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"Seúl brillaba extraordinariamente, era otro mundo al que estaba viendo por primera vez".

Uno, dos, tres pitidos.

Nada de nada.

Suspiró frustrado y lanzó una patada al suelo, sus amigos probablemente se habían dormido hasta para ir al instituto, al que por cierto no había llegado a inscribirse a tiempo.

Apenas dos semanas habían pasado desde el inicio de clases y claro, en Nueva York él debería encontrarse en plena cursada de último año, sin embargo, sus planes fueron otros.

—Los voy a matar–murmuró para sí mismo tomando su mochila y sus maletas para comenzar a caminar hacia el área de taxis. Luego de un par de minutos encontró uno disponible donde entraba todo su equipaje, una vez arriba del vehículo le dio al conductor la dirección de la residencia de estudiantes donde vivían Yoongi y Hoseok.

Cuarenta minutos de viaje fueron suficientes para pensar la larga de insultos que otorgaría a sus amigos al llegar, aunque todos esos pensamientos se esfumaron cuando vio el gran edificio frente a él. Un pequeño escalofrío recorrió a lo largo de su espina dorsal.

Realmente me encuentro aquí.

Sacudió su cabeza y abrió su billetera decidido a pagarle al conductor.

—Uhm, vengo de Estados Unidos y aún no he tenido oportunidad de agarrar cambio, ¿podría pagarle con dólares?, o quizás...

—No hay problema chico, son 10 dólares.

Jimin hizo una mueca e intentó hacer el cálculo en su cabeza sin éxito, había viajado durante casi una hora así que no lo vio como un robo en el momento, se encogió de hombros y le dio el billete al señor, quien amablemente agradeció y ayudó a bajar su equipaje.

Acomodó su abrigo un poco incómodo, Seúl brillaba más que nunca, apenas era la segunda semana de marzo y la primavera comenzaba a estallar en cantidad, dejando a la vista los hermosos árboles con distintas flores moradas y rosadas, junto con las plantas y la acera llena de colores.

Cerró sus ojos y aspiró aire limpio.

Si, definitivamente se sentía en su hogar, pero aún así, algo faltaba... Y no podía descifrar qué.

Sin mucho remedio a sus pensamientos, tomó su equipaje y entró al edificio, encontrándose con el guardia y portero del mismo, quien lo recibió con una sonrisa.

—¡Buenas tardes muchachito! ¿En qué puedo ayudarte?

—Señor Choi–una sonrisita escapó de los labios del rubio al notar que el mayor no lo reconoció–vengo a visitar el departamento de Jeon Jungkook.

—¡Oh! Los revoltosos del 613, estuve recibiendo quejas de parte de los vecinos, al parecer se quedaron jugando videojuegos hasta tarde–rió con suavidad el señor–te me haces conocido, ¿habías venido antes?

—La verdad es que la pregunta me ofende señor, ¿tanto me cambió Nueva York?–cuestionó, intentando darle pistas para ver si el mayor lo descubría por sí solo.

El guardia se quedó observando al rubio con atención, buscando en sus memorias los rasgos del contrario, intentando sacar su nombre, recordó sus palabras y al cabo de unos segundos abrió sus ojos a tope ante la sorpresa.

—¡¿Park Ji Min?!–exclamó alzando sus brazos al aire, el rubio soltó una carcajada y se acercó a abrazar al señor que prácticamente era como un abuelo para ellos–debes disculparme pequeño, cada vez estoy más viejo y olvido ciertas cosas pero ¡Mírate! Ya no eres el enano de pelo negro y mejillas regordetas que solías ser–dijo mientras estrechaba al menor entre sus brazos para después apretar sus mejillas–¡estás hecho todo un hombre!

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⏰ Last updated: Mar 07, 2020 ⏰

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