#12. Demonio

5.8K 590 136
                                    

-¡Mocoso! ¡Regresa aquí!.- El niño rubio ignoró el llamado y siguió corriendo tan rápido como sus pequeñas piernas se lo permitían.

================================

Bakugou Katsuki era el único hijo de la familia de magos más importante del reino. Como heredero al cargo de su madre, la Bruja de la Corte Real: Mitsuki, debía aprender desde temprana edad a usar la magia aunque eso significará sacrificar su niñez. Pero el pequeño Bakugou era testarudo, no le gustaba verse sometido a las expectativas de los demás ni ser ordenado. Eso causaba que a veces huyera de sus lecciones o simplemente se negara a realizar los hechizos que ya sabía a pesar de haber demostrado ser un verdadero prodigio.

================================

Katsuki siguió corriendo hasta no sentir sus piernas y escuchando la voz molesta de su madre en el fondo, decidió adentrarse en el bosque que rodeaba el castillo.

Tomó un rumbo diferente al que usualmente, de todas maneras no quería regresar a sus lecciones.

Se abría paso ágilmente entre ramas y hojas hasta que un punto llamó su atención.

¿Qué era ese lugar? ¿Cómo es que nunca lo había visto antes? ¿Era un secreto? Imposible, conocía a la perfección los perímetros del reino.

La curiosidad le impedía dar media vuelta y salir de ahí. La vista que aquel lugar le ofrecía era magnífica; una cúpula de hojas cubría el basto terreno, evitando la entrada directa del sol. Los pájaros cantaban y las flores parecían sonreírle, daba la apariencia de que ningún humano le hubiese perturbado antes.

-¿Perdido? Niño.- Brincó al escuchar la voz pero se dedicó a buscarla, provenía de unos matorrales en el centro. A paso seguro se fue acercando.

-¿Quién eres? ¡Muéstrate!.- Una risa traviesa resonó y el menor se detuvo. Poco a poco, la silueta del hombre se fue revelando ante el niño, quién no cabía en su sorpresa.

-Kirishima Eijirou, el demonio de piedra.- Exclamó perplejo, hace décadas que los libros dejaron de hablar de demonios. La población pensaba que se habían extinto en la Guerra de los Cien Años; pero los brujos sabían que no era así. Ellos solos se escondían.

Ladeó la cabeza curioso, parecía estar anclado por un fuerte hechizo, sus brazos y piernas también habían sido inmovilizados por cadenas especiales.

-¿Sabes quién soy?.- El rubio asintió.- Tienes agallas para ser humano.- El entrecejo del menor se frunció y el demonio calló.

-¡No soy humano!.- La bestia lo miró detenidamente. Tenía razón, a pesar de su corta edad, cargaba con los ojos de un verdadero brujo.

Los ojos rubí no existían entre los mundanos

-Ya veo, eres un brujo.- Aún con su intimidante voz, el niño no retrocedía.

-Así es, seré el mejor que este reino haya visto.- Un risa salió de sus labios, mostrando sus afilados dientes y capturando la atención del infante.

-¿No tienes miedo de mí?.- Bakugou levantó una ceja confundido.

-¿Por qué debería tenerle miedo a un debilucho como tú? Ni siquiera puedes romper tu hechizo.- El pelirrojo hizo una mueca, había sido humillado por un niño.

-Tienes razón.- Bajó la mirada al suelo, sintiéndose ligeramente alegre. Era la primera vez en décadas que hablaba con alguien.

-Demonio.- Llamó el niño.

-Dime Kirishima.- Tomó asiento delante de él, teniendo que mirar hacia arriba por su altura.

«KiriBaku One-shots»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora