13. Emilio

6.8K 540 124
                                    

Maratón 3/5

-Emilio, no te preocupes hombre. Ese día hablamos y te deje en claro que jamás le diría a Uberto sobre lo que vi. Me parece increíble que desconfíes de mi.

Emilio se encontraba platicando por segunda ocasión después de aquella fiesta, con Diego, pues realmente le había preocupado que Joaquín le dijera que posiblemente su padre sospechara algo pero con Diego frente a él, frustrado y con los ojos más sinceros que él chico podría darle le creyó de nuevo.

Sabía que Diego era alguien en quien confiar pero eso no quitaba que terceras personas los hubieran visto subiendo escaleras arriba aquella noche. No simplemente la culpa recaía en Diego, o en esas personas también recaía en ellos por no ser para nada discretos, por dejarse llevar en ese momento y en un lugar como ese.

Pero no había marcha atrás, ya todo estaba hecho.

Aún así tenia una platica pendiente con Joaquín por que aquello no debía repetirse, y peor aún, se sentía terrible por estarlo evitando estos últimos días.

-Te creó, perdoname es que sabes que estamos hablando de Uberto, ambos sabemos que puede arruinar mi vida si se llegase a enterar de esto.

Diego casi se rió en su cara y Emilio no pudo evitar fruncir el ceño.

-¿Qué pasa? ¿Dije algo gracioso?

-Emilio, creeme qué Uberto jamás te haría algo así. Tal vez te despedirá pero creeme, no te arruinaría la vida.

-¿Por qué estás tan seguro de eso?

-¡Por Dios! Te ama Emilio, te aprecia tanto por ser como él ¿Acaso no te das cuenta?

Emilio sintió una presión en el pecho, aquello se oía con doble sentido y no pudo evitar sentir un malestar en el estómago.

-No repitas eso, por favor Diego.

-Se que suena horrible pero es la verdad, viejo.

Emilio rodó los ojos, tomó su saco que reposaba en su silla para colocarselo.

-Tengo algo pendiente, nos vemos luego ¿si?

-Con cuidado, y trata de no comerte el culo de Bondoni de nuevo -Emilio le dio un golpe amistoso en el hombro con una sonrisa, si Diego no hubiera tenido las manos dentro de su bolsillo posiblemente se lo hubiera regresado.

Tal vez lo que estaba haciendo era descabellado pero tenía que poner las cartas sobre la mesa.

[...]

La decisión que había tomado había sido apresurada pero sabía que si no lo hacía cuando la idea cruzó por su cabeza, jamás se atrevería.

Emilio se encontraba en su hora de comida la cual uso para encontrarse frente a la casa de los Bondoni, si es que así se le podía llamar en donde vivían por que más bien parecía una mansión.

Sus manos le sudaban y de pronto el traje que portaba parecía pequeño en su cuerpo. Sabía perfectamente que Joaquín andaba en su clase de vóleibol pero que no le faltaba mucho para llegar a casa.

Toco el timbre que se encontraba a un lado de la puerta principal y retumbó por toda la casa, una cabellera blanca lo recibió.

-Niño Emilio ¿que hace aquí?

Era la señora Bianca nana de Joaquín, la señora era muy amable, demasiado cariñosa y tolerante, la admiraba por soportar los berrinches del pequeño Bondoni, sabía que la mujer poseía un gran corazón y casi siempre se aprovechaba de eso.

Desconocido Sexual [Emiliaco] Where stories live. Discover now