Capítulo 15

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—Anda, Nat, vamos ya, ¡Que no sé a qué estamos esperando! — Se quejó Alba, mirando impaciente hacia el océano delante de ellas.

Natalia movió la cabeza de un lado a otro de manera casi imperceptible. —Si te lo he explicado ya, Albi... "Tenemos que esperar a que las olas estén calmas para poder remar mar adentro." —Su mirada también estaba fija en el océano, totalmente concentrada en su objetivo.

—¿Y eso cuando será?

—"Yo no controlo el océano, rubia." —Respondió con una sonrisa de lado, y dejó por un momento de mirar al horizonte para echar un fugaz vistazo a la pequeña e impaciente rubia a su derecha. El nivel del mar les cubría las rodillas- bueno, le cubría las rodillas a una, mientras que a la otra le empapaba también parte de los muslos.-

Natalia estaba segura que una vez que la cantante experimentase su primera vez siendo arrollada por una gran ola, estaría mucho menos ansiosa de aprender todos los trucos que ahora tanto insistía con querer conocer. Pero estaba segura también que, de hacer bien el truco, la rubia querría repetirlo una y otra vez hasta el cansancio, y ella solo esperaba poder estar lo suficientemente alerta para evitar que se ahogara en cualquiera de los casos.

—Vas a seguirme remando con fuerza, ¿vale? —Dijo, mirándola con toda seriedad. —Nada de aflojar las brazadas. "Si sientes que te has cansado, o te da miedo seguir, o tienes cualquier problema, me lo dices enseguida y trataremos de volver antes que el siguiente set nos alcance..." ¿De acuerdo?

Alba asintió vigorosamente. —Vale... "No tendré miedo."

—Hmm... —Murmuró Natalia, algo escéptica.

La rubia entrecerró los ojos. Pudo ver cómo los labios de la morena se curvaron sutilmente hacia arriba en una sonrisa burlona; con el chocolate de sus ojos brillando a causa de los reflejos cristalinos del sol sobre la superficie del agua en el horizonte, las mejillas rosadas y la melena negra enredada y alborotada por la brisa. Para Alba fue mirarla y olvidar todo lo que iba a decir.

—¿Lista? —Preguntó la morena, agachándose para ajustar la pulsera del invento alrededor su propio tobillo y asegurarse que Alba tuviese bien puesta la suya. —Alza la pierna un poco.

Los ojos de la cantante viajaron ahora por todo el bien formado cuerpo de la navarra, y se detuvo por un momento a pensar en que quizás sería buena idea regalarle unas bermudas nuevas, o mejor aún, "solo deshacerse de aquellas."

—Pues ya estaría... El mar está en calma por fin, ¡vamos, Albi!—Avanzó unos pasos mar adentro, hasta que el agua le cubrió la cintura, y una vez ahí se tumbó sobre su tabla para comenzar a remar, luciendo sus largos y tonificados brazos con cada movimiento.

—Vienen unas cuantas olas que se ve que van a romper bastante guay... —Continuó la morena, alzando la voz y mirando atrás para asegurarse que Alba se mantuviese remando detrás de ella. Y en efecto ahí estaba, con la lengüita apresada entre los labios y la mirada colmada de determinación. Natalia pensó que no podía verse más perfecta y hermosa que en ese momento.

—"No van a arrollarte... Aunque ahora parezca que sí, te prometo que no lo harán, ¿vale? —Le aseguró.

Los dorados ojos de la rubia se agrandaron una vez que se dio cuenta de lo que la morena quiso decir con aquella frase. Las olas eran mucho más grandes ahí dentro, de lo que parecían desde la orilla. Se veían imponentes, enormes y poderosas, listas para tragarla al mínimo descuido.

Nat...

—Ya casi llegamos, Albi... —No necesitó voltear para darse cuenta que comenzaba a sentirse ansiosa. —Lo estás haciendo muy bien.

Tenerife Sea (EN PAUSA)Where stories live. Discover now