El dios del Shampoo

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-Eh, usted, caballero, no puede hacer eso, que se encuentra en un bendito supermercado, sabe que eso está prohibido, ¿verdad?

- ¿Qué le sucede a usted?, que solo he estado probando este producto.

-Pero que eso no se hace aquí, primero lo compra, luego lo prueba.

- ¿Qué sentido tiene eso?, además, aquí mismo en el cartel dice "Pruébalo ahora".

-En efecto, pero está pensado para que lo adquieras primero, se ha ensuciado todo de shampoo, su cabello y ropa, señor debe retirarse, hágame el favor.

-Pues no se lo hago, solo hago lo que se me permite.

-Eso no está permitido, ya está aglomerando muchas personas, deje el show por favor, váyase.

-Claro, y nadie se debe enterar de la estupidez de unos comerciantes, su incredulidad ante el simple hecho de que, ¿cómo sé que algo sirve si no lo pruebo primero?, sus patrañas me dejan cada vez más perplejo, me largo.

-Déjese de tonterías, no regrese.

-Diablos, no encuentro ni un mísero acertijo, o una cuantiosa pista de esto, debería ser fácil, es muy común.
-Frederick, ¿encontraste lo que venías a buscar?

-No, me han echado Margo, no es momento de parloteos, sube a la minivan, aún quedan dos tiendas más.

-Y luego ¿qué Frederick?, piensas que servirá de algo ese maldito producto, no nos ayuda, tenemos millones de deudas y sin exagerar; llevamos mucho tiempo aquí, ya es hora de ir dejando las fantasías, ni tu ni yo somos niños, llevas contigo unas fachas, unas chanclas celestes ya desgastadas, pantalones marrones cortos muy sucios, y una camisa oscura que va a reventar de lo lleno que estás.

-Sí, ya sé que esta bola de sebo asquerosa, no tiene un fin de vanagloriarse con todos, ni de regocijarse con algo tan simple como encontrar lo que anhela; no me recuerdes, que además de miope, miedoso, y tonto, también estoy a punto de morir, por favor.

-Frederick, sabes que no lo digo con esa intención, enciende el auto y ya vámonos.

-Margo..., lo siento, sé que soy muy errático, estúpido y sobre todo necio, pero estoy muy seguro de que lo más importante para mí eres tú, eres la única chica que cree firmemente en mí, la única que se ha quedado conmigo, solo me quedas tú desde que mi mamá... -dijo derramando suaves lagrimas-.

-Tranquilo Frederick, no llores, nada de esto vendrá siendo culpa tuya, sin embargo, no debes aferrarte a una idea absurda que te lastimará.

-Lo único que quiero encontrar, es esperanza, que los demás crean en algo, y si no es en mí, que sea en la propia idea de la esperanza; y sí, reconozco algo de lo absurdo de querer encontrar, el shampoo perfecto, pese a eso, sé que todo es posible.

-A excepción de la muerte..., no quiero ser dura contigo, sabes que me gustas, me atraes demasiado, y por ello no quiero que pierdas la cabeza buscando un corazón retraído, ya rugoso, y que poco a poco, morirá; no acabes así, no quiero eso para ti.

-Margo, quiero tratar, quiero intentarlo, tengo fe de que lo lograremos.

Mientras se agarran de las manos, Frederick conduce hasta los dos últimos supermercados, esta vez compra varios shampoos, no obstante, no encuentra ninguno que cumpla sus expectativas.

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⏰ Last updated: Mar 24, 2020 ⏰

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Anales de AmancayWhere stories live. Discover now