Cap 5. MuraHimu

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Tatsuya masajeó su cien en un intento de calmar la migraña que estaba por darle. Manaka, su hija de 4 años lloraba desconsolada a un lado de la sección de dulces del supermercado. - No hagas eso, Manaka. Ya te dije que no podemos llevarnos todo el estan de Maibus. - repitió cansado. Se acercó a ella para poder meterla al carrito del super, pero la niña se alejó para seguir llorando y balbuceando cosas inentendibles. - Te voy a dejar aquí sola. - Cogio el carrito y dio un paso para comenzar a alejarse.

-Nooo mami. - exclamó la pequeña de cabellos violeta. apretando su gabán rosa.

Tatsuya suspiró y le miró seriamente. - Entonces deja de llorar y ven para aca. - frunció el ceño. Manaka no tuvo más opción que seguir hipando y dejarse levantar para poder sentarse en la sillita, bajó la cabeza y no se pronunció más.

El pelinegro siguió cojiendo cosas de los estantes que le correspondian y en la sección de nevera pudo reconocer fácilmente a su esposo quien llevaba de la mano a su pequeño Atsuya de 10 años. El niño le miró desde lejos, se zafó de la mano del gigante y salió corriendo a donde su mamá y hermana estaban. - Llevamos 10 minutos ahí, papá no sabe que manteca escoger para hacer los postres, no estaba la que normalmente usa. - confesó.

Tatsuya le sonrió y tocó las mejillas asegurándose que su temperatura no estuviera tan baja. Le ofreció la mano al pequeño y éste aceptó inmediatamente. - ¿Qué le pasa a Manaka? - preguntó el niño curioso al ver a su hermana con la frente apoyada en una de las manos de Tatsuya.

-La sección de dulces. - comentó el doncel y con eso entendió todo, su hermana al igual que su padre era una obsesa por los dulces, a él le gustaban, pero no tanto. -Atsushi. - Dijo llamando la atención de su esposo. Este al identificar la voz de su Muro-chin levantó la mirada y sonrió, igual de bello que siempre. -Hola. - sonrió enamorado.

Tatsuya se sonrojó, pero supo actuar normal, menos mal estaban en el super y con sus hijos de testigos, porque de no ser así ya se habría lanzado al gigante para besarle. Miró alrededor de su exjugador de Yonsen y no vio el carrito eso suponía que el muy distraído no había hecho nada de lo que le tocaba. Frunció el ceño, pero esto no evitó que Atsushi dejará de sonreírle. - Debo suponer que tu lista aún está sin completar. -

-Queria coger la manteca, pero no estaba, analizaba las otras. - confesó tranquilo.

Atsushi ignoró la mortal mirada que el pelinegro le mandó. - ¿Qué le pasó a mi Mana-chin? - preguntó acercándose a la niña que parecía derrotada ante la vida.

-Pues resulta que a tu hija le dio por hacer un berrinche en la sección de dulce por los Maibus. - dijo aún molesto. La pequeña levantó la cabeza en dirección a su padre y este la alzó en brazos. - Yo quiero y mamá no me deja. - comentó volviendo a llorar.

-¿Quieres que te compr...? - Atsushi no dijo nada más, la mirada que Tatsuya le dio le daba más miedito. - Debes hacerle caso a Muro-chin, Mana-chin. Él sabe mucho y se preocupa por ti...por nosotros. - Miró a su hija y luego miró al pelinegro quien sonreía satisfecho ante lo dicho por el gigante.

La niña observó a su padre unos segundos y luego observó al doncel. - ¿Me perdonas mami? - Preguntó apenada. Este por su parte le sonrió y acarició los lacios cabellos. - Si te portas bien te recompensaré. - Comentó. - A ti también. - Repitió la acción con Atsuya, el pequeño era más activo, compartían el mismo color de cabello y ojos. Por otra parte, Manaka era un Atsushi miniatura en versión niña, infantil y perdida en su propio mundo, interesada solo en los dulces.

La familia siguió mercando, Atsushi en verdad disfrutaba de esos días libres donde la pastelería no abría, esos momentos en familia eran lo mejor. Atsushi escuchaba atento como su pequeño le contaba sus aventuras en la escuela y cómo le iba en sus clases. Manaka corría con cosas en las manos, cosas que Tatsuya le pedía que le acercara.

Día a díaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang