•~Alive~•

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Aquel reflejo solía abrumarlo, ese ser nacido por culpa de su deprimente pasado que no hacía más que agobiarlo, siempre estaba ahí.

Ya no le molestaba tanto como al principio, de hecho logró acostumbrarse a su presencia aunque nadie más que él lo viera. “Evil Luzu”, como le apodaron sus amigos, solía ponerse a su costado y le susurraba cosas que a veces lograban convencerle.

La maldición de Auron, las minas, el nuevo peinado, eran parte de unas cuantas fechorías ideas de aquel Luzu.

El héroe ya casi no salía de su oscura muralla y prácticamente a nadie le extrañaba. Rara vez se le veía comprando cosas en el mercado o cabalgando de un lugar a otro. Cada que se avisaba su presencia se sabía que algo desagradable ocurrió.

Bueno, casi siempre. Recordemos que nuestro Luzu es un trocito de pan después de todo.

Aquel día en el que los rayos del abrasador sol buscaban perforar la piel quemándola se le ocurrió la brillante idea de darse un chapuzón en la playa debajo de la casa de Vegetta. Guardó un bloqueador, unas sandalias, una toalla roja y una merienda de dos sandwiches en una mochila, también una botella de agua y un sombrero de paja; arriba de Muerte llegó a su anhelado destino.

No invitó a ninguno de sus amigos, tampoco es que tuviese muchos ya. Puso la toalla en el suelo y se quitó su sudadera, su playera y demás para ponerse el bañador y untarse protector; nadie lo vería de todas formas. Con los pies tocó el agua salada notando que esta, gracias a los ardientes rayos del sol, no estaba del todo fría.

Dió cortos y lentos pasos, apreciaba aquel paisaje que la costa llena de árboles, la playa y el sol podían darle. Era una lástima no haber traído una cámara para poder fotografiarlo.

Cuando las olas impactaban contra sus rodillas supo que no debía de avanzar más porque temía que una piraña le mordiera. Se sentó en una de las altas piedras que sobresalían. Cerró sus ojos y dejó que la brisa lo acariciara casi tan suavemente como las plumas de los chocobos al planear.

— Te vez muy tranquilo — Habló por primera vez en el día aquella sombra que lo acompañaba. — ...muy tranquilo, no te veía así desde lo de las elecciones. — “él” se hallaba a un lado de Luzu, tenía la sudadera que cubría su cuerpo y los pantalones doblados de forma que le quedará un bonito short.

— Creo que esto es lo que me hacía falta, tranquilizarme ¿No?. Sólo mira al cielo, se ve precioso así. — Contestó Luzu recostandose en la piedra—

— En lo personal, prefiero las noches. El sol me molesta— Un gruñido salió de su boca, se estaba acalorando.

— Quítate la sudadera.—

— No.—

— Hazlo o te la quitaré yo.— su contraparte bufó, se deshizo de la prenda, la hizo bolita y la lanzó a la costa junto con las cosas de Luzu. Dejó a la vista una playera azul.

— Bien, ¿Ahora estás menos acalorado?. —

— Podría decirse que si. —

Ambos miraban al horizonte en silencio; se encontraban en ese ambiente tan cómodo que se olvidaban de quienes eran, que hicieron y que sufrieron. Simplemente estaban ellos dos.

— Dime, Luzu... ¿Algún día desaparecere?...— Aquella pregunta logró sacarlos del trance, su contraparte lo miró confundido. — Ya sabes, soy una creación de tu subconsciente a partir de experiencias traumáticas, lo sabes y yo lo sé.—

— Luego de tanta mierda que dices y haces, escucharte decir eso es extraño. Para mi eres tan real como lo soy yo.— la altura de las olas había aumentado, ahora pequeñas gotas lograban salpicar su pecho. — Eres... Parte de mí, ¿Sabes?. Te necesito para mantenerme completo, para que el mundo no me coma con grandes mordiscos. —

— ¿Y el día en que seas enteramente feliz?, Ya no te seré necesario.—

— Aún no te das cuenta de que nadie es realmente feliz en este mundo. —

Luzu se bajó de la roca y caminó hasta la orilla para tumbarse en la toalla.

— Evil, el mundo es una perra cruel que siempre tratará de joderte, así como la vida misma. Todos necesitamos un poco de maldad para poder sobrellevar todo, y la maldad necesita un poco de bondad para vivir. Tú y yo nos complementamos.— tomó el sombrero de paja y con él se cubrió el rostro. — Darling, sólo disfruta este momento. Date un descanso de todas las fechorías y de los pensamientos que no hacen más que destruirnos.—

Evil sólo sé limitó a observar su contraparte, tan sereno y calmado que le daba rabia. Volvió a ponerse su sudadera antes de decidir acostarse a su lado.

Porque todo el mundo podría estar en contra de ellos, pero, mientras ninguno de los dos lo estuviera, no habría gran problema.

Luzu estaba vivo por ser fuerte, aquella fortaleza que Evil le había dado después de todo. Evil vivía gracias a las necesidades de Luzu.

¿Qué relación podría ser tan beneficiosa como la de estos dos?

★★★★★

Ni yo sé que acabo de escribir, pero no me disgustó.

Esto fue antes de la boda... Incluso de lo de Lana, pero me dí a la tarea de corregirlo y completarlo... Algo es algo.

Buen día, querido extraño ❤️

🌿Vivo 🌿 [ Luzu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora