HIDING; [YOONJIN + TAEJIN]

|¿Cómo curar un alma?

El maestro Haein tendía a enojarse con facilidad. Pero justo hoy estaba de un humor excelente, lo que era un milagro. Contemple mi atuendo oficial a su costado, era azul oscuro con bordados en las mangas que trazaban una separación de lo que seguía del brazo hacia arriba. Estaba dividido en dos capas la de arriba en la parte del pecho tenían pequeños destellos de un azul diferente. El corte era elegante y terminaba con dos telas sobresaliendo del tronco colgando delicadamente al costado derecho en una unión como parte del conjunto, además de la capucha que estaba integrada. Los pantalones eran del mismo tono y a todo eso se sumaba el arnés para guardar mis cimitarras en las respectivas fundas, detrás de mi espalda.

—¿No crees es un poco llamativo? —cuestionó mi maestro.

Me gustaba como era el traje, incluso si llamaba la atención de cierta manera. ¡Era hermoso!

—¿Ha visto como se visten los elfos? —interrogue de vuelta. El asiente haciendo una mueca.

—Siempre pensé que los atuendos oficiales atraían cierta atención, pero después de que los demás dejaron usarlos...Verlos me hace sentir nostalgia —comentó. La confesión me asombra, el nunca hablaba de lo que sentía.

—Lo lamento...—digo, y me gustaría poder añadir algo. Sin embargo, las palabras no las encuentro.

—No te preocupes. —Se irguió frunciendo el ceño unos segundos—. Entonces...Es tuyo, no creo que haya que agregarle nada más. También deberías practicar con él, lo antes posible.

El traje había sido mandado hacer a una familia de elfos que se dedicaba al diseño de estos atuendos para diferentes seres, algunos necesitados en rituales y más. Sí, muchos podían hacerlos, pero a veces para ocasiones especiales o simplemente por preferencia eran mandados a confeccionar. Yo estaba al tanto de que los elfos en general no eran simpatizantes de nosotros, aunque ¿qué ser lo era? No obstante, el maestro Haein había salvado la vida del padre del actual dueño (en ese tiempo los niveus no éramos una especie despreciada). Por lo tanto, para ellos era como un deber el requerimiento que les había pedido mi maestro para hacer mi traje. Como claramente no eran parte de nuestra raza, el atuendo había sido diseñado inspirado en algunos que tenia el maestro Haein como reliquias familiares.

Iba a abrir mi boca para comentar lo mucho que me gustaba como había quedado cuando mi celular sonó. Buscando entre mis bolsillos lo saque y mi corazón salto de alegría al ver el número. Aprete el botón verde y puse el aparato cerca de mi oído con rapidez.

—¡Jungkook! —exclamé.

—Yah ¿Por qué no me has llamado? ¿Qué es esa emoción? ¿Cómo puedes estar tan emocionado cuando yo soy el que ha sido abandonado? —interrogó su voz al otro lado en quejas inmaduras.

Me sentí dichoso ante poder escucharle y al mismo tiempo frustrado por no poder abrazarle. El maestro Haein caminó hacia el escritorio comenzando a ordenar documentos que había dejado en la madrugada sobre este.