Trois

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Sesshomaru ha sido mi amor no correspondido por un largo tiempo, lo aceptaba y me rendí con tener una relación con él. Y aunque me dejo en la siszone no puedo perder las esperanzas, ¿cierto?

Deseaba que nuestras miradas se cruzaran y como los amantes, comprender las palabras que no podíamos decir.

_Una semana después_

Miraba por la ventana del auto y suspire. Hoy comenzaban de nuevo las clases, aunque era un año mayor, sentía que no lograba alcanzar a Sesshomaru.

Así que ahora, estaba tratando de seguir con mi vida, sin pensar en él y como nuestra relación podía avanzar. Bueno, un nuevo ciclo escolar, es una vida nueva ¿no?

Al llegar a mi escuela, bajé como una loca y llame por celular a Sango. Se supone que nos vamos a reunir en la entrada para entrar como todas unas divas.

-¡Kagome!—Kikyo fue la primera en aparecer. Tenía su cabello perfecto y un lindo conjunto, mientras que sonría de oreja a oreja.

Guarde mi celular y me acerqué a ella para abrazarla. Unos minutos después llego Miroku e Inuyasha, las dos tenían en sus manos unas latas de pintura, lo cual solo significaba una cosa: Peligro.

-¿Ahora qué harán, idiotas?—Kikyo frunció el ceño y espero la respuesta de su novio.

-Solo mejorar un poco la escuela. —Sonrió Miroku. Inuyasha solo asentó con la cabeza y choco los cinco con su amigo.

Quería decirle que era el primer día y no era necesario empezar con las travesuras pero me quede callada al ver a Sesshomaru llegar a la escuela. Como siempre se veía perfecto, con una sonrisa que podía enamorar a cualquiera, sus pasos eran perfectos y elegantes.

Sesshomaru es dos años mayor que nosotros. Era su último año en la escuela, después iría a la Universidad, pero mientras este aquí, era como el rey de Shikon.

-¿Kagome?—Inuyasha posó su brazo por mis hombros y miro también a su hermano mayor. —Vaya, ya llego el rey.

Aparte la mirada del peli plateado y le sonreí a Inuyasha.

-¿Celoso?

-¿Qué?—Rió. —Nunca, yo no necesito la atención que el obtiene. Simplemente, no soy así.

Kikyo nos gritó a los dos. Y era la hora de entrar.

-Aparte, yo solo tengo ojos para Kikyo.

Le di una palmada en la espalda. Tenía en su rostro una dulce sonrisa que solo le dedicaba a mi amiga.

....

-Entonces debemos dividir y después multiplicar. —El maestro siguió explicando el ejercicio. Aunque la mayoría estábamos dormidos.

Sango llegó unos minutos después de que la clase empezara, obvio no la dejaron entrar pero nos mandó un mensaje por Whatsapp diciendo que nos tenía una gran noticia.

-¿Qué será la noticia de Sango?—Kikyo miro sus uñas y después le dio un pequeño golpe en la cabeza a Inuyasha, quien se sentaba delante de ella.

-Debe ser algo enorme para llegar tarde. —Miroku bostezo.

-Ella siempre llega tarde. —Les recordé.

-¡Ustedes, el grupito de atrás!—El maestro nos señaló. —Si no dejan de hablar, los sacaré de la clase.

Nos disculpamos y prometimos no volver a hablar.

-Pero la loca siempre tiene noticias muy importantes. —Inuyasha ahora fue el primero en hablar.

-Ahora es distinto, amor. —Kikyo nos miró a todos con seriedad. —Sango hizo algo que jamás hace ¿Vieron su mensaje de whatssap? Bueno, le agregó un emoticon.

Nos quedamos callados. Miroku comenzó a reír, mientras que Inuyasha y yo sacamos nuestros celulares para verificarlo.

-¡Mierda, es cierto!—Grite señalando mi celular.

-¡Basta!—El calvo de nuestro profesor señalo la puerta. — ¡Fuera de mi clase! ¡Delicuentes!

-¡Hey!—Inuyasha se levantó enojado. —Kagome es la única delincuente aquí.

Kikyo empezó a reír y le siguió Miroku. Yo solo me cruce de brazos, claramente enojada e indignada.

-¡Vete a la mierda!—Le alce el dedo de en medio a mis amigos.

-¡Suficiente! Todos vayan a la dirección.

Miroku me jalo del brazo para salir del salón, sabía que iba a reclamarle al viejo. Así que nos dirigimos con el director, pero para nuestra sorpresa Sango ya se encontraba esperándonos.

-¡Amigos!—La castaña nos dio un abrazo grupal. —Sabía que no me dejarían sola.

-Te queríamos dejar sola, pero Kagome grito en la clase del calvo. —Inuyasha me miro fingiendo enojo.

Lo ignoré y hable un poco con Sango, aunque ella no quería contarnos la gran noticia pues teníamos que estar en un lugar mejor para poder gritar todo lo que quisiéramos. Inuyasha se desesperó y se sentó, Kikyo hizo lo mismo y los dos hablaban sobre su próxima cita, mientras que Miroku verificaba la cartelera del cine en su celular.

-¿No debemos ir con el director?—Les dije. Ellos me ignoraron y siguieron con sus cosas.

-No seas amargada. —Sango me abrazo. —Para que me aprecies, les diré la noticia.

Ahora si todos aprestaban atención. Putos.

-¡Nos invitaron a una fiesta!

-Siempre nos invitan. —Miroku suspiro.

-Lo sé, pero esta vez es una fiesta de último año. —Sango me miro con una sonrisa burlona. —Y Sesshomaru estará.

-¡Iremos a una fiesta de último año!—Alce mis brazos.

-No, no iras. —Una voz se escuchó detrás de nosotros.

Nos congelamos al instante. Inuyasha y yo conocíamos muy bien esa voz, los dos tragamos saliva y volteamos con nuestra mejor sonrisa inocente.

Enfrenté de nosotros se encontraba Sesshomaru cruzado de brazos y con una cara que daba miedo. Mis amigos dieron unos pasos hacia atrás, dejándonos a Inuyasha y a mí enfrente.

-Cobardes. —Les dije.

-Tú no iras a esa fiesta. —El mayor de los Taisho camino hacia nosotros. —Y no quiero escuchar un pero ¿entendido?

Sesshomaru se portaba como mi padre a veces.

-Iré. —Lo desafié. —Y tú no podres detenerme.

-¿Disculpa?

-sí, te disculpo. —Y antes de que me gritara, corrí como loca con el director.

Lejos Estamos Mejor. (SessKag)Where stories live. Discover now