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Jin extendió la mano y agarró la de Jungkook cuando el vehículo de grandes dimensiones en el que se encontraban, se detuvo.
―¿Estás listo para esto?
―Probablemente no, pero vamos a darle una oportunidad a esto de todos modos ―rió Jungkook―, si no sirve para nada más, al menos será entretenido.
―Podríamos volver a tu manada y vivir allí. ―A pesar de que Jin dijo las palabras, sabía que no eran ciertas.
Él era el Príncipe regente de su aquelarre. Su lugar estaba aquí, incluso aunque no lo quisiera.
―Podríamos vivir en la luna, también ―dijo Jungkook―. Pero seguirás siendo el Príncipe del aquelarre.
―Aguafiestas.
Jungkook se echó a reír mientras salía del vehículo. Jin negó con la cabeza y salió, cruzando por la parte delantera del vehículo para unirse a su compañero. Podía ver a los miembros de su aquelarre saliendo a las grandes puertas dobles de su mansión.
Muchas miradas curiosas recayeron en ellos. Algunas personas incluso les miraron mal. Varias fruncieron los labios con disgusto. Jin sabía que no iba a ser fácil para ellos aceptar a un hombre lobo en el aquelarre, pero mantenía la esperanza de que no fuera imposible.
Las dos últimas semanas que había pasado con Jungkook en Wolf Creek, le dejaron claro a Jin que nunca dejaría ir a su compañero, y eso significaba que Jungkook se quedaría sin importar lo que sintieran los otros miembros de su aquelarre.
Jin sabía que abandonaría el aquelarre antes de prescindir de Jungkook. Tomando una respiración profunda, el Príncipe agarró de la mano a Jungkook y se dirigió a la gente reunida en las escaleras. Él rezaba esperando sinceramente que Jungkook supiera a lo que se enfrentaban y estuviera preparado para las posibles consecuencias.
―Príncipe Seokjin ―dijo un joven en voz baja, mientras inclinaba la cabeza―. Bienvenido a casa.
―Gracias, Yeonjun
―¿Tuviste un buen viaje?
Jin miró a Jungkook y sonrió. ―Sí, creo que se podría decir que mi viaje fue todo un éxito.
Jin se echó a reír ante la mirada perpleja en la cara de Yeonjun.
Podía sentir su confusión. Baekhyun le dijo al aquelarre que Jin había tenido que asistir a una reunión sobre el mantenimiento de la paz con los hombres lobo. Al parecer, Yeonjun creía que era ahí donde había estado.
―Yeonjun, por favor, convoca a los miembros del aquelarre para que se presenten en el gran salón ―dirigió Jin―. Tengo una noticia que deseo compartir.
―Muy bien, Príncipe ―dijo, apurándose para hacer lo que le había ordenado.
La risita callada de Jungkook llamó su atención. Jin lo miró de nuevo, con una ceja levantada. ―¿Sí?
