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Sábado, por fin era sábado, pero no cuaquier sábado, era el sábado 24 de diciembre, el cumpleaños de Yoongi. El único día del calendario que el pelinegro recordaba, claro después de navidad.

Esa mañana el pequeño se levantó temprano, como no era muy común en el. Perdió varias horas de su sueño por la emoción de la fiesta. No podía dejar de pensar en la celebración, Jimin, los dulces, el pastel, Jimin de nuevo. Hacía dos semanas que no lo veía, para un niño de ahora siete años los días eran más que largos.

Tener siete años hacia a Yoongi sentirse más grande, más valiente, más inteligente y sobretodo ahora que era mayor podría cuidar mejor a Jiminnie.

08:39 y el niño ya estaba fuera de su cama dirigiéndose a la cocina ansioso por ver a su mamá y que está la felicitara por ser un niño grande.
Bajo corriendo las escaleras y dela misma forma entró en la cocina.

La mujer que arreglaba algo en la mesa que no se alcanzaba a ver se sobresaltó.

-Oh, Yoongi cielo, mm ¿Qué haces despierto? -la mujer ocultó lo que arreglaba detrás de ella.

-No podía dormir.- se encogió de hombros.- ¿Qué tienes ahí mamá?

-Es una sorpresa para mi niño grande- le pellizco las mejillas.

-Mamá ya déjalo, soy grande y estas cosas ya no me gustan- dodo los ojos y se cruzó de brazos.

-Es que eres tan pequeño aun, bueno solo un beso y abrazo de tu madre después de eso subirás a lavarte la cara, bien- el pequeño asintió y su mamá se acercó y le dio un abrazo susurrándome su oído que ya era un niño grande y pronto se iría de la casa.

Luego de esa pequeña escena familiar subió e hizo lo que su madre pidió.
En el transcurso de los diez minutos que tardó arriba su madre había preparado un pequeño pastel de chocolate ella junto a su hermana. su padre que ya se había ido a trabajar, aun que realmente su ausencia no lo molestaba.

La mujer partió la tarta y le dio una rebanada a cada niño, desayunaron y Irene empezó a preparar todo para la tarde.

-Yoongi te darás una ducha y tu ropa está en la cama de tu habitación- asintió y fue a cumplir las órdenes de su madre.

El ojiazul subió a su habitación se sentó en el borde de su cama y observó la ropa que su mamá escogió para el, una camisa blanca de rayas azules marino y un pantaloncito color café claro. Las rayas de esa camisa eran bonitas, las usaría más seguido.





-Jimin son las diez de la mañana, no puedes llegar y presentarte así a una fiesta que va a ser a las tres-
el pequeño sentado en el piso con lágrimas escurriendo por sus mejillas negó.

-Y-yo quielo v-vel a mi Yoon- sollozó.

-Amor tienes que entender que no es posible en este momento, ¿está bien?- limpio sus lágrimas con la orilla de su abrigo rosa.

-Si mami.

-Vamos a envolver el regalo de Yoongi, ¿te parece?-asintió emocionado olvidando por que lloraba.

El sabía que a Yoongi le iba a encantar su regalo, su papá le había dicho que cuaquier regalo que obsequies con amor es bueno, y vaya que Jimin puso Amor en el, hasta hizo un dibujo de Yoongi y el juntos tomados de la mano.

El de fanales esmeralda ayudó a su madre con la envoltura de el regalo.

En un rato ya estaba listo traía su abrigo color rosa una camisa blanca, junto unos pantalones ajustados color azul claro y unos tenis blancos.

🍂𝐍𝐨 𝐝𝐢𝐠𝐚𝐬 𝐠𝐫𝐨𝐬𝐞𝐫í𝐚𝐬 🍂 [𝐘𝐌] A̵d̵a̵p̵t̵a̵c̵i̵ón̵ Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon