22. Lo Perra Que Fui

18.1K 1.1K 566
                                    

Skyler's POV

Ni un día entero pasamos allí, nos subimos en la mini-van de vuelta a Illinois y cada cierto tiempo que debíamos parar en el camino volvíamos a pelear, a echarnos en cara la frustración y a preguntarnos cosas.

Le enumeré todo lo que me molestaba, todo lo que había querido decirle siempre.

Odiaba que fuera tan ruda con las personas, odiaba su forma de ordenar las cosas, odiaba que no le importara tener amigos y por lo tanto su único contacto con las personas era un coqueteo suave, odiaba que no se cuidara, odiaba que siempre se enojara más de la cuenta con la gente, odiaba su gusto para los zapatos y por eso siempre se los regalaba para que no tuviese que comprar, odiaba un jodido ruido que hacía con los dientes cuando se aburría, odiaba que me hiciera dormir regularmente, odiaba su forma de coger un bolígrafo, odiaba que fingiera no saber que es tan guapa, odiaba sus argumentos políticos, odiaba su silencio, odiaba que fuera tan orgullosa, odiaba ir a hacer la compra porque siempre decía que no quería nada, odiaba sus respuestas, odiaba cuando se emocionaba por cualquier deporte de lucha, odiaba que no gastara todo su potencial, odiaba que fuese mejor que yo en todo pero que no se le diera la gana de hacer absolutamente nada.

Pero para ser sincera entre más pensaba en cosas que odiaba de ella más me sentía mal conmigo misma.

Le dije que no, que no iría con ella a cualquier parte y ella interpretó que yo paso por encima de sus malditos sentimientos.

Y francamente mi corazón se rompió desde el momento que me di cuenta del daño que le estaba causando, ni siquiera cuando nos separamos de verdad, ni cuando estuvimos con otras personas para olvidarnos la una de la otra, se rompió cuando me dijo con lágrimas en los ojos que no era feliz.

Que no era feliz y que siempre estaba insegura porque su bienestar dependía de mí, si yo la hubiese engañado ella no lo habría soportado y eso no estaba bien... Por eso ella llevaba meses dándole vueltas a la misma pregunta que quería hacerme; - No me importa que te vaya a romper el corazón porque debo irme ¿Nadamos o nos hundimos? ¿Vienes conmigo para que yo sea feliz o te quedas sola?

Y nunca conecté más de dos neuronas para saber que esto era inevitable... y vivir el resto de nuestras vidas aquí y hasta el maldito anillo de bodas que nunca compré eran fantasías inviables.

Claro que debí sosprecharlo, pero el amor te hace ignorar las señales.

...Ella también declaró su propia lista para mí.

Rose odiaba de mi; que pretendiera cosas para caerle bien a la gente, mi letra, que no sea realista, que me creyera superior por esforzarme más, mi entusiasmo para hacer tonterías, mis prejuicios, que sea rigurosa, que no sea abiertamente lesbiana porque a veces me gusta usar a los hombres, que trate mal a los hombres porque no me gustan, que pregunte cosas obvias todo el rato para asegurarme, que sea formal en cosas inecesarias, que no duerma a horas regulares, que no entienda que talento no es sinónimo de gusto.

Llegamos a casa después de lo que se sintió como mil horas de recorrido, ella no deshizo las maletas y tampoco durmió conmigo en casa. A la mañana siguiente Delgado apareció en mi puerta.

- ¿Estás bien? - preguntó, luego se tapó la boca - Tú sabes qué...

- Cree que no la amo... Cree que soy egoísta, se va a ir odiandome, la odio por eso - otra vez comencé a llorar.

Delgado llevaba una botella de alcohol, me la bebí de un trago, no pude ni vomitar porque no había comido nada.

- Dile algo, por favor, ella no se irá sin una despedida.

LIVING IN SIN © LesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora