LUNA ADIÓS
Luna no tiene sonrisa y vive triste, le invade los problemas económicos de préstamos para sobrevivir, llora todas las noches llegando a casa por su vida amorosa post divorcio, que nunca entenderá y la dejó por los suelos.
Analiza sus acciones del pasado que hicieron su presente deprimente y una tempestad que sobrelleva con alcohol y tabaco, día tras día.
Respira profundo un martes 14 de abril y decide en ese instante hacer un cambio en su vida, para sentirse un poco más que el excremento de un animal que acaba de ver en la parada de micros.
Sube a un micro, no leyó el número, está sin rumbo, sin destino, sin razón. Sentada, tiene la mente en blanco hasta que un bebé empieza a llorar, ya que lleva como su más grande secreto un aborto sin piedad. Por inercia se levanta, grita al conductor para que se detenga, su respiración es agitada, está inquieta y nerviosa, tiene miedo y baja.
Camina por la muchedumbre con la mirada al piso, la empujan, la miran con pudor, unos hombres alucinando por exceso de clefa le dicen las palabras más sucias que ella pudo escuchar, pero era como se sentía en ese momento. Camina apresuradamente, casi corriendo cargando su mochila favorita de color naranja y cierres de color verde y dentro de ella hay un libro de autoayuda que se robó de una biblioteca. La muchedumbre se hace menos densa y el camino más corto, las luces son opacas, las bocinas hacen el cometido de abrumarla y de pronto; se detiene, siente una brisa que la hace suspirar, continúa su recorrido mientras que en su interior confía que todo pasará y volverá a sonreír muy pronto.
Reacciona con un tropezón en una piedra sin culpa y cae de forma vertical hacia la avenida, la reacción de un equilibrio fue inútil más un auto hizo contacto con Luna y la golpeó por accidente.
Los ojos de Luna ven una gran estrella y sus manos no pueden tocar... las piernas no existen y su corazón dio su último latido mientras se desangraba por la herida en la cabeza.
Sobre un lugar conocido, una desconocida duerme profundamente sobre el frio y húmedo asfalto, con la brisa que la hizo suspirar, su alma juega libre hacia la eternidad y en su antebrazo descubierto se puede leer un tatuaje que dice: "Cuando quiero volar, sólo observo la luna"
>>ANNETHA SALAZAR<<
