El Ave Fénix.

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Lexa sentía ese cosquilleo, tan característico meses atrás, recorriéndole de nuevo las terminaciones nerviosas de su cuerpo entero. Sonreía asintiendo a su interlocutor con su mente embargándose de la cálida sensación que le producía haberse reencontrado con la sonrisa de Clarke Griffin. Jugaba con su copa de champagne entre sus dedos por el nerviosismo de adolescente que la había invadido tras volver a verla y se mordía el labio de ganas por salir corriendo a su lado, y poder decirle que el tiempo había sido demasiado duro y demasiado lento, pero que había merecido la pena solamente por conocer ese nuevo brillo de sus ojos azules. Y que quería y seguía deseando conocerla en todas sus facetas, que se habían quedado a medias en un camino que estaba empezando a querer saberse de memoria. Quería decirle una y mil veces que ella seguía siendo una incapacitada emocionada, que no sabía lo que era el amor pero que estaba empezando a entender de una vez que si existía tenía que ser algo muy parecido a lo que ella sentía cada vez que rozaban sus manos. Quería decirle que había sentido como su corazón se detuvo hacía ya seis meses y como ahora golpeaba fuertemente contra sus costillas recordándole la razón de cada siástole y cada díastole cada vez que la tenía delante. Quería decirle que su nombre a pesar de estar en mil letreros de luces de neón e incluso grabado a oro en distintos premios tan solo seguía sonándole diferente en sus labios.

- ...creemos que eres la persona idónea para este papel. Imagínate la repercusión de una superproducción de este calibre, señorita Woods - llevó la mirada hacia el hombre que se dirigía a ella en esos momentos.

- Ajam - fue toda la respuesta que obtuvo por su parte.

- Hemos contratado a las mejores guionistas del colectivo y puede ser muy gratificante para ambas partes que aceptaras - seguía intentando convencerla a pesar de llevar 10 minutos sin otro tipo de contestación de la actriz que sus monosílabos - por supuesto si consiguiéramos que trabajaras con nosotros tendríais también libertad creativa para participar en el proceso, hemos oído que muchas de las líneas más famosas de la serie fueron improvisadas.

Lexa sonrió de lado orgullosa de que por fin empezara a llegar el reconocimiento por el que tanto llevaba luchando y trabajando. Sin embargo, y sin precedente anterior, la primera persona a la que deseaba contarle todo aquello que estaba viviendo en aquella presentación y en aquellos meses, era a la misma que su mente no dejaba de dedicarle palabras, pensamientos y alguna que otra canción. Anya, cruzada de brazos a su lado, notó la actitud distraída de su representada, que por mucho que lo intentaba estaba muy lejos de allí, e intentó tomar el rumbo de la conversación.

- Es un proyecto muy interesante, Evans. ¿Podríamos reunirnos la semana que viene en mis oficinas y profundizamos en ello? Seguro que podemos llegar a un acuerdo que nos convenga a todos, ¿verdad, Lex? - le dió un codazo que derramó parte del champagne de su copa, lo que hizo que volviera en si llevando su mano hacia el brazo de aquel productor, en señal de disculpa.

- Claro que si, Evans, valoro muchísimo tus palabras. Es un honor para mí que hayáis pensado en mí para un proyecto así - el hombre sonrió satisfecho - nos vemos la semana próxima y hablaremos más tranquilos, hoy es todo un caos. Y llámame Lexa, por favor.

- Por supuesto, Lexa, lo comprendo perfectamente, espero que no haya sido demasiado atrevido en robar tu tiempo en un día tan importante - expresó disculpándose sinceramente.

- Pero Evans, ¡para nada! Sabes que para nosotras siempre es un privilegio tenerte de nuestro lado.

Anya sonrió en respuesta, quedando satisfecha del resultado de aquel primer acercamiento con uno de los mayores productores de la industria cinematográfica a nivel mundial. Si todo seguía así, ya no iban a tener que disputarse nunca más los libretos de todas esas películas que al final quedaban al fondo de un cajón, Lexa Woods estaba a un solo paso minúsculo de conseguir todo aquello que siempre había soñado. Su sonrisa se hizo aún más grande cuando el orgullo la llenó de arriba a abajo al ver a Lexa seguir hablando con aquel hombre tal y como era ella. Hablaban del colectivo, de la importancia de la representación, de la fuerza de un personaje como Heda e incluso de a donde le gustaría dirigirse en un futuro con su carrera. En un impulso, pasó su brazo por su cintura atrayéndola hacia ella, queriendo hacerle saber con aquel gesto tan familiar entre ellas que seguía estando ahí y que la quería como a su familia, que lo habían conseguido pero que habían llegado. Que habían merecido la pena todas las noches en vela, los días sin descanso, las puertas que se cerraban fuertemente y que habían abierto a fuerza de patadas aún más fuertes. Anya miraba a Lexa y solo veía orgullo, orgullo por aquella niña valiente que seguía haciendo su vida pisando sin miedo. Su amiga se volvió hacia ella sin entender y le bastó ver la mirada vidriosa de Anya a su lado para que no hiciera falta nada más.

La mujer de verde.Where stories live. Discover now