Limite.

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Otorgaba una gran satisfacción que «Titty Thyphon» al fin estuviera siendo usado para una fiesta que definitivamente no iba a ser interrumpida por alguna imprudencia que finalizaría en tragedia. Mucho menos se encontrarían cadáveres que tendrían que investigar para eventualmente encarar un juicio donde sus vidas correrían riesgo. En la actualidad, lo vivido en la simulación parecía una pesadilla, mas no podía percibirse de esa forma cuando esas vivencias marcaron irreversiblemente a todos los involucrados.

Cada uno asumió sus dificultades, superándolas y continuaron con el objetivo de alcanzar el futuro que quisieran.

Sonriendo al poseer esos sentimientos burbujeando en su pecho y acercarse al punto de reunión para la festividad que se llevaría a cabo, sostuvo con más fuerza la mano de Nagito, quien tenía los ojos vendados. El moreno lo guiaba a la fiesta de cumpleaños en esas condiciones para prolongar la sorpresa que le esperaba al afortunado, éste no le cuestionó el por qué Hinata lo llevaba así; su confianza no tenía limites cuando se trataba del castaño.

Estar a su lado siempre fue seguro para él.

— ¿Ya llegamos? —preguntó Nagito, recargando su cabeza en el hombro del castaño, éste se sonrojó por el gesto.

—N-No, sé paciente. —respondió Hinata, agradeciendo la fresca brisa de la isla que entibiaba su caliente faz.

Komaeda sonrió de forma traviesa, captando la oportunidad de bromear con el castaño y siguió cuestionando mientras le picoteaba suavemente la espalda, e incluso sin mirar, atinaba a depositar leves besos en las orejas del más bajo por un centímetro, a sabiendas que era su punto débil, uno de tantos que él conocía.

—Ya, ya estamos aquí.

Oyó un sonido de puertas abriéndose, Hinata se colocó detrás de él, deshaciendo el nudo que afianzaba el agarre, el lazo que cubría su mirada descendió con lentitud sobre sus hombros. Al abrir los ojos, se encontró con los sonrientes rostros de sus compañeros con una lluvia de confeti, varías cayendo sobre él. Un enorme pastel de fresas y chocolate blanco encima de una mesa con ruedas que, el 'Cocinero Definitivo' llevaba.

— ¡Feliz cumpleaños, Komaeda! —exclamaron al unísono, serpentinas brotaron de los conos de papel que sus amigos sostenían.

Koizumi no tardó en capturar la mueca de sorpresa con su cámara. Komaeda parpadeó varias veces, ¿seguía encerrado en el NWP para que le crearán realidades magnificas? El metal de su prótesis pesó más, el parche de Kuzuryuu y la presencia de Hinata, le recordaron que no era un sueño, si no la realidad. Una donde la felicidad le abría los brazos y ya no existían cadenas de una maldición disfrazada de talento. Imaginaban recibir una sonrisa o sus comunes elogios, no esperaron que gotas brotaran de sus ojos,

—¿K-Komaeda-san? —las refinadas facciones de la princesa de tiñeron de confusión.

— ¡H-Hey! —se acercó Fuyuhiko, preocupado.

— ¡¿Eh?! ¿Por qué llora? —cuestionó Souda, había estado listo para tirar más tiras de colores.

— ¿Lo asustamos? —sospechó Pekoyama.

— ¡N-No llores, Nagito-chan! —Habló Ibuki con una guitarra acústica detrás de su espalda— ¡Te cantaré una bonita canción que te hará feliz!

— ¿Tan feo es el pastel que lloró? —preguntó Owari, sosteniendo su mentón con una mano— ¡Vamos, es delicioso, no te fijes en como luce! —agitó la mano para restarle importancia al asunto, ella quería ya hundir sus dientes en el pan.

— ¡Oye, el pastel no es horrible! —reclamó Hinata cruzando sus brazos, teniendo su entrecejo más fruncido de lo normal.

— ¿E-Es alérgico a algo? ¡Hey, Hinata! ¡No me dijiste nada! —acusó Hanamura, señalándolo con su dedo índice.

Fortune and Sorrow. 「KomaHina」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora