14

1.5K 119 22
                                    


Oyó un golpe seco, el sutil impacto de una gota contra el techo de su habitación e inmediatamente a esa le siguió otra más fuerte e impetuosa que la anterior. En efímeros segundos la silenciosa noche se había visto cubierta por un denso manto de agua de lluvia.

Por un instante contempló hacia el exterior a través de la ventana, parecía increíble como la oscuridad se había cernido sobre el cielo de un momento a otro, como ella. Sólo que la oscuridad que ahora opacaba su celestina mirada era mucho más intensa, casi impenetrable. Aún se lamentaba haberlo perdido. Hacía ya media hora desde que se había abatido sobre aquel colchón y aún lloraba la perdida de su amigo. Los tonos grises de las nubes no eran nada en comparación a su nublado corazón, la tormenta que se agitaba en el interior de Ino era aún mucho más violenta que la que acontecía fuera de aquella habitación. Lo quería junto a ella, quería que todo volviera a la normalidad pero ya no había vuelta atrás. Ambos habían tomado su decisión y desde ahora transitarían caminos separados. Perder a Shikamaru sería algo de lo que se arrepentiría toda su vida.

—Shikamaru... —murmuró en un casi inaudible susurro, afuera la tormenta se agitaba con más ferocidad, chocando la lluvia impetuosa contra la pared de su cuarto.

Le parecía increíble como en tan poco tiempo se había perdido un lazo que habían construido durante tantos años, un lazo que Ino pensó duraría toda la vida. Siempre confió en tenerlo a él cuando lo necesitara, nunca le había fallado ¿Entonces por qué se había alejado de ella? Por más que buscara explicación lógica a aquella cuestión nada acudía a su mente. Ahora estaba sola, él se había ido.

Entonces el familiar tintineo de una campana la hizo recobrar el sentido, se incorporó. No tenía idea de quien podía ser a aquellas horas, a decir verdad no tenía deseos de levantarse de aquella cama pero sabía que debía serlo. Quizá fueran sus padres de regreso de la misión que Tsunade les había encomendado la tarde anterior, no podía arriesgarse.

Bajó con lentitud la escalera, limpiando las últimas lágrimas de sus ojos celeste, no le importó su aspecto desaliñado simplemente se dirigió hacia el umbral.

Sin mirar por el agujero de la puerta para ver de quien se trataba, sin tomar las precauciones adecuadas abrió. Ya nada parecía importarle y su descuido era lo viva prueba de ello.

Su corazón se detuvo; frente a ella se encontraba Shikamaru bajo la lluvia. Su cuerpo empapado de pequeñas gotas perladas que recorrían su tembloroso cuerpo. Afuera helaba.

—¿Puedo pasar? —preguntó el muchacho entre estremecimientos, la lluvia aún caía sobre él. Ino simplemente asintió con la cabeza y se apartó, invitándolo a pasar. Aún así evitaba su mirada.

Lo observó detenidamente. —Estás mojado —murmuró cerrando la puerta tras ellos.

—No importa Ino —podía notar como los ojos de la chica esquivaban los suyos.

—Si importa, te enfermarás.

—En serio. Está bien.

La muchacha se acercó unos pasos a él, manteniendo la distancia adecuada para la situación. Aún sin observarlo a los ojos le murmuró —No quiero que te enfermes —volvió a insistir, quería prolongar el momento la mayor cantidad de tiempo posible. Quería retrasar su partida y que Shikamaru se quedara con ella al menos algunos minutos más. —Puedes bañarte aquí y te prestaré algo de ropa seca mientras se escurre la tuya.

—No quiero molestarte, además tus padres deben estar durmiendo y no quiero despertarlos. Tú también ya debería estar en la cama ¿Te desperté?

Se encogió de hombros— No podía dormir. Además mis padres no están, salieron en una misión. Estoy sola.

—Bien —finalmente cedió, no quería forzar la conversación por lo que actuaría acorde a ella hasta que el momento de hablar se diera.

Sentimientos OcultosWhere stories live. Discover now