Capítulo IV: Amor juvenil

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Capítulo IV:

Amor juvenil

La brisa era agradable, el aire acariciaba el hermoso rostro de su esposa y dejaba que su pelo volara libre junto con la corriente de aire, Clark encendió la radio y empezó a buscar emisoras para poder escuchar algo de música, para ese tiempo estaba empezando el auge de un cantante londinense conocido como Elton John, muchas de sus canciones eran escuchadas en Norteamérica y en muchas partes del mundo, a Clark le gustaba mucho así que sintonizo una emisora que pasaba mucho algunos de los sencillos de este cantante, en ese momento la emisora estaba colocando "Tiny Dancer" que era una canción que tanto Clark como Mary disfrutaban mucho cantar juntos y era con esta misma canción que Clark había podido conquistar a Mary, pues él recuerda que cuando conoció a Mary hace 4 años, ella era bailarina en una academia de danza muy famosa en Nueva York, un día él vio un anuncio en el periódico que hablaba de ella como una de las mejores bailarinas de dicho grupo, entonces eso llamo su atención y compro un boleto para ver su presentación en un gran auditorio, él recuerda que al ver su forma de bailar, la delicadeza de sus pasos y su expresión corporal, fue como ver a un ángel danzar sobre el escenario. La presentación de ella lo llenó de vigor, y en ese momento, cuando él más estaba maravillado por su forma de bailar... Sus miradas se cruzaron, fue un momento mágico para él, se encontraba en la primera fila mirándola, ella se dio cuenta de la atención que le prestaba a ella y lo miro y esbozo una tierna sonrisa y siguió con su presentación.

Ya terminada su presentación, Mary fue hacia su camerino. Clark, maravillado por la belleza de Mary, se fue del auditorio decidido a volver a verla de nuevo.

Pasaban los días y Clark no podía olvidar a Mary, la mujer más hermosa que sus ojos hayan visto, pasaba las noches soñando con ella, soñando algún día volverla a ver.

Era el 21 de abril de 1972, y Clark se levantó como todos los días para ir a la universidad, para ese tiempo estaba en el último año de la carrera de Contabilidad y Finanzas, fue tomó su café matutino y leyó el periódico tal fue su asombro al ver que otra vez el grupo de ballet donde ella estaba se iba a presentar de nuevo, ese mismo día, él muy alegre, después de clases fue al teatro y compró la entrada para la presentación de esa noche, se alisto con sus mejores ropas, compro flores y se dispuso a llegar a tiempo a la presentación.

Su presentación lo conmovió tanto como la primera vez que la vio, terminado ya el show, Clark se dirigió hacia el camerino de Mary, tocó la puerta y entró.

"Hola... ¿Tú eres... Mary Hopkins?"- dijo Clark muy nervioso.

Ante él estaba la persona por la cual paso tantas noches en vela, imaginando con algún día poder hablarle, y ese momento por fin había llegado.

"Sí, soy yo ¿Y tú eres?"- preguntó Mary extrañada.

"Clark... Clark Johnson, el chico de la primera fila"- respondió él.

"Ah sí, te recuerdo, estabas ahí el otro día, te vi"- afirmó Mary.

"Si, te... te traje flores, maravillosa presentación"- dijo él entregándole el ramo de flores.

"Ay que lindo, que hermoso detalle, muchas gracias"- dijo ella recibiendo el detalle que le había traído.

En ese momento sus manos se entrelazaron, Clark noto esto e inmediatamente y soltó las flores provocando que estas cayeran al suelo.

"Oh, lo siento, en ocasiones suelo ser un poco torpe, ten"- dijo Clark disculpándose recogiendo las flores del suelo e inmediatamente después de esto se fue lo más pronto posible ruborizado y avergonzado por la situación.

"Mm, que sujeto tan agradable"- comentó ella a solas después de que él ya se había marchado.

Pasaron los días, las semanas, los meses y Clark siempre iba a las presentaciones de Mary cada vez que podía, llegaron a hablar en muchas ocasiones, intercambiaron números de teléfono y se llevaban muy bien.

Un día Clark y Mary acordaron tener una cita, ya habían tenido una que otra en ocasiones anteriores, pero esta era especial para ambos, pues iba a ser el Día de los Enamorados, ambos se vistieron de gala y acordaron encontrarse en el restaurante más caro de la ciudad.

Llegado ambos al sitio todo fue de maravilla, él llevaba un traje negro, con una corbata de moño negro y zapatos negros.

Clark espero pacientemente a que llegara Mary, cuando vio que doblando la esquina que daba con el restaurante pasaba una hermosa mujer; pero no era cualquier mujer, era Mary, si, era ella, estaba vestida con un traje rojo precioso con un escote un poco pronunciado, con tacones altos y llevaba una cartera plateada en su mano derecha, llevaba una pulsera en la mano izquierda y un collar de diamantes en el cuello.

"Hola Clark"- dijo Mary.

"Mary... Estás hermosa hoy, perdona mis fachas, es que salí apurado de mi casa para poder conseguir reservación en este lugar"- dijo Clark un poco avergonzado por la ropa que traía al lado de la de su hermosa acompañante.

"No digas eso Clark, así te ves bien, estás muy guapo"- dijo ella intentando subirle el ánimo.

"Gra... Gracias"- respondió él ruborizado.

"Pues... Sígueme, nuestra mesa está por aquí"- dijo él guiándola hacia la mesa.

Clark la llevó hasta la mesa, le acercó la silla para que se sentara y él se puso delante de ella.

La cena estuvo de maravilla, charlaron por un buen rato sobre cómo les estaba yendo a ambos, él le preguntó por cómo iba su profesión y ella le preguntó cómo le estaba yendo con su carrera de contador, se rieron un rato y la pasaron bien.

Pasadas ya las 10 de la noche, Clark quiso decirle algo a Mary.

"Oye Mary tengo que decirte algo..."- dijo él.

"Si, si Clark, quiero ser tu novia"- dijo ella ruborizada.

"¿Pero cómo lo..."- dijo Clark asombrado, pero no pudo completar la oración cuando ella prosiguió.

"Mira, ambos somos adultos, si tú quieres estar conmigo bien, tú también me gustas Clark"- dijo poniéndose tan roja como un tomate.

"Entonces creo que..."- Clark no pudo terminar la frase porque Mary se abalanzó sobre él y le dio un apasionado beso, él se ruborizo, pero aun así no despegó sus labios de los de ella, cerró los ojos, la atrajo hacia su cuerpo, y se dejó llevar por la pasión. Ambos subieron al coche de Clark, y se dirigieron a la casa de Mary, era una casa de dos pisos muy hermosa, tenía dos cuartos espaciosos, uno tenía una cama matrimonial muy bella con sábanas de seda, una sala enorme con una mesa grande donde podrían comer 10 personas, una cocina espaciosa, llena de vajillas y cubiertos de plata, todo muy hermoso.

De camino a su casa, Clark aún le tenía una sorpresa para ella y puso una emisora a la cual momentos antes había pedido que colocaran una canción sacada del tercer álbum de Elton, "Tiny Dancer, sin que ella se diera cuenta, entonces cuando la sintonizo le dijo que escuchara esa canción, y se puso a cantar enfrente de ella mientras manejaba, aun sabiendo que el canto no era su mejor virtud se atrevió a dedicarle esa canción que hablaba de lo que él sentía por ella, porque eso era lo que ella provocaba en él, el sentido de la aventura, el de atreverse a hacer cosas que nunca se habría atrevido a decirle a nadie o hacerlo en público. A pesar de su horrible voz; a ella le conmovió el hermoso gesto que tuvo con ella, y se enamoró aún más de él, llegados ya a su casa, ella lo besó lo llevo consigo a su cuarto y ambos se dejaron llevar por la pasión que Eros y la diosa Afrodita habían plantado en ellos ese día.

La Casa en Baker Street 914Where stories live. Discover now