III

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Los meses pasaban, los niños de primer año ya podían decir que era un alivio que ya no se perdieran encontrando las aulas. Freya y Demetria se habían vuelto inseparables, mejores amigas, no tenían a nadie más que a ellas mismas. Acacia era otro caso, ya era amiga de casi la mitad de los Slytherin, y se las había arreglado para insultar a los nacidos de muggles o a los mestizos, su fiel amiga Delia era como ella.

Había llegado la navidad, los Rosier se quedaban en Hogwarts, cuando Demetria se enteró de esto, ella también firmó para quedarse. Solo serían ellas dos, sin Delia y sin Acacia.

Freya y Demetria se encontraban en la sala común de Slytherin, eran las nueve de la noche, habían regresado de la cena en el gran comedor. Solo veían el fuego y trataban de entrar en calor, hasta que alguien se sentó de golpe a un lado de Freya.

―Debí de haberme ido a la mansión Lestrange. ―se quejó su tío Rabastan a su lado. Él tenía dieciséis años, e iba en sexto curso, mientras que Rodolphus iba en séptimo.

―Tío Rabastan. ―dijo Freya a modo de saludo. ―Es raro que no estés con tío Rodolphus.

―Está con su prometida, Bellatrix. Está algo loca, deberías saberlo.

―Sé quién es Bellatrix, ya deberías de saber que es mi prima. Y no está algo loca, está muy loca.

―Si Bella los escuchara hablar de ella, es capaz de lanzarles un crucio, sobre todo si viene de la boca de su propia prima. ―dijo Evan mientras se lanzaba a un sofá individual.

―A Bellatrix no le importa lo que pensemos de ella, ya deberías de saberlo. ―le dijo Freya a su hermano.

―Es cierto. ―afirmó Bellatrix Black.

Su prima y su primo estaban entrando a la sala común, Freya notó a simple vista que ninguno se soportaba, pero el honor a sus familias era más importante que nada.

―¿Entonces no te importa que te diga lo loca que estás y que eres alguien demasiado insoportable?

―Tampoco te pases, mocoso. ―le respondió Bellatrix fulminándolo.

Lentamente y sin hacer ningún ruido, Freya había tomado la muñeca de Demetria y la había arrastrado hacia su dormitorio para escapar de su familia.

Cuando ambas despertaron a la mañana siguiente, no se sorprendieron al no encontrar regalos, nunca habían recibido nada (aparte de los crucios).

La primera en ducharse fue Demetria, ésta ya sabía cuánto tardaba Freya en la ducha desde el primer día. Primero entraba ella, y luego con su ayuda Freya entraba para que Acacia y Delia llegaran tarde al desayuno, se había convertido en un juego para ambas.

Al entrar al gran comedor vieron todo decorado, una mueca de desagrado de formo en sus rostros. Vieron que había un gran árbol con luces y demás decoraciones, en la cima se encontraba una gran estrella brillante.

―Creo que prefiero en mi casa. ―dijo Demetria mirando los colores blanco y rojo. ―Nunca vi un árbol de navidad.

―Ni siquiera en mi casa me gustaría estar.

Ambas serpientes se fueron a su mesa, no eran muchos los alumnos que pasaban la navidad en Hogwarts, en cada mesa habían menos de quince personas.

Unas grandes carcajadas se escucharon en la entrada del gran comedor, dos chicos entraban por las gigantescas puertas. Ambos niños hicieron que tanto Freya como Demetria giraran sus ojos con gran fastidio. Sirius Black y James Potter eran grandes amigos junto a otros dos. Eran los causantes de las canas verdes de la profesora McGonagall.

𝚂𝚎𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚙𝚒𝚊 | 𝚂. 𝙱𝚕𝚊𝚌𝚔 *cancelada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora