una sincera disculpa.

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Los días pasaron Aristóteles y Temo habían pasado increíbles momentos solos, comprobaron que lo único que necesitaban era estar juntos y no querían que nada acabara.

Aristóteles manejaba hacía su hogar, había sido un corto viaje de regreso; Temo venía dormido y Aristóteles entrelazo su mano con la suya y la beso.

"toda mi felicidad, es gracias a ti." murmuro el rizado, observando como este dormía.

Faltaban menos de diez mensajes, para llegar a casa de Temo, Aristóteles no sabían que pasaría al estar cara a cara con pancho, pero haría todo lo posible para tener otra oportunidad.

— bebé, llegamos.. — menciono el rizado, despertando suavemente a Temo.

— No quiero dejarte.. — respondió el castaño, quien bostezo al final.

— No lo harás, bajaremos juntos.. — dijo Aristoteles, bajándose del auto,abriendo la puerta de Temo. —

ambos se tomaron de las manos, caminando hacía la puerta, para después dar unos pequeños toques en ella.

— ¡Temo! — gritaron sus hermanos emocionados, abrazándolo.

— ¡Calcomanías! —

— Te extrañamos mucho hermano. —

— También yo a ustedes, Julio. —

— Pueden ir a su habitación niños, necesito hablar aquí con tu hermano y el aris. — llego, pancho.

Aristoteles sujeto la mano de Temo, en señal de que el estaría sin importar que pasara.

— Hijo quiero disculparme.. — mencionó pancho, sentándose en una silla. — No soy el buen padre que le prometí a tu madre que sería contigo... Estoy muy ausente, aveces llego a controlar tu vida cuando no es así... Lo único que quería era protegerte ante todo; Tienes dieciocho y se que de ahora en adelante formaras tu vida con una nueva persona a tu lado. — dirigió su mirada hacía Aristoteles. — Estuve muy equivocado contigo muchacho, pero no quería volver a ver a mi hijo destrozado; pero al notar todo lo que hacías para recuperarlo, no me cabe la idea de que realmente lo amas. —

Las palabras de pancho eran sinceras, Ambos estaban felices y es que la vida los quería ver juntos.

— Perdóname tu a mi pancho, no debí de descuidar mi relación con Temo de esa forma. — respondió el rizado — esta segunda oportunidad, no la dejare ir. —

Pancho abrazo a ambos, quienes sonreían de felicidad, Las calcomanías salieron y se unieron en ese abrazo.

Pancho invito a Aristóteles a quedarse, estaban cenando y conviviendo.

El rizado extrañaba como se sentía lo afortunado de estar con la Familia Lopez, de pertenecer a ella.




falta poco para el final, gracias por todo el apoyo. 💞

Aristemo | volverte a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora