→Cap 02 ; ❀

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En una sala de un palacio, una princesa practicaba esgrima, muy audaz y con movimientos precisos. Sólo se escuchaba de fondo el sonido del choque de las espadas.

—Touche— Dijo la pelinegra venciendo a su rival.

—Oh, si me permite alteza, le digo que sus movimientos están mucho mejor —Habló su fiel sirviente.

—Lo sé Jeno —La pelinegra sonrió sacándose el casco de su traje.

Despeinó sus cabelllos y empezó a caminar rumbo a la salida seguida de su sirviente; Lee Jeno.

—Dime que es lo que tengo preparado para el día —Dijo sin parar de caminar por los pasillos del grande palacio directo a su habitación.

—Ahora señorita. Tiene un desayuno con la marques de Montesquieu; Jeongyeon. Seguido de eso, tiene que revisar como va el pueblo, después de eso; Tiene una cita de spá y...

—Ya entendí, ya entendí— Le calló— ¿Y mis padres?.

—Los soberanos fueron de visita al Reino del Oeste por asuntos muy importantes.

—Importantes...—Repitió. ¿Que harían en ese palacio? Nada, no tiene nada interesante. —Bien tomaré un baño, has lo que quieras— Dijo cerrando sus puertas de par en par.

Después de salir de su baño, se vistió elegante y se dispuso a salir para encontrarse con la marqués, amiga de sus padres y suya.

Caminó con elegancia hasta el jardín donde se encontraba la marqués esperando pacientemente sentada frente a una mesa.

—Linda mañana, ¿No crees?— Se acercó hasta la mujer.

—Oh, claro que sí.— La mujer se paró —Mina.

—Jeongyeon —Estrecharon manos y se sentaron.

—Quise venir a visitar a sus padres...pero me dijeron que salieron de viaje.— Dijo Jeongyeon cruzando las piernas.

—Sí, y no sé en cuanto tiempo regresarán —Dijo Mina mientras observaba como una empleada servía el desayuno.

—Al parecer es de mucha importancia —Sonrió —Escuché que estaban pasando una crisis.

Mina hizo una mueca y asintió —Así es... Las tierras no producen muchos alimentos, mi padre no deseó decir más nada al respecto pero estoy segura que es grave.

Jeongyeon asintió lentamente, comprendiendo las cosas.—¿Te preocupa? —Preguntó mirando a Mina quien daba un sorbo de su té.

—No, mi padre es un hombre astuto, sabrá como resolver ese problema —Sonrió —Por ahora sólo quiero ir a... ¿Qué país me recomiendas?. ¿Qué tal Bélgica?, ¿O...Croacia? Tal vez a los dos...—Sonrió ladina.

—Tienes que dejar de ver las cosas como si fueran fáciles y de color rosa, te lo digo como amiga —Dijo Jeongyeon.

Suspiró —Lo sé, pero por ahora sólo quiero estar sola y cómoda, sin ataduras...sin perjuicios, ni...

—Una esposa —Agregó la rubia

Mina cayó por un momento meditando verdaderamante sobre ese tema, ¿Una esposa?. Claro que no quería una esposa, no ahora, no quería comprometerse con nadie...quería disfrutar de su soledad y soltería.

—No, aún no quiero una...digo, puedo ir a donde quiera y nadie me detiene.

—Pero es tu deber contraer matrimonio, éste reino quedará a tu cargo tarde o temprano.

—Sólo quiero ser libre Jeong, no necesito de nada. Siento como si tuviera una carga encima de mis hombros con el pueblo. Hay veces que sólo deseo ser alguien común y normal.

Y así se sentía, a veces se sentía como una leona enjaulada, cuando quería sentir la libertad, quería sentirse libre por un momento. Siempre fue educada por principios y reglas, normas que cumplir y las que debe evitar. No le gustaba nada; quería vivir como quiera y donde quiera, sin una responsabilidad tan grande como la que le aguardaba. Quería vivir como una persona común y corriente, como una pobre aldeana más. Pero las cosas no se dieron así.

La mañana pasó rápida, Jeongyeon regresó a su palacio y todo iba normal, Mina fue a ver como iba el pueblo, las calles...y todo lo que se refiere a ello.

Revisó desde el último detalle, desde el más pequeño hasta el más grande. Sólo esperaba que su padre le dijera que todo estaba bien, que todo estaba arreglado.

En la tarde, suspiró cansada y se dejó caer encima de su costoso sofá de color café oscuro; cerró los ojos y estuvo a punto de dormir...se sentía realmente cansada.

se sentía realmente cansada

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El amor de una princesa | Michaeng G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora