Prólogo

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Liam

Elizabeth era perfectamente consciente de que lo único que su hermano menor, Liam, quería, era enamorarse.

Era normal que Liam llegase con varias chicas a casa pero que no terminaran en nada serio, después de todo, Liam estaba en sus dieciocho, era una de las edades más alocadas en la vida de una persona. 

Pero a pesar de todo siempre quiso encontrar a alguien que lo quisiera de una forma sincera, que forjaran un lazo inseparable.


—¡Elizabeth, ya me voy!. —Liam se aseguró de que los botones de su camisa estuvieran abotonados en sus lugares correspondientes al mirarse al espejo. Ya había visto su reflejo más de cinco veces en un espacio de diez minutos, pero parecía que aún no era suficiente.

—¿Vas a llevarte el auto?. —Elizabeth no era estricta con las reglas de la casa, pero le preocupaba que su hermano llegase a embriagarse y terminara con la tonta idea de conducir.

Elizabeth era una chica de veintiún años de edad que estaba en los últimos semestres de una carrera de periodismo. 

Cabello a la altura del abdomen, ondulado y castaño claro, casi podría ser de tonalidades rubias. Tenía un flequillo a la altura de los párpados y sus ojos eran verdes miel. Debido a una discapacidad ocular ocupaba lentes de marco delgado y rectangular.

Su rostro era de facciones un tanto definidas y su tez era sumamente pálida. También era delgada y de curvas tonificadas.

—¿Puedo llevarme el auto?. 

—Sólo si lo traes en una sola pieza. 

—¿Que hay de malo si lo estropeo?, tenemos el dinero para comprar otro si quisiéramos.

Elizabeth Lowry y Liam Lowry eran de esas personas que podían tumbar el mundo con el simple manejo de su dinero. Aún así, nunca eran mezquinos con las personas a su alrededor, razón por la cuál eran populares en varias zonas de la ciudad y muchos los querían.

—Si, pero es la camioneta de papá. Se sentirá mal si llegases a dañarla. —Elizabeth se acercó a Liam y acomodó su cabello.

Liam era un hombre de aspecto normal. Era mucho más alto que su hermana mayor y era bastante similar a ella también. Sólo que su cabello era mucho más oscuro en color. Era un tanto largo, no demasiado, pero si no lo arreglaba correctamente hasta le terminaba cubriendo los ojos. Sus ojos eran de color oscuro también y su tez estaba una o dos tonalidades por debajo de la de Elizabeth. El cuerpo de Liam era delgado y bastante formado. También tenía un extravagante lunar en la parte de arriba de su labio superior, se asomaba desde la parte izquierda y reposaba cerca de la comisura de la boca.

—Bueno, intentaré no creerme que estoy en un videojuego.

—Intenta lucir más relajado. Mira, hasta con el cuello de la camisa ya te quieres ahorcar. —Los dedos de la mayor de los Lowry fueron hasta los botones en el cuello de la camisa que Liam usaba, entonces deshizo los dos primeros de forma descendente. —Así está mejor. —Palmeó un par de veces el pecho de Liam antes de que le sonriera. —Si te llevas la camioneta no te pases más de tres copas, sé el aguante que tienes con el alcohol.

—Tranquilízate, volveré con vida y la camioneta también. —Liam le golpeó la frente a Elizabeth con la punta de su dedo índice y giró el cuerpo para poder pasar de largo hasta la cocina. Sobre el comedor estaban las llaves del auto, así que las tomó y guardó en uno de los bolsillos de su pantalón. —No me esperes. —Se despidió con la mano en alto de Elizabeth y con la otra mano agarró un abrigo colgado a un lado de la puerta principal.

¡Oliver, viajemos!Where stories live. Discover now