Pocas veces Lara Winneston se distraía de su lectura, se trataba de una joven extremadamente aplicada que aprovechaba para leer en el camino de su casa hasta el colegio... tal vez fuere por ese mismo carácter que todos la veían como incorruptible...
Esta vez fue diferente. Casi al llegar al colegio, Lara levanto los ojos de su lectura, se detuvo secamente y quedo parada frente a una gran casa de rojas tejas, pasmada. Algo la llamaba. Ninguno de los testigos supo que era lo que a Lara le había ocurrido, solo la vieron ahí, pasmada.
Lara no volvió a hablar, ¿sería acaso algo sobrenatural lo que había visto Lara? ¿O es que habría tenido alguna patología que se hubiere despertado en aquel momento?...
Pocos sabían que Lara tenía esa irreprochable conducta gracias a un padre que la guiaba, que Lara, además de niña era mujer, y que a las mujeres según su padre se las corrige, para que mañana sean seres de bien, para que nadie toque aquello que solo a su padre corresponde hasta que el sagrado matrimonio traspase... Lara amaba a su madre, una mujer de iguales cualidades, aquella de cuya exquisita perfección había heredado, y a la cual su padre simplemente modelaba para que no se viera desperfecta por los males de vivir en sociedad... Lara también temía, temía por su madre, temía por ella, y su temor no le permitía distraerse en nada más que su lectura, de camino de casa al colegio... Lara sabia, que su madre le había dicho que ella no era de nadie, y que pronto serian libres... tal vez Lara se inmovilizo ante aquella casa de rojas tejas por el sonido seco de una bala en la casa que ella había dejado para ir al colegio...
