Capítulo Único

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Podría jurar que no estaba allí por voluntad propia...

Jung Hoseok, reconocido presentador y actor, caracterizado por su radiante sonrisa y hoyuelos marcados, perdido en la noche dentro de aquel oscuro bosque.

Efectivamente...

J-Hope, como lo llamaban, por un reto de sus amigos se había adentrado en aquel mar de árboles a cambio de varios paquetes de snacks.

Sí... suena estúpido... pero para él no había nada mejor que aquellas papitas...

Allí estaba Hoseok, caminando por el bosque iluminado solamente por los rayos blanquecinos de la luna, con la brisa helada de la noche congelando sus mejillas y despeinando su cobriza cabellera. Vagaba por un sendero cubierto de hojas y ramas, casi invisible.
Sus pasos eran lentos...
Escuchar el mínimo ruido le hacía retroceder dos pasos, cabe destacar que era el más asustadizo de su grupo de amigos.
Aquella bufanda que traía era más que especial para él, recordaba con ella a su amada Han, esa chica de ojos canela que, en aquel entonces, daba luz a su mirada. Su relación no duró mucho, ella desapareció de repente, ninguna despedida, una llamada o algo que le asegurara que se encontraba bien, solo esa bufanda tirada en el suelo de aquel bosque en el que se encontraba ahora...

Sus manos estaban ocultas en sus bolsillos en un vano intento de buscar calor, sus labios estaban pálidos y sus piernas de seguro estaban fallando...

Se estaba congelando...

Caminó un par de pasos más y halló una casa, bastante grande a su parecer, pero eso no le importó en lo absoluto, como tampoco esas penetrantes miradas que lo acechaban desde dentro de aquella extraña mansión.
Con la fuerza que le quedaba corrió hacia la entrada y tocó la puerta frenéticamente. Su voz se había quebrado, le era rotundamente imposible siquiera susurrar un ayuda.

Después de haberse rendido, la puerta se abrió dejando ver a una chica de cabellos largos y castaños, con una bufanda igual a la de él cubriendo la mitad de su rostro...

-¿Puedo ayudarte?-preguntó la muchacha

Eso fue lo último que escuchó antes de desmayarse...
Después de algunos minutos, o quizás horas, abrió sus ojos encontrándose no solo con esa sensación de calor en su cuerpo, sino también con la mirada canela de la joven.

No podía ser cierto...

Era ella... Han, su adorada Han. Sus ojos se cristalizaron y sonrió un poco

-Cariño-dijo él en un susurro casi inaudible y levantó su mano para acariciar su rostro
Ella sonrió y puso su mano encima de la del chico
-Te extrañé Hobi... mucho-se acercó a sus labios y depositó en ellos un cálido beso

Sin duda alguna Hoseok extrañaba sus labios, unirlos con los suyos le transmitía todo el calor que necesitaba, aunque sintiera que estos eran más fríos que el mismísimo hielo.

-¿Estuviste aquí todo este tiempo?- preguntó el sentándose- ¿por qué no me llamaste Han? Estaba como loco buscándote
-Yo no estoy aquí Hoseok-lo miró a los ojos y un escalofrío recorrió sus entrañas- mejor vamos amor, no quiero que sufras lo que yo...

Al decir eso, se levantó de su lugar y comenzó a caminar. Hobi, teniendo alguna que otra sospecha de que no debía estar ahí, decidió a seguirla esperando encontrar una salida lo antes posible. Caminaban lentamente, en silencio. Él quería preguntar tantas cosas, buscarle una explicación a todo, pero algo se lo impedía, nada más y nada menos que miedo.

Sí...miedo...
Temor a esa diferente Han que encontró después de siete años.

Recorrieron la casa con sumo cuidado, al menos Hoseok, temeroso de encontrar algo más que tenebrosa oscuridad. Pero tenía sus motivos para estar tan asustado, desde lugares remotos de la casa ojos blancos brillantes seguían su rastro. Llegaron por fin a la entrada,la puerta se había quedado abierta y pudo observar como había comenzado a nevar...

-Han...¿cuánto tiempo estuve inconsciente?- preguntó con el corazón a punto de salir de su pecho
-Tres horas cariño-ella sonrió- sigamos nuestro camino

Los pensamientos de J-Hope decían una y otra vez que saliera corriendo de allí de una buena vez, y no podía negarlo, ese sentimiento era no el que deseaba, lo siguiente. Dio un paso a la puerta y una fuerte ráfaga de viento hizo volar su bufanda, pero, la pregunta era más que espeluznante... ¿de dónde vino ese fuerte viento?

-Ohh... mi bufanda- caminó con rapidez hacia la puerta pero está se cerró de un portazo frente a su nariz.

El muchacho dio un salto por el susto y Han comenzó a reír. Hobi también lo hizo e intentó abrir la puerta... un esfuerzo totalmente nulo...

-¿Pero qué...?- forzaba la cerradura pero por nada se abría o daba indicios de hacerlo - ¡¡Nos han encerrado!!- exclamó asustado
-A mí no Hobi- susurró ella y desapareció entre las paredes oscuras de la casa.

Ante lo que presenció, por su cuerpo comenzó a correr una corriente que fue capaz de erizar su piel por completo. Sus ojos se abrieron como nunca y una lágrima se deslizó por su mejilla. Sus piernas temblaban, ni mencionar sus manos, su mandíbula se tensó y gotas de sudor caían haciendo cosquillas molestas en su frente.
En ese entonces, terminó por percatarse del intenso miedo que le dominaba ahora.
Sin perder tiempo, corrió por la casa buscando una salida, pero no encontró más que que paredes interminables, rasguñadas y en deterioro. Se estremecía en su lugar y optó por desplomarse en el suelo,abrazando sus piernas y llorando como niño pequeño esperando una muerte rápida, cuando de pronto Han aparece nuevamente ante sus ojos,acaricia su mejilla sonriente y le susurra:
-Bienvenido a casa...cariño- su sonrisa se amplió y sombras de ojos brillantes aparecieron tras de ella

Lo único que pudo hacer...fue gritar...

Siete horas después, sus amigos con linternas y focos buscaban en el bosque a Hobi...

-¡¡Hoseok~!!-gritaban buscando respuesta del de cabellos rojos, pero no escuchaban nada...

Caminaron durante un largo tiempo hasta llegar a un lugar donde no había árboles, encontrando en el suelo la bufanda de su amigo...

Welcome Home... Dear ~[ONESHOT]~Where stories live. Discover now