Michelle

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—¿Y estás seguro de que es su letra? ¿Cómo puedes confiar en estos tiempos con una simple carta? ¡Peter! —Michelle estaba histérica. Agitaba la carta en su mano mientras exigía respuestas. Lo cierto era que MJ detestaba a Gwen Stacy por muchas razones válidas, pero la más importante y que no podía controlar, era que sentía celos.

—¡Claro que es ella, MJ! —replicó Ned, emocionado—. ¿Crees que Peter no es capaz de reconocer la letra de su ex novia? ¡No puede ser! Gwen está viva.

—¿Por qué te alegra, idiota? ¿Acaso ya no recuerdas lo mal que estuvo Peter cuando ella se fue?

—MJ... Tranquila, no es la gran cosa. Gwen no quiere regresar a Inglaterra... Y tampoco quiero que regrese.

—S-solo me preocupo por ti, Peter Parker.

Michelle le devolvió la carta ya arrugada, casi tirándosela en la cara. El neoyorquino reaccionó con extrañeza siguiendo su andar con el ceño fruncido mientras Ned elevaba los hombros perplejo en solidaridad con su mejor amigo. Ambos estaban confundidos por la reacción nada cotidiana de la morena.

Mientras tanto, MJ caminó hasta la orilla del lago y se colocó en cuclillas para tomar algo de agua entre sus manos. Alcanzó a ver su reflejo, sus cabellos rizados y castaños despeinados que brillaban con los escasos rayos del sol que lograban colarse entre las nubes espesas de humo y contaminación. Recordó a Gwendolyn, con su cabello rubio que brillaba por sí solo, siempre bien peinado. Recordó sus mejillas sonrosadas y ese par de ojos azules grandes y expresivos. Gwen Stacy era la chica perfecta, siempre sonriente y delicada. Estaba bastante claro el porqué Peter había salido con ella en el pasado.

Mojó su rostro para quitarse el polvillo que a diario se le pegaba a la piel y se quedó allí observando su reflejo en silencio, olvidándose de sus dos amigos detrás suyo que la esperaban. Michelle Jones era lo suficientemente insegura como para esconderse de Peter toda la vida, pero también lo suficientemente valiente para protegerlo desde las sombras.

—Michelle... —escuchó detrás suyo la voz de Peter y como sus pasos se acercaban cada vez más a ella. La morena se levantó de inmediato y se giró, apretando los labios en una sonrisa. —¿Todo bien?

—Sí, descuida.

—Sé que Gwen y tú nunca se llevaron bien, pero no quiero que te enojes conmigo por esto... Yo... —Peter hizo una pausa, visiblemente preocupado por ella—. Ni siquiera sabía que estaba viva o que recordaba mi dirección.

—No estoy enojada contigo, tonto. Solo me preocupo por ti. Sé que estás feliz de que esté viva y... Las cosas pasan por algo, ¿no crees?

—Supongo pero yo... —de nuevo hizo una pausa, rascándose la nuca. Michelle no recordaba verle así—. Yo ya no siento nada por ella.

—Peter... —MJ dijo su nombre con especial énfasis y notorio cariño. Sonaba cansada pero a la vez comprensiva. No quería tener detalles innecesarios sobre el estado sentimental de su amigo. —Solo haz lo que creas que sea correcto. Soy tu amiga y siempre estaré para apoyarte. —La palabra "amiga" dolió. Pronunciarla se sintió como mil dagas clavadas en su garganta. Ella siempre lo había observado desde lejos y lo conocía mejor que a sí misma.

—Sí, Peter. —interrumpió Ned apareciendo entre ellos con una sonrisa. Sus manos regordetas cayeron en la espalda de ambos, dándoles un apretón amistoso. —Siempre estaremos aquí para ti, tonto. Además Irlanda está casi en ruinas, es imposible viajar y menos hasta aquí.

Aquellas palabras reconfortaron el corazón de MJ sin que Ned lo supiera. Al menos había algo menos de qué preocuparse entre todo ese desastre.

Michelle odiaba tener que abrir su corazón y romper las barreras que tanto tiempo se había dado a la tarea de construir. Detestaba sentir que desperdiciaba el tiempo queriéndolo pero también tenía miedo de sacarlo de su corazón. Pero mantenerlo en secreto y ocultarlo tras una amistad parecía, algunas veces, más difícil que de costumbre.

Peter miró a MJ y ella solo le soportó la mirada un par de segundos antes de mirar hacia otro lugar, específicamente al cielo donde podía verse el sol ocultarse poco a poco.

—Deberíamos irnos ya, está atardeciendo. —dijo MJ.

—Sí, no tardan en escucharse las alarmas. —Ned completó, alejándose hasta la pila de escombros que debían escalar para salir.

—¡Odio esas cosas! No es como si alguien quisiera quedarse fuera de noche.

—Te sorprendería. —respondió MJ a Peter con una sonrisa en el rostro y un vistazo apenas a su rostro de reojo.

Lo único que importaba en ese momento de sus vidas era sobrevivir un día más y el amor vendría después. "Cuando la guerra termine, cuando todo regrese a la normalidad". Ese era el mantra de Michelle Jones para sobrevivir a la mañana siguiente.

Cuando MJ volvió a su hogar, se encerró en su habitación y rememoró todos aquellos momentos en los que estuvo a punto de decirle a Peter cómo se sentía. También recordó todas esas veces que decidió dar un paso atrás.

Recordó la primera vez que salieron a solas a caminar en un parque que ya no existía más, cuando Peter le compró un helado de vainilla mientras ella le hablaba de su teoría más reciente. Ese intento de cita cuando las cosas parecían ir bien y el mundo continuaba su curso. La guerra se veía tan lejana e improbable.

—Lo siento, estoy hablando demasiado... Vas a pensar que soy una rara.

—No creo que seas rara, MJ.

—¿Lo dices en serio o porque quieres de mi helado?

—¡Lo digo en serio! —dijo fingiendo sentirse ofendido aunque la risa le delató—. Aunque sí quiero de tu helado.

—¿Por qué me compraste tu sabor favorito? ¿Qué clase de trampa es esta? —rió genuinamente, sintiendo como el helado se caía de sus manos en cualquier momento.

Esos momentos, esas risas y felicidad genuina... Jamás iba a regresar.

Jamás iban a tener una nueva cita, un nuevo paseo. Nada de eso existía más.

Lo único que importaba era sobrevivir. 

«Serenity Now» [ AU | PeterMJ ]Where stories live. Discover now