𝓣𝓻𝓮𝓲𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

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Narra Danielle

Días después

En los dos últimos meses había estado esperando a que mi período llegara pero no lo hizo, incluso no he sentido ningún síntoma premenstrual. Supuse que se trataba de una irregularidad, a raíz de que di a luz era común que un mes no menstruara y otro si, a pesar de llevar ya cinco años de eso puede ser que aún siga así.

El día de hoy tenía una conferencia con más compañeros de trabajo apoyando a una asociación para niños sin posibilidad de estudiar en países de escasos recursos, a la que me uní luego de acabar la película. Para no sufrir por lo que mencioné anteriormente decidí comprar medicamento por mi cuenta y tomarlo. Solo esperaba que todo estuviera bien.

Desde temprano había amanecido con un leve dolor en el estómago, parecido a los cólicos y supongo que era porque se acercaría mi periodo, entonces eso me relajo un poco más.

Luego de desayunar juntos, los niños, Chris y yo nos arreglamos para llegar temprano al edificio donde sería todo el evento. Cuando entramos saludamos a los presentes y mientras llegaban más personas, nos mantuvimos en un pequeño salón donde podíamos comer bocadillos de una gran mesa mientras esperábamos.

—¿Cómo te sientes?—me preguntó Chris. Podía asegurar que no se refería a mi salud porque no le había contado aquello, pude deducir que hablaba sobre mis nervios por el discurso.

—Genial, estoy bien—sonreí dando un trago a mi bebida de limón.

—Lo harás increíble, amor—me dio un beso en el cabello haciéndome sonreír.

—¿Dónde están los niños?—le pregunté al separarnos.

—Jugando con los hijos de Logan—los señaló a lo lejos.

Abrí mis labios para poder responder pero en seguida los cerré reprimiendo un quejido por el fuerte dolor que apareció. Tragué saliva y asentí.

—Te pusiste pálida, Elle—murmulló asustado.

—No pasa nada, amor—no me creyó—en serio—tomé su antebrazo brindándole confianza.

—Avísame por favor si sucede algo—afirmé.

No le contaría, no quería que se preocupara.

En fin, una hora más tarde dio inicio el evento y luego de que mi familia y Dua me llamaran dándome suerte, subí al pódium. Aclaré mi garganta y comencé a explicar las razones por las cuales los niños merecían continuar estudiando, necesitamos un futuro para nuestro mundo y eso eran ellos. Mi discurso no fue tan largo pero traté de aportar algo a la comunidad, así que cuando terminé los aplausos me hicieron reconocer el esfuerzo que estaba haciendo por una buena causa.

—¡Elle!, ¡eso fue fantástico!—dijo Chris en cuanto me encontré con él y los niños.

—¡Gracias!—dije yendo a abrazarlos.

—¡Mami!, ¡estuviste genial!—dijeron los pequeños haciéndome sonreír.

—Los quiero—les di un beso a cada uno, incluso a Chris.

Continuamos prestándole atención a los siguientes participantes hasta que otro espasmo apareció y esta vez más intenso. Esto ya no era normal para un síndrome premenstrual.

𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓱𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 ・*:.˛ ˚𝗦𝗠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora