Capítulo veintiséis - Intercolegiales

496 79 30
                                    


En una rapidez alucinante llegué a mi hogar, me di un baño tratando de que todo lo pasado se lo llevara el agua y luego me dediqué a arreglarme. Desde antes de que llegara a mi casa, mi móvil no dejó de sonar, la llamada variaba entre Iwaizumi y Oikawa, pero hace 10 minutos que había sonado por última vez y no sabía si estar tranquila o preocupada.

Llamé a mi comodín, mi salvación: la hermana de Ryu, Saeko, aunque le gusta que la llamen Saeko-neesan —es una hermosa rubia con exuberante cuerpo— para que me llevara al gimnasio o no llegaré a tiempo para el primer partido. Me vestí con una falda blanca impoluta y una blusa negra manga corta, además agregué un delicado bolso para complementar el atuendo. Me maquillé lo suficiente para que no notaran mi párpados inflamados y me quedé frente al espejo pensando en si había hecho lo correcto.

La bocina del auto me sacó de mis pensamientos, agarré mi bolso, bajé a la cocina, metí en una bolsa unas papas y unas galletas con un jugo de naranja y salí de casa como nueva.

—Hola Saeko-neesan —me subí de copiloto.

—Hola pequeña hermosura ¿vas de reportera o de conquista? Porque estas: fa-bu-lo-sa —me hizo reír su comentario.

—Oh, vamos, mejor no digas eso frente a los chicos, ya sabes cómo se ponen.

—Es cierto, te guardaré el secreto —me guiñó un ojo.

Me cubrí el rostro con las manos para ocultar mi vergüenza y ambas reímos.

—¿Lista para el viaje? —hizo rugir el carro.

—Lista —contesté al enganchar mi cinturón de seguridad.

—Aquí vamos.

Nunca me acostumbraré a la forma de manejar de Saeko, pero es efectiva y rápida aunque se crea protagonista de rápido y furioso. En el camino comí algunos chuches como desayuno y me tranquilicé un poco al estar en compañía; con el pasar del tiempo logré distraerme con otras cosas. En el camino Saeko se iba burlando de otros conductores y sus carros, eso hizo muy entretenido el viaje.

Me acordé del día en que la conocí. Había ido a casa de Ryu con Hisashi y Noya a jugar videojuegos. Saeko estaba en su día libre del trabajo y cuando me conoció estuvo muy emocionada con que su hermanito tuviera acercamientos con el género femenino que no fueran ella o su madre; Tanaka estuvo toda esa tarde apenado con los comentarios de Saeko, pero yo estuve feliz de que ella fuera tan genial conmigo.

Llegamos rápido al gimnasio aunque ya no había mucha gente afuera, así que me apresuré en salir del auto.

—¿En serio no puedes quedarte? —le pregunté a Saeko apoyada en su ventana.

—Lo siento nena, debo trabajar pero ¡apoya a Ryu por mí! —se despidió con un guiño de ojo y salió a la misma velocidad de siempre del estacionamiento.

Me giré hacia el gimnasio, apreté la bolsa de chuces y junté todo el valor que pude.

—Aquí vamos.

Caminé por los pasillos dudosa pero apurada, los chicos me estaban esperando.

—Oh, que linda.

—Oye, anda a hablarle.

—Woow.

—La madre de mis hijos.

Escuché infinidad de comentarios al buscar por los pasillos al equipo, faltaban unos 15 minutos para el primer pitazo y no los encontraba. Me sentía un poco apenada, pero me encantaba saber que el oufit me hacía justicia.

Sonreí alegre cuando los vi a lo lejos, todos reunidos en una esquina frente a una de las tantas entradas al gimnasio, suspiré aliviada.

—¡Bien, ¿listos?! —escuché como Sawamura les preguntaba.

LUZ DE LUCIÉRNAGA » ʰᵃⁱᵏʸᵘᵘ✔︎Where stories live. Discover now