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—Oh... en en serio chicos, parece que si lo intentan, realmente pueden lograrlo, casi me hacen llorar.

Hablaba el Profesor Park mientras terminaban la práctica de la canción que presentarían en el evento de fin del verano.

Misma canción que, un día antes, Wooyoung y San habían practicado casi 10 veces seguidas.

Perfecta.— terminaba Wooyoung diciendo aquello cuando San finalizaba la última letra de la canción interpretada armoniosamente.

Aquel mismo día, en la tarde, después practicar la misma canción por última vez, quedando perfecta de igual manera que el día anterior, San y Wooyoung decidieron acercarse a una fuente y sentarse a celebrar un triunfo que creyeron que no lograrían. Siendo más significativo para San.

—Ten.

—Ah... gracias.

Wooyoung le había regalado a San una botella con té verde que había comprado hace un momento de la máquina dispensadora.

—Por fin lo logramos.

—Pensé que nunca lo haría en realidad

Después de aquellas pocas palabras, se quedaron en silencio.

No estaban incómodos, solo estaban descansando... o intentando no pensar en nada.

De pronto la botella de San cayó accidentalmente, rodando y derramando el contenido por todo el piso.

—Cielos, déjame...— comenzó Wooyoung a hablar mientras se movía en dirección a la que avanzaba la botella.

—Oh no...— San, por impulso, también se acercaba a la botella.

Ambos chicos estaban a punto de levantar la botella pero la mano de Wooyoung llegó primero, siendo la mano de San la segunda en llegar.

Ahora ambas manos estaban en contacto, siendo San quien tocaba a Wooyoung.

En un movimiento casi impulsivo y rápido, Wooyoung tomó el cuello de San y se acercó a su rostro hasta llegar a sus labios y besarlo.

El momento del beso duro casi segundos.

Después de separarse, ninguno de los dos sabía que era lo que había pasado o como había pasado. Todo fue rápido y repentino.

Después de casi un minuto, Wooyoung se dio cuenta de lo que había hecho y comenzó a querer que la tierra lo tragara.

—¡Ah yo debo... irme!

Decía mientras se levantaba lo más rápido que podía y, a tropezones, salía corriendo con su bolso en el hombro.

—Espera... Wooyoung...— decía San. Pero Wooyoung no podía escucharlo.
Iba muy concentrado, o avergonzado, gritando que no escuchaba nada más que sus propios gritos de arrepentimiento, culpa, extrañes y vergüenza.

—¡Lo siento!— gritaba Wooyoung.

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FOUND YOU - [WOOSAN] Where stories live. Discover now