Adore you [Gilbert Blythe] Primera temporada (TERMINADA)

13. No me obligues a pegarte

Sara's POV

Gilbert seguía sin venir a la escuela, pero yo iba todos los días a su casa después de clases. Lo pasábamos bien.
Intentaba despejar la mente de mi ahora legítimo mejor amigo de cualquier manera, y la mayoría de veces funcionaba.

Pero una de esas veces Gilbert hizo ese gesto suyo; sonrió con el ceño fruncido, y me di cuenta de que es estaba enamorada de él.

Traté de alejar esos pensamientos mediante un millón de métodos, pero era inútil.

Me iba a clase pensando que ya estaba, que lo había superado, pero luego le veía y pensaba ¡Maldición! Aun no lo he logrado.

Hoy era una de esas tardes que pasaba en su casa, y estaba esperando a que me abriera la puerta.

Cuando salió, sonriente, le saludé y fuimos a la parte trasera de su casa, como siempre.

-Bueno-dijo-¿Como van las clases?-

-Aburridas-contesté-No hay nadie con quien competir-

Gilbert rió -Me lo imagino-

-Todos...te echan de menos-añadí

-¿Tu me hechas de menos?-

-Yo te veo todos los días-le miré y él sonrió-Bueno, tengo que irme-dije algo incómoda.

-Si acabas de llegar- reclamó.

-Lo sé, es que mi madre quiere que compre algunas cosas- le dije, y era cierto.

-Entiendo-

Nos levantamos y le acompañé a la puerta. El señor Blythe vino a saludarme.

-Espero que pases un buen día, Sara-me dijo, tras una pequeña charla.

-Igualmente, señor Blythe- le respondí y me fui.

Si hubiese sabido lo que pasaría más tarde, me habría despedido de otro modo...

Gilbert's POV

Sara se había ido hacía una hora, y la señora Kincannon acababa de llegar.

Cuando me dijo que ella se encargaba de preparar la cena de mi padre, le di las gracias y fui a intentar arreglar el carruaje.

Poco después escuché unos gritos que venían de la casa. La señora Kinkannon me estaba llamando, y yo sabía exactamente lo que ocurría.

Sara's POV

El señor Blythe murió una semana después de la boda de su hijo.

El día del entierro Gilbert estaba destrozado.
Aunque no lloraba. Ni una sola lágrima, y eso me asustó.

Debía sentirse desgarradoramente mal para ni siquiera dejar ver una leve lágrima.

Yo conocía ese sentimiento. Llegas a un punto en el que prefieres no llorar porque sabes que con la primera lágrima te desmoronarás delante de quien quiera verte.

Y por eso decidí ir a verle después, poco antes de cenar.

Cuando empezó a oscurecer, al terminar el entierro, le dije a mi madre a donde iba, y con su permiso, me dirigí a casa de Gilbert.

Llamé a la puerta y él abrió. Sin esperar que dijera nada entré a si casa y cerré la puerta.
Estábamos en el pasillo.

Miré la puerta del cuarto del señor Blythe y luego a Gilbert.

-¿Qué haces aquí?- preguntó por fin.

-La única vez que te vi llorar-empecé-fue después de decirte que todo duele más estando solo-hice una pausa-He venido a recordártelo, Gilbert-