II

821 64 17
                                    


"Amnesia: Pérdida total o parcial de la memoria que impide recordar o identificar experiencias o situaciones pasadas."

Eso era lo que Joker sabía sobre el tema. Se había encerrado en su oficina por el resto del día, dejando a Harleen bajo la compañía de ella misma, y de Bud y Lou, quienes estaban recostados uno a cada lado de ella, con sus cabezas en su regazo. Aunque Harleen aún temía que la atacaran, por el momento parecían estar tranquilos.

No podía recordar un momento en el que haya tenido más miedo por su vida que ahora. Se encontraba en la residencia de un completo extraño con un ex doctor que se viste como espantapájaros con un fetiche por el miedo persiguiéndola. ¿Cómo rayos se había metido en todo este lío? Cuando le dieron una oportunidad de trabajar en Arkham pensó que la experiencia sería emocionante. Si hubiera sabido que esto sucedería, bueno... Hubiera aceptado el trabajo de todos modos, pero sería más cautelosa en el asunto.

Cada oportunidad que tenía, se la pasaba mirando hacia la oficina de Mr. J. Quienquiera que sea ese sujeto, era extraño, en todo el sentido de la palabra. ¿Por qué tenía esa apariencia de payaso estando en casa? ¿Por qué se tomó todo el problema de ayudarla a escapar de Scarecrow? Ni siquiera lo conocía. Sabía que confiar en personas extrañas era una estúpida idea, sobre todo en Ciudad Gótica, ¿Pero qué otra opción tenía?

Era él o Scarecrow. Y Mr. J parecía una persona decente, al menos mejor que Jonathan Crane. Y además, debía admitir, tenía su encanto, debajo de esa apariencia de payaso era guapo.

Estuvo mirando las noticias todo el día, esperando escuchar que Crane había sido arrestado. Hasta ahora, nada.

Y a la hora de la cena, Mr. J salió de su oficina.

— ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre?— preguntó amablemente.

Harleen estaba tentada a rechazar su oferta, hasta que el rugido de su estómago la hizo cambiar de opinión.

—Creo que sí. — respondió con un leve sonrojo en su rostro por la vergüenza.

Mr. J soltó una pequeña risa, haciendo una reverencia para ofrecer su mano. Ella la tomó y fue guiada al comedor. Al llegar a la mesa, en un acto de caballerosidad le ofreció una silla, para luego arrimarla a la mesa una vez que la rubia se sentó.

—Espero que te apetezca la comida china. — sonrió acercándole una caja.

Harleen amaba la comida china, y de solo verla se le hacía agua la boca. Mr. J se sentó frente a ella y comenzaron a comer.

—Harleen, espero que te encuentres cómoda en tu estadía aquí. Si necesitas algo solo déjame saber. — dijo amablemente.

—De hecho, hay algo. — dijo la rubia. —Mi cabeza me está matando, debí habérmela golpeado o algo así. ¿De por si acaso no tiene alguna aspirina para el dolor?— No estaba en sus planes pedirle drogas, pero en verdad le dolía la cabeza.

Mr. J sonrió y se levantó de la mesa para ir a buscar su pedido. Volvió luego de unos momentos con pastillas y una lata de soda de uva. Harleen le agradeció, tragando la medicina con la ayuda de la soda.

—Dígame, Mr. J ¿Cuál es su vocación?— preguntó mientras se llevaba un poco de comida a la boca.

Él se quedó pensativo, como si no recordaba cuál es su trabajo.

—Soy un animador.— dijo finalmente. — Les traigo sonrisas a los rostros de la gente de Ciudad Gótica. Tal vez te hayas preguntado por qué tengo esta apariencia de payaso. Bueno, es parte del trabajo. — rio.

A M N E S I A (Jarley)Where stories live. Discover now