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Basto una sola noche para que ambos dejaran de lado sus diferencias y rencores.
Basto de unos cuantos síntomas paraligarlos de por vida.
Y basto con tres palabras para cambiar el restos de sus vidas:
- Raúl, Quedé Embarazado.
Bo...
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Borja tocó el timbre de la casa de Rubén con algo de molestia.
¿Por qué tenía que venir a buscar a su amigo a la casa de Rubén?
Borja realmente no entendía esa amistad, no entendía que era lo tan interesante de pasar todo el día juntos.
Si fuera Borja quien tuviera una amistad tan unida, ya se hubiera aburrido, el difícilmente pasaba mas de cuatro horas seguidas con sus amigos.
Y eso incluía a Alex, que tras semanas de culparlo de ser mal amigo al no visitarlo ni salir con él, decidió ir a visitarlo.
No le sorprendió mucho cuando le aviso por medio de un mensaje que no se encontraba en casa, si no en la de Rubén.
Casi cada semana esos dos tenían una noche de videojuegos, de donde no salían de la casa por lo menos en dos días seguidos, siempre terminaban con los ojos rojos y las bocas secas de tanto jugar.
La puerta se abrió, pero no fue su amigo quien lo recibió, era un chico más alto que él, de cabello castaño claro y piel bronceada.
No tenía ni una idea de quién era.
Los colores se le subieron a la cara cuando se dio cuanta de que el chico solo usaba unos bóxeres.
Y lo que dijo a continuación fue un pensamiento que no esperaba decirlo en voz alta:
-Wow, muslos-Comentó sin una pizca de vergüenza.
El misterioso chico trató de cubrir su cuerpo como pudo con las manos y después cerró la puerta en la cara de Borja causando que se golpeara la nariz.
