Diario de un chico enamorado [Rubegetta] [+18]

~Capítulo 1~

Entrada 1

No sé si fue una broma o qué, pero mi mejor amigo Guillermo me regalo un diario. Dijo que, como no me gustaba hablar de lo que pasaba por mi cabeza, quizás era buena idea que intentara plasmarlo todo en estas páginas.

Lo primero que llegó a mi mente fue ¿Está jugando conmigo? Pero no hice comentario alguno. Me dije a mi mismo que aceptaría el regalo, y sólo lo guardaría por ahí, sin usarlo. 

Pero hoy pasó algo que me tiene intrigado, confundido, así que decidí que probaría a ver que se sentía escribir mis pensamientos.

Hoy, después de las clases en el Instituto, fui con Guillermo y su pareja, David, al parque. Nos íbamos a juntar con Alex, Luzu y Mangel allí. Pero cuando llegamos, ellos no estaban, por lo que fuimos a comprar un helado para cada uno y así esperarlos.

No pasó demasiado hasta que los vimos aparecer en la lejanía. Venían riendo. De pronto, un chico alto se lanzó sobre Mangel y comenzó a picarle la mejilla, haciéndolo reír. 

Rubén. Rubén Doblas. Así te presentó Mangel, quien dijo, eras su mejor amigo. Y amigo muy cercano de Alex y Luzu. 

Ahí, pude apreciar ciertos rasgos que te caracterizaban. Tu pelo teñido de blanco, una amplia y amable sonrisa y unos ojos verdes atrapantes.

Nos saludaste a todos con entusiasmo, me di cuenta de inmediato que eras una persona que gustaba del hecho de hacer nuevas amistades.

Cuando me saludaste, me sorprendí al sentir una leve corriente eléctrica recorrer mi cuerpo al momento de sentir tu piel. Creo que tú también lo sentiste, ya que observabas, intrigado y confundido, tu mano una vez terminaste el saludo. Me observaste con el ceño fruncido por un momento, pero aligeraste el ambiente de inmediato al pronunciar esas palabras. 

"Un gusto conocerte, Luzu me ha hablado muy bien te ti"

Observé al nombrado con el ceño fruncido. Él sólo se encogió de hombros un tanto apenado. Le sonreí, se que no lo hizo ni con malas ni segundas intenciones, después de todo, le encantaba hablar de sus amigos.

No nos costó nada integrarte a nuestro grupo. Tienes esa aura atrayente que facilita el acercarse a ti. Incluso, te agregaron a nuestro grupo de mensajes.

Y me encontré a mi mismo deseando llegar a hablar más seguido contigo. No sé que habrá sido esa corriente eléctrica que me recorrió al tocarte, pero de lo que si estoy seguro, es que me intriga tu forma de ser, y me invade un deseo creciente de descubrir nuevas facetas tuyas.

Samuel De Luque.