Colores fríos/Colores cálidos

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Una de las mejores partes de ir salvando el mundo de amenazas bio-terroristas, es justamente la parte de ir viajando por cada parte de este. Al pasar el día, sólo se puede observar como los caminos se van tiñendo de diferentes matices violetas y rojizos. Cuando la guerra empieza de nuevo, el aire se impregna con aroma a óxido, putrefacción y odio; y los rostros sólo apuntan a una dirección... Al frente, si miras atrás estás perdiendo el tiempo, ahí no hay nada.

Al final, si Jake sabe algo, es que Piers está viendo el mismo cielo, quizás corriendo detrás de Redfield. Jake ve el más melancólico de los azules en esa oscura ventana al infinito, esperando que para Piers las cosas sean diferentes. No quiere pensar que en que el rostro del teniente Nivans se incline abajo... Bueno, al menos esa noche no, habría noches donde podría imaginar eso en otro contexto. Jake sonreía ocasionalmente con sus propios pensamientos, pensando en que Nivans lo miraría con el entrecejo arrugado si los dijera en voz alta frente a él. Esperaba el día en que volviera a verlo y pudiera pintar su cara de rosa.

Piers, por otro lado, estaba en una misión, de regreso a casa en esos bastos y calurosos desiertos del sur de Estados Unidos. Se sentía como si en cualquier momento fuera a prender en llamas, pero el atardecer estaba llegando, y eso lo reconfortaba "Ahora sólo falta el frío y de nuevo a empezar" pensaba.

El azul de la noche que llegaba y el rojo anaranjado del día que se iba, decía por todas partes "Jake". De nuevo los colores le recordaban a sus ojos y su cabello. Era como si no quisiera pensar en ese tipo, pero tenía que admitir que se preguntaba constantemente si alguna vez volvería a verlo, pues la guerra es impredecible y se lleva todo lo que puede sin discriminación alguna. Pero no, "Ese hijo de puta sigue bien. Si algo sabe Jake es como burlarse hasta de la muerte" Negó con la cabeza con una sonrisa y volvió su mirada al frente. "Jake debe estar mirando el mismo cielo" se dijo a si mismo. Tal vez si lo miraba lo suficiente, escucharía alguna de sus vulgaridades o sobrenombres estúpidos.

La mezcla de colores iba en bucle, siempre se repetían, eran los mismo y ahí estaban. Sólo que para algunos eran fríos y para otros cálidos. Pero finalmente, al menos para Jake y Piers representaban la misma cosa, la esperanza de volver a encontrarse, a salvo.

Drabbles Y One Shots Mullivans Que Nadie Pidió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora