Ojalá esto que llamamos conciencia social, perdure en el tiempo y nos trascienda.
Por fin llegó el momento de prender la luz.
Parar, respirar.
La observación es un acto de amor.
No es por mi, es por todos.
Y todos, somos también quienes viven en la calle y no tienen dónde ni cómo,pasar la cuarentena.
Esta que respetamos mas que a nosotros.
La misma que, nos aterra, porque la muerte asoma.
Cuidemonos, sí. Cuidemonos, siempre.
Concientizar puede ser el complemento de cuidarnos. Por el bien común. Como quien emprende una relación afectiva y elige, asumir los riesgos.
Cuidemonos ahora, que nos urge la vida.
Pero también cuidemos los desechos.
Cuidemos el medio ambiente.
Cuidemos el planeta.
Cuidemos la infancia.
Cuidemos a quienes no pueden.
Cuidá a quienes empleas, que no son TUS empleados (porque nadie es dueño de nadie, ni los esclavos, ni los hijos).
Cuidemos nuestro sistema de salud, público. Del que hablamos poco y valoramos menos, pero pretendemos mucho y sólo para exigir nuestra salvación. Y cuidemos la educación, pública también, porque si vos no te querés enfermar, ni abortar, ni mantener vagos, entonces no te quejes de la ignorancia.Cuidemos el voto.
Porque cuando el peligro nos toca de cerca, somos todos iguales. Pero cuando está lejos, son los demás.
Cuidemos, entonces, nuestra humanidad, quizás,leyendo "el eternauta" (ahora que hay tiempo). Cuyo autor fue asesinado por prevenir lo que acontece.
Que esta toma de conciencia, nos trascienda o nos extinga.
Somos responsables del espacio que creamos.
Que la constancia nos avance.
Y que la subversión florezca.
El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión.
