2; mariposa de chocolate

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Luego de entregarle aquella mariposa el día anterior la chica pensaba en como declararse ante él, entonces pensó ¿Que mejor idea que chocolates como declaración?

Y aunque aquella idea no era mala, su capacidad para hacer realidad lo que tenía en su cabeza era distinto, sus manos no conectaban con su cerebro y el resultado final de cada chocolate que llevaba hasta ahora no eran del todo de su agrado, se sentó frustrada mirando todos aquellos desastrosos chocolates sobre la mesa mientras comenzaba a comer un poco.

— Hermana ¿Me das un poco?— la chica miro a aquel pequeño monstruito que tenía por hermano y le sonrió, aquel niño le hacía la vida imposible a veces, era insoportable a momentos, pero era el amor de su vida.

— mmm...— solto fingiendo pensar su respuesta.

— Porfi, Porfi, porfi.— insistió el pequeño poniendo sus mejores ojitos de cachorro.

La chica tomo unos cuantos trozos de chocolate, aquellos de el pequeño montón que había apilado, ninguno le había gustado, todos por diferentes razones, al menos ninguna de esas razones era que tuvieran mal sabor.

—cometelo despacio.— advirtió la chica mientras veía como el pequeño se iba feliz a jugar, la frase de agradecimiento del menor quedó en el aire mientras esté casi corría a por sus juguetes, " eres la mejor hermana del mundo mundial" le había dicho mientras se alejaba.

Un rato después había logrado perfeccionar un poco más la técnica, ya entendía mejor el como darle la forma que deseaba, así que luego de respirar y relajarse, comenzó a darle la forma que deseaba.

Los chocolates se encontraban listos, no se habían deformado y tenían aquella forma que tanto le había costado lograr, unos lindos chocolates con forma de mariposa, incluso estaba contenta de haber podido hacerle una pequeña pero linda decoración. Ya listos, los puso en una bolsita transparente que amarró con una cinta de color lila, los metió dentro de su refrigerador para poder mantenerlos intactos hasta el siguiente día en el que los entregaría. Luego de guardarlos la joven, algo ansiosa, termino su rutina de la tarde junto a su hermano antes de irse a dormir.

Al día siguiente, a primeras horas de la mañana, mientras aún le quedaba valentía del día anterior, comenzó a buscar a Tamaki a paso firme pero lento, se sentía algo temerosa.

Entonces fue en eso momento en el que lo vio, cuando doblaba por el pasillo logro divisarlo al final de este, su estómago se contrajo de los nervios y su valentía bajo mucho más de lo que creía, aún así, fingiendo seguridad se hacerlo al chico con una sonrisa.

Ahora o nunca pensó cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, saco de su mochila aquella bolsa con los chocolates, y luego de saludar a mejore y a mirio, sonrió hacia Tamaki, quien comenzaba a verse demasiado nervioso.

— Son para usted.— dijo la joven, pero el nervioso chico ya se había girado hacia la pared más cercana, pegando su cabeza a esta mientras trataba de relajar su respiración que comenzaba a ser errática, probablemente empezaría con taquicardias si no lograba conseguir que el aire entrase a sus pulmones de forma normal.— esperaba que los pudiera aceptar...— terminó diciendo la joven, volteando a ver primero al rubio y luego a la chica mayor que ella.

Ambos la miraron con un pequeña sonrisa en sus rostros, como diciendo al menos te escucha.

— ¿Podría dejárselos a usted?— pregunto la chica hacia el rubio quien asintió.— gracias.— murmuró la joven antes de alejarse del trío de amigos, recibiendo una sonrisa apenada de el par que aún podía mirarla a la cara.

Un suspiro algo pesado escapó sin querer de los labios de la chica ya encontrándose algo lejos del lugar en el que había estado.

¿Como es posible que un chico tan lindo sea tan inseguro? se preguntaba mientras iba camino a su salón ¿Puede eso tener algún sentido? Para ella reglamente no lo tenía, pero bueno, seguía gustando le demasiado el chico como para que aquello le desanimase o al menos lo lo suficiente, aún así caminaba algo decaída a su salón, aunque aquello no duró demasiado, una chica había salido corriendo tan rápido de uno de los salones de tercer año, que al intentar doblar en una esquina había chocado contra una de las paredes y aún así siguió su camino tan rápido como sus piernas le permitieron.

Chica rara penso mientras seguía su camino, ahora con una pequeña sonrisa en su rostro y muchas dudas en su cabeza.

Al llegar a su salón, el de primer año de curso general, se encontró a sus amigos lo que le hizo sonreír, sentándose junto a una de sus mejores amigas, comenzando a platicar sobre algunas nuevas pinturas que había comenzado a crear la chica. Pero la mirada de TN no pudo permanecer por mucho tiempo en su amiga, puesto que por el rabillo del ojo, a través de la ventana, pudo ver a aquel chico de cabello bicolor del que había estado hablando una de sus amigas del curso de apoyo, alejo sus ojos de la ventana para volver a prestar atención a su amiga quien terminó callando se unos cuantos minutos después por la entrada del maestro al salón.

Ese día, era definitivamente otro en el que no podría confesarse, no podría declarar sus sentimientos hacia el chico y lo peor era que ni siquiera había podido entregarle los chocolates directamente a Tamaki, al menos confiaba en mirio y sabía que al menos el azabache recibiría los chocolates.

La chica apoyo su cabeza entre sus manos mientras escuchaba al profesor hablar, deseando que la clase acabará pronto.

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Editado
07/07/2023

Me costó un montón editar un solo capítulo porque se me había olvidado que lo estaba haciendo, más difícil ahora que estoy casi afines del primer semestre en la u, se vienen muchas pruebas encima 😞

En fin que voy a intentar publicar esta historia más seguido 💜

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2023 ⏰

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Mariposas -  Tamaki Amajiki.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora