trovandomi

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Mucho tiempo atrás jamás tocaría este tema con tal facilidad, pero ahora se que puedo decirlo.

Enamorarse es fácil.
Sin demaciado esfuerzo cuantas veces quieras al día, pero eso no quita el hecho de que enamorarse no tiene mérito alguno.
Lo que sí es realmente difícil es salir entero de una historia  de amor.

Mis manos sudaban al momento que ingresé a la sala de entrenamiento y lo ví.

Se que talvez estaba a punto de perder el poco orgullo que me quedaba pero entre perder el orgullo y perder la dignidad existía una pequeña línea.La cual mi siquiera iba a rozar y aún si lo hacía se que valía la pena por el.

Sus ojos se chocaron con los míos al momento que me acerqué a el y mostré una mirada sincera.

-Emilio, ¿podemos hablar?

El se detuvo un momento posando su mirada fija en el pequeño escritorio de la sala y caminó en dirección al balcón, yo le seguí al momento que pude visualizar el hermoso paisaje de los techos de las casas bajo nuestro, el se posó muy sereno recargandose en el barandal viendo hacia la distancia.

Entonces me armé de valor y saqué todo lo que tenía que decir.

-Mira, primero que nada yo no tengo nada con Azul.

-Eso no fué lo que ví.

-Escucha, se lo que viste pero todo esto es un mal entendido-dije mientras el aún seguía con la mirada perdida como si no me prestara atención y yo estaba empezando a desesperarme.

-...

-¿Me estas escuchando?-tomé su brazo para darle un jalón y verlo a los ojos.

-Sí, lo hago, pero es difícil poder verte sin querer besarte.

Mis mejillas se ruborizaron logrando sacarme una sonrisa pero tenía que solucionar esto lo antes posible.

-Azul y yo terminamos desde hace mucho y tú lo sabes, ese día ella llegó borracha a buscarme, incluso me dijo que la follara, ¿puedes creerlo?

-No lo dudo, ella casi me obliga hacer lo mismo el día de la fiesta.

-Esa perra-escupí molesto logrando sacarle una pequeña risita que me contagió haciendo reírme por igual.

-Sí es una perra, no se ni como estuviste tanto tiempo con ella.

-Quizá porque tu nunca te dignaste hablar, ¡jodido acosador!-solté de manera divertida mientras el fingía sentirse dolido.

-Yo no tengo culpa de que seas tan hermoso.

-¿Ya empezamos con las cursilerías?¿Este es el momento dónde te beso?

-Este es el momento dónde suenan las doce y tu sales corriendo dejando un zapato.

-Un zapatazo es lo que te voy a dar si no vienes a abrazarme-dije mostrando una sonrisa gumosa.- Pero antes que nada, enserio lo siento, y jamás podría ni siquiera comparar los que siento por ella como lo que siento por tí.

Fué entonces cuando sentí sus brazos apresarme regresando el oxígeno  a mis pulmones una vez más.

El besó mis labios robándome el aliento como tantas veces, las yemas de sus dedos se incrustaban en mi cintura mediante nuestras lenguas tenían una guerra y nuestros corazones latían y parecían correr en la misma dirección.

[•••]

-¡Oh vaya!, pero que Yerno tan guapo-dijo mi madre mientras yo rodaba los ojos avergonzado.

Emilio y ella se dieron un abrazos pero me fué inevitable escuchar los susurros de mi madre llegando a sus oídos.

-Es un amargado pero tiene buenos sentimientos-yo abrí la boca asombrado y molesto.

-¡Mama!

-¿Qué?-ella guiñó un ojo a Emilio junto a una sonrisa.

-Aqui entre nos me pareces más simpático que Azul.

-Gracias  señora-respondió Emilio.

Yo estaba que me moría de la vergüenza, pero gracias al cielo Mina llegó con nuestras comida en ese instante.

Yo suspiré tomando la mano de Emilio, no podía permitir que siguiera un segundo más en la misma sala junto a mi madre.

-Mamá la comida ya llegó, nos vamos.

-Que les vaya bien, y cuídense, fué un gusto conocerte Emilio.

-El gusto es mío señora-fué lo último que dijo Emilio para salir del café.

-Es linda, me agrada.

-Tu le agradas a ella, al menos no fué tan malo.

-Tienes razón deberíamos venir más seguido.




1

[•••]



Mi sábana favorita nos cubría a ambos mientras estábamos abrazados en el sofá.

El sonido del microondas fué los que me hizo levantarme ganándome un gruñido de parte de Emilio.

Yo lancé una risita al aire para ir a la cocina y sacar las palomitas para depositarlas en un recipiente, cogí dos sodas de la nevera y una bolsa de gomitas de la alacena para volver con mi novio.

Sí, era mi novio.

Después de estar en el balcón arreglamos los últimos detalles de nuestra relación y estos son los resultados.

El besó mis labios suavemente mientras yo me terminaba de sentar.

-Diablos, solo me fuí cinco minutos.

-No importa, te extrañé-dijo haciendo un puchero, me sonrió mientras metía una palomita a mi boca.

-Hagamos un juego.

-Vale.

-Tu lanzas una palomita al aire y si la sostengo sin usar las manos tú me debes un beso por cada palomita.

-Perfecto, empecemos-lancé una palomita a su boca y el inmediatamente la atrapó, yo dí un beso corto en sus labios como recompensa.

-Me debes otro.

-Pero es uno por cada palomita.

-Pero entraron dos a mi boca.

-Eso es imposible yo la tomé con mi mano.

-Te juro que iban dos palomitas, quizá estaban pegadas.

-Jamas en mi vida vi una palomita pegada.

-Bueno pues esta era mutante.

-Mutante va ser  el puñetazo que te voy a dar por mentiroso-dije logrando sacarle una sonrisa.

Así pasamos la noche entre besos, 
palomitas, juegos y risas.

Y entonces, solo entonces pude comprobar que la mejor manera de dormir era entre sus brazos.

.

Voten y comenten. 

Mi querido entrenador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora