eres mio

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One-shot
Autor:Carina Acosta (nombre de Facebook)

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Le dolía cada parte de su cuerpo. Sentía el piso frío debajo suyo, pero aún sus ojos se negaban a abrirse. Sabía que estaba tirado en un suelo de rocas, por el tacto de su cuerpo. Sabía que estaba vestido, pero nada más. No escuchaba más que silbidos. Cuando su cuerpo volvió a reaccionarle, comenzó a parpadear, para acostumbrarse a la falta de luz, mientras hacía un recuento de su estado. Las articulaciones le dolían en demasía, pero podía moverse; no tenía ningún hueso roto, pero seguramente se cabello estaba desordenado. Su ropa... Estaba completamente sucia, que horror.

Levantó la vista, al mismo tiempo que se comenzaba a arrodillar para levantarse. Allí los vio. Un joven de unos 12 años que le apuntaba con una varita.

- ¡Señor Potter! - dijo, reconociendo al niño frente a él. Casi con miedo preguntó - ¿Que hacemos aquí? ¿Dónde estamos?

El niño lo estaba observando, pero parecía tener la mente en otro lado, parecía mirarlo sin ver.

Busco a tientas su varita entre sus ropas, pero sin quitar la vista de Potter. No sabía dónde estaba pero si podía llevarse al muchacho en ese estado, podía llegar a obtener algún premio, quizás incluso una nueva Orden de Merlín... Imagínense, él luego de luchar contra una bestia maldita, extrajo de sus fauces al Niño-que-Vivio... Obviamente que es le causó un terror tal que se le borro la memoria, pero eso era lo de menos. La encontró entre los pliegos de sus ropas mientras miraba los vacíos ojos de Harry... Quizás podría satisfacer algunas fantasías antes de borrarle la memoria... Tal vez, simplemente tener al joven a sus pies... Mientras sacaba la varita, con una mirada bañada en lascivia, y una sonrisa aún peor, escuchó

- Expelliarmus - esa no era la voz de Harry

Su varita fue expulsada de su mano, y otra la tomó al vuelo, rompiéndola al medio apenas la tuvo en su poder.

Un joven de cabello castaño y unos ojos azules cielo lo miraba, mientras llegaba hasta Harry y lo apoyaba por la espalda

Lockhart estaba completamente nervioso y casi lloro al escuchar el crujido que provocó su varita al partirse.

-Vamos Harry - dijo el muchacho con voz sedosa - sabes que lo quieres

Harry seguía estático, apuntando a Lockhart con su varita, pero una pequeña sonrisa, que no llego a sus ojos, surgió en sus labios. Al rubio las piernas le temblaron como si fueran de gelatina.

- Harry - dijo nuevamente el mayor, mientras comenzaba a apoyar su mano sobre la de Potter - Harry -  y colocó los labios sobre el oído del joven - eres mío - inclinándose hacía adelante dijo, para luego introducir su lengua dentro de la oreja del niño.

De la boca del moreno salió un gemido tan pecaminoso que llegó a la parte más íntima de Lockhart, dándole una pequeña sacudida.

- Soy tuyo Tom - la voz salió en un susurro y si no fuera porque estaba siendo apuntado por una varita, Lockhart estaría en ese mismo instante empezando a sobarse su masculinidad. Este niño no podía ser tan... tan inocente y a la vez exudar pecado por cada uno de sus poros.

- Sabes qué tienes que hacer, mi príncipe - dijo el muchacho llamado Tom.

- Tom, no puedo - dijo con voz tenue

- Harry, - una mano estilizada tomó a Harry por su hombría, haciéndole perder por un segundo la máscara de frialdad al más joven y poniendo a Lockhart a mil.

- Harry, tu cuerpo es mío, tu alma es mía, tu cul* me pertenece, solo dilo...

- Te pertenezco - respondió casi como autómata.

- Entonces cumple mí orden, muchacho - volviendo la vista hacia Lockhart dijo - al principio era nada personal rubia, pero ahora, y después de ver la asquerosidades que fantasea tu mente con MI Harry, creo que esto es simplemente justicia divina

Los ojos verdes parecieron centrarse de golpe en Lockhart, y la vida volvió a ellos.

Los gritos de "la rubia" resonaron por toda la Cámara aquella noche. Por horas rogó morir, mientras Harry lo cortaba, despellejaba, electrocutaba, ahogaba, machacaba, arrancaba jirones de cuerpo... Y luego lo curaba lo suficiente para que no muriera, a fin de poder seguir torturándolo.

Tom miraba su obra con ojos refulgentes. Era exquisito ver al mocoso haciendo todas esas cosas... Y saber que lo hacía solo porque era suyo, hacía que una parte importante de sí mismo se endureciera... Pensativo, el joven, casi adulto se preguntó qué tal se sentiría poseer a pleno al muchacho. Sentirlo estremecerse entre sus piernas y verlo completamente expuesto.

Oh, este sería un gran día. Marcaría a su niño para sí mismo, para que nadie más que él pudiera jugar con él y con ese culit* pringado que tenía.

Miró nuevamente a su niño y a la bola de carne que apenas tenía vida, que era "la rubia". Él había osado pensar en formas de someter a SU Harry a SU niño. Simplemente se merecía el castigo. De cualquier modo, el había terminado de absorber la magia que necesitaba. Se levantó del trono que había conjurado para observar el entretenimiento que SU Harry le estaba brindando.

Levantó una mano, y Harry bajó y guardó su varita en un solo movimiento elegante. Con lo que pareció un silbido Tom dijo

- Harry, creo que es hora de alimentar a Baal.

Harry, también siseando dijo

- Háblame Salazar, el más grande de los Cuatro de Hogwarts - un sonrisa casi maléfica surcó su aniñado rostro haciéndolo más terrorífico aun.

La piltrafa del suelo tenía los huesos rotos, sangre por todos lados, no tenía ojos, le faltaban músculos, y sin embargo aún tenía un instinto de supervivencia que lo hizo quereres escapar, aún cuando no podía moverse, casi desesperadamente.

El Basilisco disfrutó su cena, quejándose con su amo y su pareja del hecho que le habían impedido cazar. Sacando eso, no se quejaba tanto por el bocadillo matutino.

Tom le dijo que fuera al bosque, que en unas horas lo seguirían. Harry y él tenían asuntos importantes de que resolver... Que requerían que los dos estuvieran solos, con mucha menos ropa y uno dentro del otro...

eres mio -harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora