Algo se cuece en la empresa de los padres de Hanna. La joven, cerca de alcanzar los veinte años y a las puertas de acabar su grado en empresariales en la universidad de Harvard, no tiene ni idea de lo que sus padres tienen preparado para ella.
Por o...
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Les gustaría un Q&A en mi IG??
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— ¿Que me dices?¿lo intentamos?
Me he quedado de piedra, las palabras se atascan en mi garganta sin llegar a salir y puedo ver como el ceño de Eric se empieza a fruncir.
Recomponte nena
— Yo... osea, tú... A ver.— Tartamudeo.— Yo también siento... algo por ti, y no lo había sentido por nadie. Tenía miedo de que tú no sintieras lo que yo.
— ¿Eso es un si? — Supongo que si...— Digo con una sonrisa ladina.
La reacción de Eric, aún siendo obvia, me sorprende. Me toma de ambas mejillas y me besa, de una forma cálida y sincera. Ninguno de los dos quiere separarse, estamos demasiado bien juntos, unidos en este beso.
Un ladrido en el jardín hace que nos separemos, miro a Eric y este sonríe orgulloso.
— ¿Que ha sido eso?— Pregunto.
— La última sorpresa de la noche...
— No me jodas...— Digo emocionada.
Me quito los tacones y bajo corriendo las escaleras dirigiéndome al patio trasero de la casa. Un pequeño pastor alemán está ahí sentadito con un lazo rojo al rededor de su cuello.
— Dios mío... es precioso...— Me agacho e inmediatamente el perrito viene hacia mi.
— ¿Te gusta? No se si lo tuyo son los perros que crecen tanto pero es mi raza favorita.
— ¿Estas de coña? Me encanta Eric.
— Como la vas a llamar.
— ¿La? ¿Es hembra?— Eric asiente muy sonriente— Pues... Nala, si, Nala será.
— Es precioso.— Se agacha a la altura a la que me encuentro, rodea mi cintura con una mano y con la otra acaricia a la perra.— Bienvenida, Nala.
Después de estar un rato jugando con Nala nos damos cuenta de que ha son altas horas de la madrugada, así que decidimos ir a dormir. Una vez en el dormitorio, Eric me toma de la cintura y me besa de forma tierna y lenta. Sus manos viajan a mi espalda y con lentitud comienza a desabotonar mi vestido, una vez terminado el vestido cae a mis pies y Eric se separa y me contempla con una tierna sonrisa. Aunque soy una persona pudorosa, no siento el impulso de taparme, simplemente dejo que me observe.
