I

1.7K 142 60
                                    

I

Thorin lo estaba besando.

No se trataba su gesto de alguna especie de demostración amistosa entre enanos de la que Bilbo no tuviera conocimiento. En medio del bosque, siendo acorralado contra un árbol, tampoco cabía la posibilidad de entender mal la situación. Aun así, el impulso de huir persistía y el corazón en su pecho retumbaba como el grito despiadado e irracional de un orco.

Quería pensar que se trataba de una broma. Pronto, aquellos labios se comenzaron a mover y un par de fuertes brazos ya lo tenían más que apretado contra Thorin; en ningún caso pareciera que estaría siendo alejado y reducido a ser la inocente víctima de Oakenshield.

Bilbo se preguntó, con su parte justa de miedo e incertidumbre, qué tanto podría él corresponder a sus deseos como a los del enano. Cuánto sería capaz de dar y tomar antes de que Thorin pensara mejor las cosas decidiendo que en realidad no se consideraba listo para él... para ellos. Bilbo cerró los ojos, su parte Tuk saliendo a dar la cara, a defender sus deseos y sentimientos. Comenzó a corresponderle.

Abrazó el grueso cuello, abrió la boca aceptando con anhelo y nerviosismo a la cada vez más insistente lengua de Thorin. No se contuvo el gemido que sitió llegar al encontrarse separado del suelo y unas gruesas manos le invitaron a afianzar las piernas contra la ancha cintura. Tampoco detuvo su voz o su corazón sincero luego de que finalmente su boca fuera liberada para conseguir un poco de aire.

—Te amo —gimió—Te amo. Te amo.

Thorin no respondió. Bilbo a cambio fue saciado en deseo y en amor con una cálida muestra de lo que su Rey sentía por él; fuertes brazos no lo abandonaron, besos hambrientos le robaron el aire a la vez que su cuerpo fue adorado como la más hermosa de las joyas. Le acarició el corazón con la mayor de las dulzuras, y ya ninguna palabra hizo falta.

—Te amo.

Aun así, Bilbo podría expresarse por los dos.

II

—¡Bésalo de una vez!

Una docena de risas acordaron con el comentario de Balin. Fili y Kili incluso soltaron un par de silbidos, cada par de ojos fijos en Thorin y en Bilbo, esperando con ansia que su despistado Rey finalmente hiciera su movimiento contra el hobbit.

Desde luego, ninguno se movió. El comentario aun así consiguió hacer que sus rostros se tiñeran de carmín, haciéndoles desviar la mirada e incluso les impulsó a retroceder un par de pasos. Los otros enanos gimieron con decepción. Esos dos estuvieron cortejándose casi desde el principio y aún ahora ninguno se atrevía a buscar algo más que solo miradas significativas.

—Si no lo haces tú, lo haré yo —amenazó Dwalin mientras se colocaba un casco. Soltando una risa conjunta casi todos observaron la mirada furiosa de Thorin. Bilbo intentaba ocultar su vergüenza fingiendo estar entretenido con su nueva cota de mithril. Su corazón latiendo veloz, sus manitas comenzaban a sudar—. Tú decides —dijo el enano al final, empezó a caminar hacia Bilbo, en dirección a la salida, el resto de la Compañía iba tras él, luego de un momento el Rey y el hobbit quedaron completamente solos.

—No crees que lo haga ¿verdad?

—¿Tu lo quieres? —preguntó Thorin de vuelta, más para molestar y quitarse de encima un poco de tensión que por pensar en que Bilbo esperaría el beso de Dwalin.

¡Por Mahal! Pensarlo le provocó un escalofrío.

—Sabes que no —susurró, acercándose al enano, recibiendo con gusto un par de brazos alrededor de su cintura. Un momento después sus labios fueron ocupados por los de Thorin, un beso que dejaba todavía más lejana aquella primera vez. Al separarse un poco, no logró contener una suave risa—. No puedo imaginar cómo es que lo hemos logrado hasta ahora.

Corazón devotoWhere stories live. Discover now