenas más tiernas que había visto en mucho tiempo.

En ese instante se acercó a ella y le empezó a regalar pequeños besos por toda su cara, provocando así la risa de la gaditana. Estuvo un rato así hasta que finalmente se dirigió hacia sus labios.

- Buenos días Julita.- Dijo nada más separarse de esta

- Buenos días, ¿Me puedes despertar así todos los días a partir de hoy? - Le preguntó mientras se abrazaba a ella por la cintura.

- Quién sabe.- Susurró mientras su mano se perdía en el pelo castaño de la chica.

La gallega se volvió a recostar entre sus brazos mientras buscaba la posición más cómoda. Empezó a sentir como los ojos se le volvían a cerrar por culpa de las caricias que le estaba regalando la chica.

Y se sintió en paz como hacía tiempo que no lo estaba.

Se quedaron así durante un largo rato hasta que decidieron levantarse finalmente y desayunar algo.

Decidieron compartir un aguacate entre las dos. María y Marilia eran las culpables de que se hubiese aficionado a esos desayunos que estaban tan de moda ahora. Se podría decir que era uno de sus "guilti plexer" como decía ella.

El desayuno se alargó algo más de lo previsto por culpa de las bromas y risas de ambas. 

Miró la hora en su móvil y vió como se le había hecho algo tarde, pues era domingo y eso significaba que hoy iban sus amigas y su hermana a almorzar y, por lo tanto, había que preparar la comida para todo el mundo. Pensó que si se lo decía a María a lo mejor ella podía hacer algo, pero la idea igual de rápido que pasó, se volvió a ir. Lo más probable es que si María hacía la comida, acabarían todas malas del estómago.

- Oye.- Llamó la atención de Julia.- ¿Te gustaría venir a comer a casa? Ya que no fuiste la semana pasada, podrías venir hoy. A parte, seguro que Alba lleva a Natalia y María a Marta.

- Si, claro.- Respondió mientras sonreía.

Sabela sintió como si en algún momento fuese a explotar de la felicidad que sentía. La cosas no había ido muy bien desde que lo había dejado con su novio hacía un año atrás, pero parecía que la cosa volvía a ir bien.

Terminaron de desayunar y se fueron a arreglar para dirigirse finalmente a la casa de la gallega.

Tuvieron suerte y consiguieron encontrar sitio cerca del piso. Justo antes de salir para dirigirse al piso, Julia se acercó a ella y le dió un rápido beso.

Tras ese momento, se acordó de cómo unas semanas atrás había pasado algo parecido en el mismo sitio, con la diferencia de que ella se había echado para atrás en el último momento. Cómo habían cambiado las cosas en tan poco tiempo. 

Te doy media noche // JulsbelaWhere stories live. Discover now