Parte única

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-Madre mía... -Bostezó la de mechones anaranjados con cansancio-. Estoy muerta, no he dormido absolutamente nada. -Se frotó los ojos y se estiró lánguidamente.

- ¿Eh? -Dijo extrañado el Dj-. ¿Y por qué no dormiste, Alya? -Rascándose la nuca-. ¿Sufres de insomnio o qué?

-Nino -nombró el rubio, interviniendo en la conversación con una mano en su mentón-, ¿no recuerdas que debíamos estudiar para el examen de primera hora?

Al escuchar aquello, los ojos del chico de tez bronceada se abrieron como platos, con el terror dibujándose por todo su rostro.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

- ¡¿Había examen?! -Llevando ambas manos a su cabeza-. ¡Santa Virgen de la Papaya! -Empezó a caminar en círculos erráticos, mientras sus dos compañeros lo observaban con diversión-. ¡No estudié ni medio! ¡Ni siquiera sé de qué es el examen!

-Cálmate, Nino. -Apaciguó la aspirante a periodista, colocando ambas manos sobre sus hombros-. Nosotros te podemos ayudar, ¿o no, Adrien?

-Desde luego. -Sonrió animado, golpeando levemente su brazo con su puño-. Puedo prestarte mis apuntes, si eso necesitas.

Todos necesitamos un Adrien y una Alya en nuestras vidas.

El de gorra roja sonrió agradecido, con su respiración y pulso normalizándose al saber de qué no todo estaba perdido, y que, con la ayuda de sus amigos, y algo de buena suerte, podría sacar una buena nota en el examen de quien sabe qué.

Y sino, siempre había una chuletita por allí que solucionaría sus problemas en un dos por tres.

Mientras aun conversaban, la de anteojos atisbó a lo lejos a su mejor amiga, que al parecer, por obra y gracia del espíritu santo, finalmente llegaba temprano al colegio.

Un verdadero milagro.

- ¡Mari! -Saludó agitando su mano, aproximándose hacia ella-. Wow. -La miró de arriba abajo-. ¿Madrugaste o qué?

La franco-china se limitó a fulminarla con la mirada, pasando por su costado, sin siquiera decir palabra.

- ¿Marinette? -Nombró su compañera, extrañada ante su indiferencia-. ¿Estás bien? ¿Qué tienes? Te noto algo...-Tocó su hombro, para conseguir al menos que la mirara-... Malhumorada.

-Cállate. No es tu problema.

Alya pestañó repetidas veces, sin dar el más mínimo crédito a la actitud repelente de quien, según ella, era la persona más pacífica sobre este planeta.

Antes de que pudiera reclamarle y reprocharle algo, Rose, acompañada de Juleka, se cruzó por el camino de la ojiazul, barrándole toda caminata.

- ¡Hola, Mari! -Saludó con esa alegría tierna que la caracterizaba-. ¿Nos vemos en tu casa más tarde para practicar con la banda? ¡Luka tiene ideas geniales para una nueva canción! -Dio un pequeño brinquito-. Y creo que se está inspirando en ti... -Susurró con picardía-. Por supuesto, tú tienes que ser la del vestuario. -Expresó entusiasta-. Estaba hablando con Juls, y tiene unas sugerencias fantásticas que...

-Rose. -Contestó tajante la de melena oscura, alzando su mano-. No tengo tiempo para escuchar tus niñadas. -Esa nota dejó completamente descolocadas a las tres féminas que la escuchaban-. Estaré ocupada toda la tarde, así que no cuenten conmigo.

-Sí, pe-pero... -Dijo Rose, sin comprender del todo-. Tú eres la diseñadora y...

-He dicho que no. ¿No puedes entenderlo? ¿Tu cerebro se fundió o qué? -Ese insulto hizo que la rubia de gemas celestes se llevara una mano al pecho, ofendida-. Punto y final, no se habla más del tema.

Bad days {𝕺𝖓𝖊𝖘𝖍𝖔𝖙}Where stories live. Discover now