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POV- poche

seguí a la chica, mi mayor esperanza era que al menos no me enviara a la mierda, en cambio había accedido a acompañarme. Mire a mi alrededor, la ciudad donde estaba ubicada la escuela era muy diferente a mi pequeño pueblo.

Me concentre en la chica que me acompañaba.

-Creo que todavía no se tu nombre...

-oh, Daniela Calle pero dime Calle, un placer.

-¡ yo soy Maria Jose Garzon y me puedes decir poche, un placer!

Después de unos 5 minutos de caminar en silencio, Calle y yo llegamos a la escuela.

-No sé como agradecértelo , calle.

- No es necesario poche.

-Calle...

-si?

- Ahora qué debo hacer? Quiero decir, ni siquiera se de que clase soy... Tal vez lo comunicaron en alguna reunión y yo no lo sabia?

"eres patética poche. ahora se reirá en tu cara, eres una idiota."

sin embargo, para mi sorpresa, Calle me sonrío amablemente y me explico que los alumnos temamos que ir primero al gimnasio de la escuela para que nos repartieran en las distintas clases.

- En serio, muchas gracias Calle...

Me sonrío, me puso la mano en el hombro y me llevo hasta al gimnasio.

POV-Calle

Poche estaba un poco avergonzada, pero de una manera muy tierna. La lleve al gimnasio y ella extendió su mano para abrir la puerta. Entre primero y vi que ya sabia muchos estudiantes dentro.

- Wow...

- Oh...por supuesto que ya hay mucha gente...

pasaron unos 10 minutos, y cuando todos los estudiantes habían llegado, la directora comenzó su discurso de bienvenida y luego paso a comunicar la division de los alumnos en las distintas clases. Para mi gran satisfacción , Poche y yo terminamos en la misma clase, la primera B; nos hicieron seguir a un profesor que nos llevo a nuestra clase.

- Emh, Poche, te gustaria sentarte conmigo?

-¡Absolutamente si!

Ella me sonrío y nos sentamos en el ultimo pupitre al final de la fila izquierda.

La profesora se presento como Lucy Evans, todos nos presentamos y al final de la hora había logrado olvidar todos sus nombres.

Después de Evans, entro otro profesor, Daniel Patiño, y tuvimos que volvernos a presentar, una y otra vez, a lo largo de todo el día.

cuando llego el recreo, solté un suspiro de alivio, todas esas presentaciones me estaban matando.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora