One Shot

50 1 4
                                    


Las puertas del subterráneo se abrieron y entró, buscando con sus ojos un asiento libre. Iba a sorprenderse de lo vacío que estaba el vagón cuando recordó lo tarde que era, lo cual explicaba que apenas hubiesen unas cuantas personas sentadas. Quería matar a su amiga, era por su culpa que se le había hecho tan tarde, ella nunca había cruzado la ciudad tan de noche.
Se sentó, tomo un respiro para relajarse y sacó su celular para ver la hora; suspiró al notar lo tarde que era, pasadas las once de la noche. De pronto un mensaje apareció en su pantalla, un aviso de que su móvil estaba por quedarse sin batería. Maldijo para sus adentros a su amiga nuevamente, al salir en la tarde, no había pensado que tardaría tanto en regresar a su departamento. Cruzar la ciudad de un extremo a otro le requería que tuviera que cambiar de líneas, por lo menos ya estaba en la última.
Guardó su móvil en el bolso y se recostó en su asiento, cerrando los ojos por unos momentos. No necesitaba ver los nombres de las estaciones, ella se bajaba hasta la última y ya sabía de memoria la cantidad de paradas que habían hasta llegar a la suya. Luego de tres paradas abrió los ojos y miró alrededor del vagón, solo quedaban tres personas y ella. Una pareja que se besaba tan apasionadamente que no parecían darse cuenta de que no estaban solos, o simplemente no les importaba que los vieran mientras sus brazos comenzaban a moverse debajo de las prendas. Desvió la mirada hacia la otra persona, era un hombre, bastante alto y delgado; no podía ver nada más acerca de él puesto que llevaba el gorro de abrigo puesto, tapando su rostro, parecía estar mirando hacia abajo. El abrigo que no tenía el zíper cerrado, tenía dos colores, la parte superior y los brazos de color naranja y la parte del torso de color negro; una camiseta gris; jeans oscuros y unas tenis de esas a la moda de tonos chillantes, en realidad no se sorprendió al notar que también predominaba el color naranja en ellos. Supuso que para usar ese tipo de calzado el hombre no debía ser mayor que ella; así como el hecho de que llevaba las manos en los bolsillos de la sudadera y un bolso colgaba detrás de uno de sus hombros.
Un movimiento en el borde de su visión le hizo dejar de mirarlo, fue el reflejo de la pareja en la ventana, se estaban moviendo hacia la puerta sin despegarse. Ella se preguntaba cómo era posible caminar a como se estaban agarrando, le parecía que en cualquier instante el chico la levantaría por la cintura y empezarían a tener relaciones justo ahí. Por suerte, en unos segundos el metro se detuvo y al abrirse las puertas la pareja finalmente se separó, de agarraron de las manos y salieron riendo y corriendo a toda velocidad hacia la salida.
Las puertas se cerraron y el vagón se empezó a mover de nuevo, ya estaba cerca de casa. De pronto las luces empezaron a parpadear hasta que se apagaron del todo, al mismo instante en que el metro de detenía por completo.
- Aaaahhhhh...! - gritó sin darse cuenta hasta que se escuchó a sí misma en la oscuridad.
En ese instante unas tenues luces de color azulado aparecían en las paredes y el suelo del vagón. Las mismas que señalaban la ruta de emergencia.
A unos cuantos pasos de la chica, al quedar a oscuras el vagón, el joven levantó finalmente la mirada del piso y se quitó los audífonos que tenia puestos, justo para oír un nervioso grito. Luego las luces de emergencia se encendieron y noto que la pareja de amantes ya se había retirado, así que ya no había necesidad de mirar hacia abajo. Levantó la cabeza y se quitó el gorro del abrigo para averiguar si estaba imaginando cosas.
El vagón se encontraba detenido y una tenue luz entre blanco y azulado era la única iluminación. Pensó que estaba solo hasta que sus ojos vieron una figura no muy lejos de él, sin duda alguna, quien había gritado. Volvió a ver a la persona y vio a una joven de ojos brillantes mirándolo, con tono de piel clara y cabello oscuro, que podría jurar reflejaba el azul de las luces. Logró observar que llevaba un ajustado sweater de un tono gris que se pegaba a su cuerpo, una falda corta de color oscuro, botas negras hasta la rodilla y un bolso pequeño sobre su regazo. Tuvo que parpadear para ajustar sus ojos a la luz debido a que creyó ver una ilusión; no obstante, al abrirlos la ilusión seguía allí. Sin duda alguna y a pesar de la luz azulada ella era una belleza sin par y eso que solo podía observar con claridad su redondeado rostro; sus facciones eran suaves, unos ojos claros que nunca antes había visto y que parecían unas perlas que reflejaban la luz bajo unas largas pestañas. Una pequeña y hermosa nariz y unas manos con largos y delgados dedos sobre su boca.
Mentalmente le dio gracias a su amigo por pedirle que le cuidara a su mascota mientras no estaba. Luego recordó que el vagón no se movía y la chica continuaba tapándose la boca con las manos. Se extraño de la situación y se acercó para verificar que la chica estuviera bien, por cuanto se veía bastante nerviosa y quizás, pensó, no perdería nada en preguntarle si sabía que pasaba.
Ella lo vio pararse y acercársele hasta quedar de frente. Desde que la luz de emergencia se había encendido y se dio cuenta de que fue ella misma quien gritó, llevó sus manos a tapar su boca para no gritar más. Volvió su mirada hacia el único otro pasajero del vagón y pudo observar se había quitado el gorro del abrigo y le había devuelto la mirada, parpadeado y luego caminado hacia ella. Noto que estaba en lo correcto al pensar que era joven, mientras lo observaba y se acercaba pudo notar su cabello despeinado en picos hacia todos lados,  altas mejillas y una marcada quijada. Al acercarse pudo notar que era rubio y de ojos azules. Por todos los cielos, estaba segura que algún dios en algún lugar se estaba burlando cruelmente de ella, como estaba encerrada con el chico más atractivo que hubiera visto en su vida, su rostro debía ser la simetría exacta. El joven se paró en frente de ella y se agachó.
- Eeemmm... Hola! Estas bien?..... - logró notar un tono de preocupación en su voz.
No fue hasta ese instante que noto que sus manos seguían cubriendo su boca y que su respiración se había acelerado. Cerró los ojos y trató de controlarse, los abrió y bajo sus manos para responderle.
- Ahhhh.... mmmm.... si... digo no... lo lamento... yo no... respirar....
Bajo su mirada hacia el piso y cerró los ojos tratando de concentrarse; no obstante su esfuerzo noto como un sudor frío se empezaba a sentir en su espalda.
El joven noto que la respiración de ella era cada vez más acelerada y por el hecho de las pocas palabras que había dicho y como ahora mantenía los ojos fuertemente cerrados. Estaba seguro que algo le pasaba, solo que no estaba seguro de que.
En un impulso le tomó las manos con las suyas, se las apretó y le diciendo lo primero que se le vino a la cabeza le pregunto.
- Oye tu! Te gusta el ramen?
El cerebro de la joven paro en seco, incapaz de procesar lo que había escuchado debido a la sensación que ahora tenía en las manos. Era cálido, cómodo y suavemente cálido; en especial porque su cuerpo estaba cubierto por sudor frío. Abrió los ojos y vio que la sensación de calidez provenía de las manos del joven, había estado tan concentrada en controlar su respiración que no se había dado cuenta que él le había tomado las manos.
- Hey estás helada! - le dijo el joven, quien, de manera automática llevó una de sus manos hacia la frente de ella y se percató que estaba cubierta de sudor, pero de uno frío.
La soltó las manos y se maldijo porque había sentido una calidez especial al tomar las manos de la chica, lo que nunca antes de había sucedido. Además de que esa sensación fue muy agradable. Dejó su bolso en el piso y se quitó rápidamente su abrigo; por dicha no había cerrado el zíper. Le colocó el abrigo por encima de los hombros a la chica, se agachó de nuevo frente a ella y le tomó las manos, sintiendo lo suave de su piel y la misma calidez de antes.
- Yo yo no estoy seguro que te sucede, dime puedes hablar? Te juro que no soy ningún ladrón ni pervertido ni nada por el estilo, solo quiero ayudarte, claro solo si eso está bien contigo. Pero como no hablas no puedo saber si está bien o no. Así que no se lo que debo hacer o si lo del abrigo está bien o mal...
Ante ese mini discurso y luego de que le hubiera puesto su abrigo sin siquiera preguntar, y al ver a sus ojos azules, tan azules, pudo distraerse. Finalmente al poder comprender todo lo que el joven le estaba diciendo y como este no paraba de hablar, una sonrisa se formó en sus labios. De seguido, está se transformó en una suave risa, ante la cual, el chico finalmente dejó de hablar y la miró confundido.
- Muchas gracias, eres muy amable, por favor discúlpame, yo eh... yo es que... no me gustan los espacios cerrados, por eso nunca uso los ascensores, me dan ataques de pánico. De verdad lamento causarte inconvenientes. Lo siento tanto.
Después de decirlo bajo su mirada al piso. Para él, la voz de ella era suave y amable, pero no comprendía porque se disculpaba tanto. Si le tenía miedo a lugares cerrados no era algo que ella pudiese controlar.
- Oye tranquila, no tengo ningún problema, ni has causado ninguno, no tienes que disculparte. - Le dijo, soltando sus manos, ya que ella estaba mejor, se sentó en el piso del vagón y se llevó una de sus manos detrás de su cabeza.
- De verdad lo lamento, eres muy amable - Le dijo ella con una sonrisa y él volvió a ver hacia arriba esperando que ella no notara los ojos de idiota que debía tener en ese momento. Ver su sonrisa había sido increíble, le complementaba el rostro perfectamente y se veía tan adorable, tan tierna, adorable y pequeña. Teniendo en cuenta que se veía pequeña debajo del gran abrigo que le había puesto encima.
- De verdad no es necesario disculparse, y dime, de casualidad sabes porque se detuvo el subterráneo?
- Gracias - le sonrió nuevamente - mmm... no viajas usualmente en esta línea verdad? - Le dijo sintiendo como un calor se apoderaba de ella, esperaba que las luces pudieran ocultar como se ruborizaba. El sudor frío se había detenido y ahora extrañaba la calidez que había sentido con sus manos y que se había esparcido por todo su cuerpo, calmándola como por arte de magia.
- No, no suelo venir por acá, un amigo me pidió que le cuidara a su mascota por un par de días. - Le respondió sin darse cuenta de porque le decía eso a una desconocida; pero era una desconocida muy atractiva y que lo había asustado hace unos momentos.
- Ya veo, eres muy dulce- Le dijo sonrojándose a más no poder al darse cuenta que le había dicho a un extraño que era dulce. No le extrañaría que él ahora la considerara una loca, pero es ella amaba a los animales; uno de sus vecinos acababa de traer un cachorro al edificio y aunque no lo conocía, podía escuchar cuando el cachorro ladraba o lloraba.
- Eh gracias... y entonces? - Le preguntó el chico sintiéndose algo desubicado, la voz de la joven era tan suave como su rostro.
- Ah?.... entonces... que?
- Este... sabes porque se detuvo? - le recordó la pregunta.
A pesar de las luces pudo ver como ella se sonrojaba y miraba hacia el piso.
La joven se sentía como la persona más estupida en el planeta. Se había desviado del tema tan fácil, lo estaba imaginando sosteniendo un cachorro entre sus brazos. Se obligó a si misma a responderle de forma apropiada antes de decir o hacer algo que la avergonzara aún más.
- Eh, si, está es una de las líneas en proceso de automatización, los cambios empezaron hace apenas unos días y ha sucedido como ahora que el sistema se vuelve loco o se reinicia o no se que. Por lo que se detiene a mitad del camino pensando que ya llego a la estación; o eso me han contado.
- Oye!
- Ah? - le respondió al fin levantando su rostro y mirándolo a los ojos. Demonios sus ojos, se dijo a sí misma.
- Bueno... mmm... si ya te ha pasado, cuánto tiempo falta hasta que se empiece a mover otra vez? - le pregunto sonriendo.
Como puede sonreír en un momento como este, se pregunto la chica, hipnotizada completamente por el joven. Pero que me pasa, concéntrate y deja de fantasear, se regañó.
- No... no lo sé, eso lo escuché en la estación pero no me había pasado... mmm... supongo que no debe ser mucho. - se forzó a sonreír también para tratar de mantenerse positiva.
La vio sonreír y sin darse cuenta su boca se abrió en asombro. Ella cerró los ojos al sonreír y su rostro era como el de una muñeca de esas antiguas que no se debían tocar porque podrían romperse. Se preguntaba de donde había salido semejante belleza y porque no la había conocido antes, si estudiaba o trabajaba, cuáles serían sus pasatiempos, si tendría novio.
- Eeehhh... espera yo... yo nopuedovoyallamarpoeltiempoalsistemacentral! - Pero que rayos había dicho, fue un impulso, vio la cara de sorpresa del joven cuando le dijo que no sabría cuánto durarían ahí y; de inmediato, había tratado de decir que ella podía llamar a alguien para preguntar. Pero en su lugar había soltado un montón de palabras seguidas y sin sentido alguno. Se mordió la lengua y estaba segura que estaba roja como un tomate.
El chico por su parte se dio cuenta de que tenía la boca abierta y probablemente iba a empezar a babear sino la cerraba. Más al tratar de procesar lo que había escuchado y verla como inflaba sus mejillas haciendo un puchero, no lo pudo evitar.
Empezó a reír a carcajadas, se veía tan adorable haciendo pucheros pero a la vez tan cómica y el hecho de que de fijo había, por dicha, mal interpretado su cara de asombro. Se estaba riendo tan fuerte que para tratar de detenerse se inclinó hacia atrás para respirar hondo; con el resultado de que se golpeó la cabeza en uno de lo tubos de soporte del vagón. Debido a que el vagón estaba quieto y casi vacío, su golpe sonó mucho más fuerte de lo que realmente fue.
- Aouch! - dijo parando de reír.
- Estás bien? - al escuchar un sonido tan fuerte, se preocupó de que se hubiera lastimado, así que dejó a un lado su bolso y se agachó en el piso a la par del joven, doblando las rodillas. Le puso una de sus manos sobre las piernas para acercarse más a su rostro, y con la otra palpó detrás de du cabeza. Grave error, lo había hecho sin pensar y ahora que lo tenía tan cerca podía oler el aroma de su colonia deportiva y, mientras sus manos se aseguraban de que no había una herida grave en la cabeza, se dio cuenta de lo suave que era su cabello y que no quería soltarlo.
- Ah... Ah! no no no! Estoy bien! Gracias! -
Al abrir sus ojos se dio cuenta de que la joven estaba en frente de él y muy cerca. Pudo observar con más detalle todo su rostro, su blanca piel, como su cabello caía sobre los costados de su rostro, su atenta mirada, de los increíbles y claros ojos que tenía, sus perfectos labios rosados ligeramente abiertos, como invitándolo a unirse a ellos. Sentía haberse quedado sin aire al tenerla tan cerca, pero también sentía como suaves caricias los movimientos en su cabeza.
- Estás seguro? Te duele algo? - preguntó acercándose aún más a él.
- Eh si si, no hay ningún problema - se estaba poniendo cada vez más nervioso, estaba tan cerca que hasta podía percibir el aroma floral de su perfume. Bajo la mirada para tratar de concentrarse y quedó perplejo. Sus ojos quedaron fijos en sus pechos, estaban a tan solo centímetros de su rostro y ahora podía apreciar su buen tamaño. Se preguntaba cómo podía existir una chica de su contextura delgada con unos pechos de tan increíble tamaño, deseaba comprobar que tan suaves eran.
Entonces sintió como la mano de ella dejaba su cabeza y un peso se levantaba de sus piernas, se obligó a concentrarse. Se llevó su mano derecha detrás del cuello instintivamente y desvió las mirada hacia arriba. Si seguía así, ella de seguro pensaría que él era un degenerado que seguro aprovecharía para violarla.
Ella lo había soltado y se había sentado ligeramente inclinada, sobre sus propias piernas, las cuales quedaron flexionadas hacia un lado.
- Mmm ... que bueno que no te lastimaste, no pude sentir alguna inflamación de momento. Pero tampoco estoy segura de más adelante se te forme una pelota por el golpe.
- De verdad no fue un golpe duro, pero gracias. Oye, ya que no sabemos cuánto vamos a estar aquí, que te parece presentarnos, mi nombre es Naruto, mucho gusto. - le dijo mientras se volvía a verla. Gran error porque ahora podía apreciar sus piernas, su pequeña cintura y sus redondeados pechos. Era surreal que alguien como ella existiera. Se obligó a concentrarse y le sonrió mientras extendía su brazo derecho.
- Claro, mucho gusto, soy Hinata - le dijo con una sonrisa mientras se sonrojaba. Extendió su mano para tomar la de Naruto. En cuanto ambos estrecharon sus manos, sintieron nuevamente una agradable sensación de calidez que se extendía desde la mano hacía todo el cuerpo, así como un ligero cosquilleo.
Ambos se miraron a los ojos, soltaron sus manos y desviaron la mirada.
- Yo... yo... la llamada! Sí eso es! Voy a consultar con un vecino cuánto se tardo la vez que le paso. - dijo de pronto Hinata
- Claro.. si... gracias...
Hinata tomó su bolso del asiento y lo colocó nuevamente sobre su regazo, la tira de este quedó extendida sobre el piso. Busco dentro y al sentir su forma lo saco, oprimió el botón de desbloqueo, pero la pantalla seguía en negro, lo oprimo nuevamente y nada. Un mensaje apareció en su mente.
- No! No, no, no, no! - levanto las mirada hacia Naruto con desesperación - Me quede sin batería.
Naruto encogió los hombros y miró hacia las luces verdes.
- Bueno puedes usar el mío, no hay problema, dijo mientras sacaba su móvil de uno de los bolsillos del pantalón.
- Hay un problema, no me se su número, deje de memorizar números hace años; pero sí se que al final salió sin problemas, solo que no recuerdo como.
- Jajaja, yo no me sé ningún número de memoria tampoco, así que tranquila, que te parece si esperamos un poco más y sino intentamos con las puertas de emergencia de esta esta pecera.
- Pecera? Repitió la chica sin comprender, arrugando la frente.
- Sí por las luces, siento como si estuviera adentro de una pecera gigante, con todo y los vidrios - dijo señalando hacia las ventanas - Por cierto, porque le pondrán ventanas a un tren que solo se mueve bajo tierra? No es como el mejor paisaje del mundo.
Hinata dejó salir una suave risa, las observaciones que el chico hacía, aunque algo absurdas, no dejaban de tener sentido. Ella nunca se había preguntado eso.
- Es cierto! Incluso cuando para en cada estación, sigue estando bajo metros tierra y piedra! Es un pequeño tubo cerrado que se.... - dejó de hablar al ver la reacción de Hinata.
Ante sus últimas palabras la chica se puso rígida, su respiración se aceleró y en su rostro se denotaba ansiedad y algo más, preocupación o alarma. Naruto lo noto inmediatamente y se le acercó.
- Oye Hinata, Hinata! - repitió más fuerte dado que no parecía que lo pudiera oír. - Hinata! - dijo casi gritando. Ella reaccionó y lo volvió a ver con ojos llorosos, comprensión aparición en sus ojos y recordó que a ella no le gustaban los lugares cerrados. Demonios, había metido la pata y hasta el fondo, ya que ella se había tranquilizado.
Busco su abrigo, que había quedado en el asiento cuando ella se agachó y se lo colocó nuevamente sobre la espalda.
- Hey Hinata? Hinata mírame a mi, mírame a los ojos - le dijo sosteniendo ambas manos con una de las suyas y con la otra me frotaba un brazo - concéntrate en mi - su tono de voz era más fuerte.
Hinata lo escucho y fijo sus ojos en los suyos y se tranquilizó. No podía pensar en nada mientras miraba esos ojos tan azules como el mar y el cielo, esos ojos brillantes que la hacían querer perderse para siempre en ellos.
Al final parpadeó y se dio cuenta que estaba conteniendo la respiración, así que la soltó.
- Gra... gracias Naruto, de verdad lo lamento.
- Oye tranquila, ya te dije que no tienes que disculparte por nada - le dijo y sonrió.
Hinata nuevamente contuvo el aire pero por una razón muy distinta ahora. El chico que tenía al frente era tan increíblemente atractivo que no se explicaba el motivo por el cual estuviera aquí y no modelando. Por cuánto ahora que no tenía su abrigo, podía notar que si bien era delgado, también estaba muy bien, el tamaño de sus músculos era apenas como a ella le gustaban, marcados pero no exagerados; y podía ver los de los brazos y el pecho a través de su camiseta.
- Solo me pregunto, pero en realidad ahora no importa, vamos a hablar de algo más entretenido - le dijo Naruto.
- No! Está bien! Yo puedo... quiero decir... se cual es tu pregunta y está bien, no me afecta contestarla. Verás, mientras el vagón se mantenga en movimiento no tengo problemas porque veo las luces y estaciones pasar y va rápido, puedo sentir las curvas y aveces los pequeños brincos que da. Todo eso me ayuda a fijar en mi mente que me estoy moviendo. El problema es cuando.... cuando no se mueve, cuando está quieto, y luego pienso en la cantidad de tierra que se puede caer encima y que entonces no habría... como... como salir!!!
Dijo la última parte con la respiración entrecortada, abriendo cada vez más sus ojos con una expresión de horror en su rostro. Naruto esta vez lo vio venir y se apuró a acercarse más a ella, sin pensarlo, simplemente la abrazo fuertemente, empezó a acariciar su cabello y decirle cosas cerca del oído.
- Hinata escúchame, todo esta bien, no estás sola, el vagón se va a mover en cualquier instante y saldremos juntos de aquí, lo prometo, no te dejaré, todo esta bien, mírame a los ojos Hinata, saldremos e iremos a caminar bajo el cielo, mírame...
Alejo su cabeza para poder verla a los ojos y respiro cuando ella levantó la vista y lo miro; ya no tenía una expresión de horror, se estaba deshaciendo en una normal.
Naruto siguió mirándola, mientras la mantenía abrazada y le acariciaba su suave cabello. Sabía que si se acercaba solo un poco más la podría besar, pero la idea se desvaneció al mismo instante en que se le ocurrió. Debía calmar a Hinata primero. Lo cual por dicha, ya estaba sucediendo. La respiración de Hinata se fue estabilizando y al final fue ella quien lo abrazó fuertemente, hundiendo su cabeza entre su cuello y su pecho.
- Gra... gracias Naruto... yo lo lamento tanto, eras tan amable y gentil conmigo... me has ayudado ya tantas veces a calmarme... de verdad te pido disculpas por tantas molestias.
- No tienes que disculparte - le repitió - No hay ningún problema, de acuerdo - diciendo eso, llevo la mano con la que acariciaba el cabello y le tomó la barbilla y la empujó hacia arriba para que pudiera verle a los ojos. - Te lo digo, no debes disculparte por nada - y le sonrió desde el corazón.
Hinata sintió como que se deshacía, sino fuese porque Naruto la sostenía abrazada; esa sonrisa la había desarmado y transportado a otro mundo, no sabía a donde pero no le importaba. Quería quedarse ahí, mirando a esos ojos azules tan infinitos como el cielo, entre sus fuertes brazos que la sostenían para no caer, disfrutando de esa calidez que sentía y que la tranquilizaba cuando tocaba su piel. Pero también quería más, quería besarlo y descubrir que sentiría al hacerlo, porque estaba segura que al besarlo descubriría algo nuevo que no conocía.
Naruto por su parte, estaba perdido en los ojos perlados de Hinata. La sentía entre sus brazos y en cuerpo, podía sentir su pecho contra el suyo, la respiración en su piel, sus brazos alrededor de su torso; y sus rostro estaba tan cerca. Quería besarla como nunca antes había deseado besar a una chica.
Ambos se acercaron un poco más y Naruto terminó de eliminar el espacio entre ellos y la besó. Presionó suavemente sus labios sobre los de ella y ambos sintieron como la calidez anterior se transformaba en algo más. Continúo besándola, esta vez moviendo sus labios y ella le correspondió moviendo los suyos también.
Ambos sentían como la calidez anterior se transformaba en calor, un calor abrazador que recorría todo el cuerpo. Naruto pasó su mano hacia el cuello de Hinata, mientras con la otra la mantenía abraza a él. No supo en que momento o quien inició con la lengua, pero ahora ambos se besaban intensamente. Era como si hubiesen esperado siglos por sentirse así, los besos, ellos juntos, eran todo lo que necesitaban y no existía nada más. Naruto hizo el beso más profundo y Hinata tembló y suspiró y se amoldó al cuerpo de Naruto mientras se perdía en cada caricia. Poco a poco la gravedad fue ganando y como Hinata está sentada inclinada, terminaron acostados en el piso del vagón sobre el abrigo que Hinata tenía en su espalda y Naruto encima de ella.
Siguieron besándose sin romper el hechizo, el fuego en el interior abrazaba con todo y pedía más. Naruto empezó a recorrer la silueta de Hinata, bajando la mano que tenía en el cuello hacia su pecho y al sentirlo, lo tomó entre su mano y apretó. Se sentía tan bien, era Yam suave y al apretarlo Hinata gimió y arqueó ligeramente su espalda, pegándose aún más a Naruto, sintiendo la ereccion entre sus piernas. Hinata comenzó a mover las manos, acariciando primero su espalda y luego debajo de la camiseta, donde sintió los cuadritos perfectamente marcados de sus abdominales y eso la éxito aún más. Subió una de sus piernas para abrazarlo con ella y Naruto inmediatamente bajo su mano para poder sentir la piel de sus piernas. Era increíblemente suave, comenzó a acariciar la pierna cerca de la rodilla y fue subiendo poco a poco hasta topar con el borde de la falda; la cual se encontraba bastante levantada. Movió su mano más arriba hasta la cadera y sintió el encaje de la ropa íntima de Hinata, movió su mano hacia atrás y apretó su gluteo parcialmente cubierto por la ropa.
Hinata por su parte había empezado a dirigir su mano hacia abajo y comenzó a soltar la faja del pantalón de Naruto.
Los dos siguieron besándose, presos por una pasión hasta ese momento desconocida. A pesar de que nunca se habían conocido, era como si hubiesen esperado toda la vida por ese momento, porque nada en el mundo se podía comparar con lo que sentían en ese instante, juntos, así era como debía ser en el mundo.
Profundizaron el beso mientras sus manos recorrían sus cuerpos. Hinata estaba bajando el zíper del pantalón de Naruto, mientras este pasaba sus dedos por encima de la ropa íntima. Hinata estaba comenzando a tocar el miembro de Naruto por encima de su bóxer. Ambos gimieron de placer al sentir como el otro tocaba sus zonas más erógenas. La desesperación les ganó, Naruto sentía que ya no aguantaba y buscó quitarle las panties a Hinata, mientras esta empezaba a bajarle el pantalón y los bóxers, buscando el alivio que requería entre sus piernas. Cuando de pronto el vagón brincó, las luces regresaron y el vagón empezó a moverse.
Como si hubiesen despertado de un trance, se separaron rápidamente. Hinata se levantó en empezó a acomodar su ropa, estaba segura por el calor que sentía en su rostro, que no había ninguna parte que no estuviera roja. No comprendía que había pasado, ella no se comportaba así, no era de ese tipo. Pero a la vez había disfrutado tanto pero también había quedado a medias, se sentía avergonzada y frustrada. Naruto también se arregló su ropa al ponerse de pie y recogió su bulto, el abrigo y el bolso de Hinata del piso.
Hinata se había estado acomodando el cabello cuando finalmente llegaron a la última parada, ambos se bajaron sin decir nada y poder volver a verse. Los dos estaban sumamente sonrojados.
- Eh... bueno... yo... aquí tienes - le dijo Naruto, entregándole su bolso.
- Ah si... gracias... yo... debo irme, ya es muy tarde. - Le dijo empezando a alejarse.
- Hey espera! - Hinata volteó a ver a Naruto quien se acercaba con una sonrisa - te falta esto - le colocó su abrigo nuevamente en la espalda - ya lo dijiste es muy tarde, así que lo prometido es deuda, voy a acompañarte hasta donde vives.
Hinata sintió como si fuere capaz de volar. Le sonrió y a pesar de no vivir muy lejos, le agradeció por el gesto.
- Gracias, no vivo muy lejos, así que no te atrasaré mucho.
- No te preocupes por eso, creo que ambos nos hace falta un poco de aire fresco - Le guiño un ojo, tomo a Hinata por el brazo y empezaron a subir las gradas para salir de la estación hacia la noche de luna llena, ambos sonriendo el uno al otro mientras salían.

    ***********************************
Gracias por leer, es mi primer historia, sip se hizo larga pero espero les haya gustado... Ciao

Noche en el subterráneo - NHWhere stories live. Discover now